La fruta tropical rica en fibra y nutrientes que puede ayudar a reforzar el sistema inmunológico

El coco, una fruta originaria de la región tropical del Pacífico que aporta variedad de beneficios pero debe consumirse con mesura por su alto contenido de grasas

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Cocos abiertos. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Cocos abiertos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Todo el mundo sabe que las frutas y verduras son una parte muy importante de la dieta humana. Son una fuente rica de nutrientes esenciales, incluyendo vitaminas, minerales, grasas sanas, proteína, calcio, fibra, antioxidantes... una lista larga de beneficios. Hay frutas y frutas, claro, y aunque en general es raro que sienten mal, como con todo, su consumo en exceso puede llegar a ser nocivo, sobre todo en aquellas que proporcionan una mayor cantidad de azúcar y calorías, como el plátano, las uvas, los higos, las granadas, o el mango: no es que sean malas, como tal, pero se deben comer con mesura.

Existe una fruta que, en general, al ser un poco complicada de “preparar” para su consumo, puede ser obviada, acabando por rechazar cualquier antojo y eligiendo alguna alternativa que no lleve tanto esfuerzo. Es originaria de la región del Pacífico —aunque ahora se cultiva prácticamente en todo el mundo tropical— y se considera sagrada en algunas mitologías, como en la Hindú, que la utiliza en algunos rituales. Se trata del coco.

Todos los beneficios de comer coco

El coco es una drupa fibrosa de una sola semilla (una drupa es una fruta con una cubierta dura y pétrea que encierra la semilla) que crece de lo que coloquialmente se conoce como el cocotero, una palmera de hasta 30 metros de altura y con hojas alargadas que pueden alcanzar los seis metros de longitud.

Aunque es verdad que abrir uno es un poco complicado —y se suele acabar a martillazo limpio—, si se puede combatir la pereza que pueda suscitar, se encontrará todo un mundo de beneficios: es un alimento rico en nutrientes, una excelente fuente de vitaminas como la C, E, B1 o B3, así como de minerales como hierro (que ayuda con la formación de glóbulos rojos y de hemoglobina), selenio (que contribuye al mantenimiento del cabello y las uñas en condiciones normales), potasio (que contribuye al mantenimiento de la tensión arterial normal), además de sodio, calcio, magnesio y fósforo, todos muy importantes para el correcto funcionamiento del organismo.

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Advances in Health Sciences Research (Avances en la Investigación de Ciencias de la Salud), también presentan propiedades antimicrobianas y antivirales que pueden contribuir a un fortalecimiento del sistema inmunológico y, por tanto, a combatir infecciones.

Un coco, la fruta tropical
Un coco, la fruta tropical muy rica en fibra. (Pexels)

Por otro lado, es un alimento rico en fibra: comer unos 80 gramos de coco aporta casi un 20% del objetivo nutricional diario recomendado de la misma. Según un estudio publicado en Food Chemistry, puede ayudar a mejorar la digestión, previniendo problemas como el estreñimiento, e incluso controlar el peso, debido a que los triglicéridos de cadena media (MCT) que contiene el aceite de coco pueden acelerar el metabolismo, ya que proporcionan una fuente rápida de energía y reducen el apetito. Estos mismos MCT, además, debido precisamente a su aporte energético, pueden llegar a mejorar la función cerebral cognitiva, especialmente en personas con afecciones neurodegenerativas como el Alzheimer.

Esta es la fruta más nutritiva del mundo: ayuda al sistema nervioso y tiene propiedades anticancerígenas.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, también es un alimento muy rico en grasa, tanto que es su principal componente —de ahí que se deba consumir de forma moderada— y en ácidos grasos saturados (un 86% del total de la grasa). Es, además, la fruta con la mayor cantidad de calorías (en apenas 100 gramos de coco, hay 354 kcal) que, aunque en general sean consideradas “malas”, realmente no lo son: el cuerpo las necesita para funcionar, para que el corazón siga latiendo y los pulmones sigan funcionando. Son “malas” cuando se consumen a través de alimentos sin valor nutricional, como aquellos altos en azúcar o en comida procesada que solo aporta calorías, pero sin apenas nutrientes: lo que también se denomina “calorías vacías” por mantener su aporte calórico, pero sin proporcionar los nutrientes que son igualmente necesarios.

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