
Los lácteos son un grupo alimenticio ampliamente consumido a nivel mundial dentro los cuales se incluyen alimentos como la leche y los quesos.
Y si bien muchos nutricionistas recomiendan moderar su consumo debido a que pueden ser elevados en grasas lo cierto es que nueva información revela que limitarlos en exceso podría favorecer del desarrollo de una intolerancia permanente, por lo que sino deseas eliminarnos por completo de tu dieta, la recomendación es consumirlos con moderación.
La información fue dada a conocer por Álex Yáñez de la Cal, experto en nutrición y rendimiento deportivo, quien ha explicado que evitar el consumo de lactosa durante un periodo prolongado puede tener consecuencias inesperadas en el organismo.
Según el especialista, si una persona deja de consumir lactosa durante un año, su cuerpo podría reducir significativamente la producción de lactasa, la enzima encargada de digerir este azúcar presente en los productos lácteos lo cual podría provocar que, al reintroducir la lactosa en la dieta, el cuerpo no sea capaz de procesarla adecuadamente, generando molestias digestivas.

Esta afirmación cobra relevancia en un contexto en el que la intolerancia a la lactosa se ha convertido en una preocupación creciente en la sociedad, con un aumento notable en los casos reportados. Yáñez ha abordó este tema en una entrevista para el medio La Vanguardia, donde destacó que muchas personas eliminan la lactosa de su dieta bajo la creencia de ser intolerantes, sin un diagnóstico médico que lo confirme.
La lactosa y la lactasa: una relación que cambia con el tiempo
El nutricionista explicó que la capacidad del cuerpo para digerir la lactosa está directamente relacionada con la producción de lactasa, una enzima que se encuentra en el intestino delgado. Sin embargo, esta producción no es constante a lo largo de la vida.
Según Yáñez, a partir de los 24 o 25 años, el organismo comienza a producir menos lactasa de manera natural y esta disminución se acentúa en etapas como la menopausia.
El experto también señaló que, a diferencia del gluten, cuya intolerancia está relacionada con la enfermedad celíaca y es una condición permanente, la capacidad de digerir lactosa depende de la cantidad de lactasa que el cuerpo sea capaz de generar.
Esto significa que, aunque una persona no sea intolerante a la lactosa de manera innata, podría experimentar dificultades digestivas si su cuerpo deja de producir suficiente lactasa debido a la falta de exposición a este azúcar.

La importancia de un diagnóstico adecuado
En su entrevista Yáñez también hizo hincapié en la importancia de no eliminar la lactosa de la dieta sin un diagnóstico médico que confirme la intolerancia. Según el experto, muchas personas toman esta decisión basándose en síntomas inespecíficos o en la creencia de que la lactosa es perjudicial para la salud, lo que podría llevar a una reducción innecesaria en la producción de lactasa y, eventualmente, a problemas digestivos al reintroducirla.
El nutricionista también destacó que, en algunos casos, los síntomas atribuidos a la intolerancia a la lactosa podrían estar relacionados con otros problemas digestivos o alimentarios. Por ello, recomendó acudir a un profesional de la salud para realizar las pruebas necesarias antes de hacer cambios drásticos en la dieta.
El experto es autor de los libros Compra bien, come mejor y Los 100 mejores alimentos y suplementos que cambiarán tu vida, en los que aborda temas relacionados con la alimentación y el bienestar.