Aunque a primera vista pueda parecer que la cocina y la perfumería no guardan relación, lo cierto es que sí la tienen, y los hermanos Roca lo saben. El olfato es un sentido fundamental para los cocineros de alta cocina a la hora de crear sus platos, uno de los elementos más determinantes para disfrutar por completo de los sabores de la comida. Ahora, esta historia de amor, la de la perfumería y la alta cocina, ha tenido un nuevo capítulo gracias a las creaciones dulces de Jordi Roca.
El reconocido chef catalán, famoso por su trabajo como pastelero en el prestigioso restaurante El Celler de Can Roca, ha dado un paso más en la intersección entre la gastronomía y la perfumería. Durante la XXIII edición del foro gastronómico Madrid Fusión, que este año tuvo a Cataluña como territorio invitado, Roca ha presentado una innovadora línea de tres perfumes basados en algunos de sus postres más emblemáticos. Esta propuesta da un paso más allá en la conexión entre el olfato y el gusto, dos sentidos fundamentales en la experiencia culinaria y con los que el pequeño de los Roca ya ha jugado en muchas ocasiones.
De acuerdo con lo presentado en Madrid Fusión, los tres perfumes llevan los nombres de Núvol de Llimona, Confit y Trinitario, y cada uno de ellos está diseñado para evocar aromas y sabores específicos que luego se trasladan al paladar en forma de postres. Núvol de Llimona, descrito como una fragancia infantil y cítrica, se inspira en recuerdos de la infancia; Confit, con notas de violetas y confituras, está pensado para un público femenino; mientras que Trinitario combina aromas de cacao, café y tostados, evocando una experiencia más intensa y compleja.
El perfume Núvol de Llimona, traducido como “Nube de Limón”, se basa en un postre láctico y refrescante que busca transportar a quien lo perciba a los recuerdos de la niñez. Según detalló el chef, la fragancia se construyó a partir de ingredientes como el yuzu, un cítrico asiático conocido por su acidez y aroma intenso, junto con bergamota, limón, mantequilla, leche y pan.
Por otro lado, Confit se presenta como una fragancia delicada y floral, diseñada especialmente para mujeres. Sus notas principales incluyen violetas y confituras, elementos que también se reflejan en el postre que lleva el mismo nombre. En contraste, Trinitario apuesta por una combinación más robusta y profunda. Inspirado en los aromas del cacao, el café y los tostados, este perfume está pensado para quienes buscan una experiencia más intensa. Al igual que en los casos anteriores, el postre asociado a esta fragancia refleja los mismos matices, creando un diálogo entre el aroma y el sabor que invita a explorar nuevas formas de disfrutar la gastronomía.
Dulces y perfumes, siempre entrelazados para Roca
Esta no es la primera vez que Jordi Roca experimenta con la relación entre la comida y los perfumes. Allá por 2011, el chef ya había explorado esta conexión en El Celler de Can Roca, donde ofreció versiones comestibles de fragancias icónicas como Eternity de Calvin Klein, Angel de Thierry Mugler y Miracle de Lancôme. En aquella ocasión, los comensales pudieron degustar postres que replicaban los aromas de estos perfumes, demostrando que el olfato y el gusto pueden llegar a trabajar en conjunto para enriquecer la experiencia sensorial.
El chef ha destacado en varias ocasiones la importancia del olfato en la gastronomía, considerándolo uno de los sentidos más determinantes a la hora de disfrutar de los sabores. Este enfoque ha sido una constante en su carrera, no solo en lo que a perfumes comerciales se refiere. El pastelero ha utilizado aromas muy variados y sorprendentes en sus recetas, algunos tan curiosos como el olor a libro antiguo.
Este era precisamente el concepto detrás de uno de los postres más icónicos del restaurante de los Roca, un “mil-hojas” de crema de té earl grey, helado de magdalenas, tejas de mantequilla caramelizadas y papel de arroz impreso con fragmentos del libro En Busca del Tiempo Perdido de Marcel Proust. Para preparar este postre, el chef utilizaba la técnica del ‘enfleurage’, un procedimiento que se usa en perfumería desde hace siglos.
El propio cocinero explicó el proceso a través de un vídeo en su cuenta de Instagram, en el que se le veía extraer el olor de un libro para incluirlo en su elaboración. “Seleccionar libros que huelan a papel maduro, untar las páginas de manteca deshodorizada y dejar reposar durante una noche para que se impregne del olor de libro viejo", explicaba Roca en sus redes sociales. “Sacar esa manteca con una espátula para disolver en alcohol. Destilar, se evaporará el alcohol y tendremos un perfume “absoluto” de libro viejo", añadía el chef.