
El dolor y la inflamación articular constituyen dos de los síntomas más habituales y limitantes para quienes sufren artritis reumatoide. Aunque el tratamiento médico resulta imprescindible, los especialistas de la Sociedad Nacional de Artritis Reumatoide (NRAS) sostienen que la alimentación desempeña un papel relevante en el manejo de los síntomas.
Existen ciertos grupos de alimentos cuya inclusión regular en la dieta puede ayudar a disminuir tanto el dolor como la rigidez típica de la artritis reumatoide.
Uno de los pilares en el abordaje dietético de la artritis es la presencia frecuente de pescados azules. Sardinas, salmón, caballa, arenque y anchoas destacan por su alto contenido en ácidos grasos omega 3, moléculas que participan regulando la respuesta inflamatoria del organismo. Incorporar estos alimentos dos o tres veces por semana favorece la reducción de la hinchazón articular.

Otro grupo de alimentos clave lo conforman las frutas y verduras, especialmente aquellas de colores intensos como pimientos, zanahorias, tomates, naranjas, bayas y las que tengan hoja verde. Estos vegetales concentran compuestos antioxidantes, como las vitaminas A, C y E, que protegen las células del daño provocado por los radicales libres y ayudan a disminuir la inflamación a nivel articular.
Optar por cereales integrales en lugar de harinas y arroces refinados representa otra estrategia beneficiosa. Panes, pastas y cereales derivados del trigo, la avena, el arroz integral, el maíz y la cebada, junto con legumbres y verduras, aportan importantes cantidades de fibra. Este componente alimenticio nutre a la microbiota intestinal, favoreciendo el equilibrio bacteriano, esto reduce la probabilidad de disbiosis, la cual aumenta la inflación en las articulaciones.
La salud intestinal es fundamental para la regulación del sistema inmunológico. En este sentido, alimentos fermentados como el yogur natural, el kéfir, el kimchi y el chucrut, junto a otros ricos en prebióticos, como el ajo, la cebolla y la avena, promueven el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas. El resultado es una mayor tolerancia inmune que puede reflejarse en articulaciones menos inflamadas y adoloridas.

Además de fomentar la ingesta de los alimentos mencionados, se aconseja restringir los ultraprocesados, las carnes rojas y procesadas, los azúcares añadidos y los aceites vegetales refinados. Estos productos suelen incrementar la respuesta inflamatoria y pueden potenciar el dolor articular si forman parte habitual de la dieta.
Es importante disminuir la hinchazón y la rigidez de las articulaciones, pues eso también reducirá la posibilidad de sufrir enfermedades cardiacas, condiciones que son frecuentes en las personas que sufren artritis reumatoide. Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.


