El sueño de calidad no solo depende de lo que hacemos durante la noche. Diversas estrategias diurnas pueden marcar una diferencia significativa en los niveles de energía y en la calidad del descanso. Desde ajustes en la dieta hasta actividad física moderada, los cambios que implementamos en el día son claves para combatir la fatiga y mejorar la salud en general.
La conexión entre la alimentación y el sueño reparador
El papel del hierro en la energía diaria
La deficiencia de hierro afecta aproximadamente a una de cada tres personas en el mundo, según una investigación realizada por el Global Burden of Disease. Los grupos más vulnerables incluyen niños pequeños, mujeres en edad fértil, embarazadas, deportistas de resistencia, vegetarianos y veganos. Además de provocar cansancio y fatiga, una baja en los niveles de hierro puede estar vinculada a problemas de sueño, como despertares nocturnos e insomnio.
Los expertos recomiendan realizar pruebas de ferritina y hemoglobina para evaluar posibles deficiencias y ajustar la dieta en consecuencia. Mientras que el hierro hemo, presente en carne, pescado y huevos, es el más fácil de absorber, el hierro no hemo de vegetales verdes y legumbres puede potenciarse si se combina con alimentos ricos en vitamina C.
Dieta equilibrada: el impacto de los vegetales
Estudios a gran escala publicados en Science Direct han revelado que una dieta rica en frutas, vegetales y alimentos integrales está asociada a un mejor descanso. Por el contrario, un alto consumo de comida rápida y bebidas azucaradas se relaciona con una peor calidad de sueño.
Un ejemplo claro es el estudio realizado con jóvenes en Suecia, donde se observó que al consumir dietas altas en grasa y azúcar, las ondas cerebrales cambiaron, disminuyendo la calidad del sueño profundo. Por otro lado, adoptar patrones alimenticios similares a la dieta mediterránea, que incluye vegetales, legumbres, granos integrales y lácteos bajos en grasa, se asocia a mejoras en la consistencia del sueño.
Pruebas controladas también mostraron que niños que incorporaron cinco porciones de vegetales a la semana reportaron sentirse más descansados. Estos beneficios se atribuyen a las altas concentraciones de vitaminas A y C, que facilitan la absorción de minerales esenciales como el hierro.
Ejercicio moderado: una clave infravalorada
El ejercicio regular mejora la calidad del sueño y ayuda a dormir más rápido, según un metaanálisis que revisó 66 estudios. Aunque el impacto varía según la persona, los efectos son mayores en quienes tienen problemas para dormir. Además, no es necesario un esfuerzo intenso; ejercicios moderados de tan solo 10 minutos diarios pueden marcar la diferencia.
Otro hallazgo interesante es que hacer ejercicio en la noche no afecta negativamente el sueño si se realiza hasta dos horas antes de acostarse. Esto es una buena noticia para quienes no pueden entrenar por la mañana o en la tarde.
Reducir el consumo de alcohol y tabaco
El alcohol y el tabaco tienen un impacto directo en la calidad del sueño. Aunque un par de copas pueden inducir el sueño inicialmente, los estudios muestran que el consumo regular deteriora la fase REM, crucial para un descanso reparador. Por otro lado, el tabaquismo se relaciona con dificultades para conciliar el sueño y una disminución en el sueño profundo.
Adoptar un enfoque que fomente hábitos saludables en lugar de eliminar el consumo abruptamente puede facilitar el cambio, sugieren los especialistas.
La importancia del desayuno
Finalmente, el desayuno juega un rol fundamental en mantener la energía y la concentración durante el día. Según un análisis de 43 estudios, comer en las mañanas ayuda a mejorar la memoria y la atención, tanto en adultos como en niños. Un ejemplo destacado es una investigación con estudiantes de medicina, que encontró que quienes desayunaban regularmente experimentaban menos fatiga que aquellos que no lo hacían.
Además, comer en horarios regulares parece estar vinculado a menores niveles de cansancio, posiblemente por su relación con los ritmos circadianos, que regulan tanto el sueño como la alimentación.