
La salud intestinal tiene un impacto que va más allá de la digestión. El intestino regula la inmunidad, la inflamación y el bienestar general. Datos de la Asociación Estadounidense de Gastroenterología estiman que entre 60 y 70 millones de estadounidenses padecen trastornos gastrointestinales, que pueden afectar notablemente la calidad de vida.
La Dra. Leybelis Padilla, fundadora de Unlocking GI en San Diego, destaca la necesidad de un enfoque integral que abarque mente, cuerpo y alma, debido a la influencia del microbioma intestinal en múltiples sistemas del organismo. Estos son los tres hábitos naturales y accesibles que la especialista recomienda para fortalecer la salud intestinal.:
Primer hábito: consumo adecuado de fibra
El primer pilar de las recomendaciones de la especialista es el consumo adecuado de fibra. Padilla señala que muchas personas sufren de una “hambre de fibra” y sugiere un consumo de al menos 25 gramos diarios o la inclusión de cinco tipos diferentes de plantas por día.
La fibra está presente en porotos, legumbres, verduras, frutas, cereales integrales, nueces y semillas, y favorece el desarrollo de microbios beneficiosos, así como la protección contra infecciones. Estos alimentos también aportan compuestos antiinflamatorios y micronutrientes esenciales.

Harvard Health Publishing coincide en que una dieta rica en fibra es decisiva para mantener un tracto digestivo saludable y prevenir enfermedades metabólicas. }
Sin embargo, una encuesta de Talker Research para la Grain Foods Foundation muestra que casi uno de cada cinco estadounidenses desconoce la importancia de los cereales y que un 29% ha reducido o eliminado los carbohidratos, aunque un 25% procura aumentar el consumo de fibra. Padilla subraya la relevancia de mantener hábitos sencillos, centrados en la fibra.
Segundo hábito: manejo del estrés
El segundo hábito esencial es el manejo del estrés. Según la encuesta de la Asociación Estadounidense de Psicología, la mayoría de los estadounidenses se siente más estresada que hace cinco años, y cerca del 75% experimenta síntomas físicos o emocionales asociados.
El estrés altera la comunicación entre el cerebro y el intestino, facilitando la aparición de enfermedades como el síndrome del intestino irritable, úlceras o reflujo ácido.

Padilla señala que técnicas como la meditación o ejercicios de respiración permiten aprovechar las ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo. La meditación activa el sistema parasimpático y ayuda a disminuir los síntomas gastrointestinales.
Ejercicios de respiración controlada, con ciclos de inhalación y exhalación de seis segundos, contribuyen a mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la resiliencia intestinal. Estas prácticas cuentan con respaldo de Harvard Health Publishing, que enfatiza la conexión entre el equilibrio emocional y la salud digestiva.
Tercer hábito: ejercicio físico regular
El tercer consejo de la Dra. Padilla es incorporar ejercicio físico regular. Newsweek indica que la actividad física beneficia tanto la salud mental como la digestiva, mientras que el sedentarismo se asocia a estreñimiento, hemorroides y aumento de peso.
La especialista destaca el papel del hígado, parte integral del sistema digestivo. Limitar el consumo de alcohol y realizar ejercicio de intensidad moderada resultan fundamentales para la protección hepática.

La enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD), con exceso de grasa en el hígado, afecta a cerca de 100 millones de estadounidenses, y su prevalencia sigue en aumento. Padilla advierte que el diagnóstico de hígado graso continúa creciendo y podría convertirse en una de las principales causas de trasplante hepático.
Harvard Health Publishing recalca que el ejercicio regular mejora la motilidad intestinal, reduce la inflamación, fomenta un microbioma equilibrado y diverso, disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo a través del eje intestino-cerebro.
La Dra. Padilla afirma, respaldada por Newsweek y Harvard Health Publishing, que la salud digestiva depende de elecciones diarias y sostenidas. La acumulación de pequeños hábitos puede fortalecer el microbioma y el sistema digestivo a largo plazo.
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