
Conseguir un sueño profundo y reparador es el deseo de millones de personas, pero no siempre basta con seguir rutinas relajantes antes de acostarse. ¿Y si la clave estuviera en un alimento más sencillo de lo que imaginamos?
Evidencias científicas señalan que incorporar nueces en la cena podría ser la respuesta que muchos buscan para mejorar la calidad del descanso nocturno, ofreciendo una alternativa natural y accesible para quienes desean despertar con más energía y vitalidad.
Las nueces y el sueño: un vínculo respaldado por la ciencia
Un estudio realizado por la Universidad de Barcelona y difundido por Women’s Health reveló que incorporar un pequeño puñado de nueces a la cena podría ser el secreto para mejorar la calidad del descanso nocturno y despertar más renovado. Lejos de fórmulas complicadas o productos milagrosos, la evidencia científica apunta a que la solución podría encontrarse en el plato.

La investigación demostró que consumir 40 gramos de nueces en la cena eleva los niveles de melatonina, mejora el descanso nocturno y disminuye la somnolencia durante el día en solo cuatro semanas. Este resultado presenta una alternativa natural y accesible para quienes desean optimizar su calidad de sueño.
Efecto comprobado en la conciliación y calidad del descanso
El estudio, publicado en la revista Food & Function y citado por Women’s Health, analizó los efectos de incorporar nueces diariamente en la cena.
Los autores detectaron que, desde la cuarta semana, los participantes redujeron notablemente el tiempo para conciliar el sueño y registraron un incremento en la concentración nocturna de 6-sulfatoximelatonina (6-SMT), un indicador de producción de melatonina.

Luego de ocho semanas, se observó una mejora global en la calidad del sueño y una reducción de la somnolencia diurna. “Nuestros hallazgos destacan el potencial de las nueces como alimento que favorece el sueño”, afirmaron los responsables del estudio, según declaraciones recogidas por Women’s Health.
La clave está en su composición nutricional
El beneficio principal de las nueces sobre el sueño se atribuye a su composición nutricional. Este fruto seco proporciona una cantidad importante de omega-3, ácido graso poliinsaturado que ayuda a mantener un nivel de colesterol adecuado, la presión arterial en rangos saludables y un buen estado cardiovascular.
Adicionalmente, el omega-3 en las nueces tiene propiedades antiinflamatorias y cumple un papel destacado en la función cerebral, de acuerdo con investigaciones previas divulgadas en The American Journal of Clinical Nutrition y Nutrients.
Además de omega-3, las nueces contienen hierro, zinc, potasio, selenio, fósforo, magnesio, vitaminas del grupo B (como B1, B3, folatos y B6), triptófano y melatonina.

Esta combinación resulta esencial para la regulación del ciclo sueño-vigilia, potenciada por el aporte directo de triptófano y melatonina. Así, las nueces se posicionan como un alimento especialmente recomendable para quienes desean mejorar su descanso nocturno, tal como resalta Women’s Health.
Ventajas para la salud cardiovascular y neuronal
Más allá de su impacto en el sueño, el perfil nutricional de las nueces facilita la salud cardiovascular y cerebral. Ayudan a mantener el colesterol en valores normales y proteger el sistema nervioso, efectos positivos confirmados por la investigación científica, lo que refuerza la recomendación de integrarlas en la dieta cotidiana.
La importancia de dormir bien trasciende evitar el cansancio. El sueño insuficiente o de baja calidad está relacionado con dificultades de atención, menor productividad y alteraciones en el ánimo. A largo plazo, la privación de sueño se asocia con un mayor riesgo de desarrollar diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, trastornos neurodegenerativos e incluso cáncer, alerta Women’s Health.

Quienes se plantean sumar frutos secos a su alimentación suelen preocuparse por el posible aumento de peso debido a su aporte calórico. Sin embargo, la evidencia científica —recogida en un estudio de Current Developments in Nutrition citado por Women’s Health— señala que el consumo regular de frutos secos no se vincula con una subida de peso. Incluso, quienes los consumen a diario tienden a mantener o reducir su peso.
Ante toda esta evidencia, incluir nueces en la cena surge como una estrategia sencilla, natural y avalada por la ciencia para mejorar el descanso y cuidar la salud de manera integral.
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