
Si últimamente te has sentido cansado, con las defensas bajas o has notado tu piel más apagada, puede que estés olvidando algo muy simple pero poderoso: la vitamina C. Este nutriente no solo ayuda a protegerte de enfermedades, también es clave para que tu cuerpo produzca colágeno, esa proteína que mantiene tu piel firme, tus articulaciones sanas y tus tejidos en buen estado.
No se trata de una moda ni de una vitamina milagrosa, sino de un hábito fácil que puede mejorar tu salud día a día.
¿Qué es la vitamina C y para qué sirve?
La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es una vitamina que el cuerpo no produce por sí solo. Necesitamos consumirla todos los días a través de alimentos o suplementos. Es fundamental para muchas funciones del organismo: fortalece el sistema inmunológico, mejora la cicatrización, protege las células del daño y ayuda a absorber el hierro de los alimentos.
Pero eso no es todo. Uno de sus papeles más importantes es que activa la producción de colágeno, lo que ayuda a mantener la piel elástica, las uñas fuertes y las articulaciones en buen estado.

¿Cuánta vitamina C necesitamos?
Para adultos sanos, la recomendación diaria está entre 75 y 90 miligramos. No es una cantidad difícil de alcanzar si comes frutas y verduras todos los días. En personas fumadoras o con problemas de salud, la dosis puede aumentar un poco, siempre bajo indicación médica.
Es importante no excederse, ya que el exceso se elimina por la orina. Tomar más vitamina C de la que necesitas no te hará más fuerte ni más joven.

Refuerza tus defensas todos los días
Uno de los beneficios más conocidos de esta vitamina es que ayuda a prevenir enfermedades, especialmente infecciones respiratorias. No impide que te resfríes, pero puede hacer que los síntomas sean más leves y duren menos tiempo. También reduce la inflamación en el cuerpo y protege las células contra los radicales libres, que pueden causar envejecimiento prematuro.
Por eso, mantener niveles adecuados de vitamina C todos los días es una forma sencilla de cuidar tu salud a largo plazo.

¿Dónde encontrarla?
La mejor forma de consumir vitamina C es a través de los alimentos. Las frutas cítricas como la naranja, el limón o la toronja son buenas fuentes, pero no son las únicas. La guayaba, el kiwi, el pimiento rojo, el brócoli y las fresas tienen incluso más vitamina C que muchos cítricos.
Lo ideal es incluir al menos una fuente de esta vitamina en cada comida. No necesitas suplementos si llevas una alimentación equilibrada.
