El organismo necesita azúcares para funcionar correctamente, ya que constituyen una de sus principales fuentes de energía. La glucosa, en particular, es esencial para el cerebro y los músculos, desempeñando un papel clave en el metabolismo celular. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hidratos de carbono, incluidos los azúcares, deben representar entre el 50 % y el 55 % del aporte calórico diario.
El cuerpo obtiene glucosa a partir de los azúcares presentes en alimentos como frutas, lácteos y cereales. Una vez ingerida, esta sustancia se transporta a las células mediante la insulina, facilitando la producción de energía. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que sin una cantidad adecuada de glucosa, pueden presentarse síntomas como fatiga, dificultad de concentración y debilidad muscular.
Sin embargo, los expertos advierten sobre el consumo excesivo de azúcares añadidos, ya que pueden aumentar el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas. Por ello, las frutas deben ser siempre una fuente prioritaria de azúcar. Por tanto, hay que tener claro que no es lo mismo el azúcar de estas últimas que el de los productos industriales.
El azúcar en las frutas
Las frutas contienen diferentes tipos de azúcares, entre los que destacan la fructosa y la glucosa. Ahora bien, a diferencia de los azúcares añadidos en los alimentos procesados, el azúcar presente en la fruta tiene una menor densidad, lo que reduce su impacto en los niveles de glucosa en sangre.
Este aspecto es especialmente relevante para las personas con diabetes, ya que el consumo de fruta afecta en menor medida su regulación glucémica en comparación con los productos ultraprocesados. Además, la fruta es mucho más que el azúcar: es una fuente de nutrientes, fibra, vitaminas y minerales. Y esto no se encuentra en los productos ultraprocesados. Por tanto, evidentemente comer 70 gramos de cualquier fruta, no es equivalente a comer 70 gramos de bollería industrial.
El peligro de los productos con azúcar añadido
El consumo excesivo de alimentos con azúcares añadidos puede derivar en diversos problemas de salud, como malnutrición, aumento de peso y trastornos metabólicos, además de un incremento en los niveles de triglicéridos, según advierte el portal especializado en medicina Mayo Clinic.
De este modo, una ingesta elevada de productos con edulcorantes azucarados supone un mayor aporte calórico. Si estas calorías no se queman, el organismo las almacena en forma de grasa, favoreciendo el desarrollo de enfermedades metabólicas.
En las últimas décadas, las dietas hipercalóricas, con alto contenido en grasas y azúcares añadidos y escaso aporte de frutas y verduras, se han extendido como consecuencia de un ritmo de vida frenético, contribuyendo al aumento de patologías como la obesidad y la diabetes.
Cómo distinguir azúcares naturales de azúcares añadidos
La presencia de azúcares naturales en frutas como la manzana o el plátano es evidente. Sin embargo, en productos como los yogures la diferencia no es tan clara. Para tener clara esta información es imprescindible mirar el etiquetado. Si el porcentaje declarado no coincide con el azúcar total del producto, la diferencia corresponde a los azúcares naturalmente presentes en sus ingredientes.