
Las salsas representan mucho más que un complemento en la mesa: son piezas clave para entender la riqueza y la identidad de cada cocina local. Sus fórmulas, con ingredientes y métodos que varían notablemente en todo el mundo, muestran cómo cada cultura encontró en estos preparados un recurso para resaltar sabores y dar carácter a platos tradicionales.
Taste Atlas, un portal especializado en gastronomía, creó un ranking que destaca cuáles son las mejores salsas “dip” del planeta.
Para elaborar este listado, la plataforma reunió votos de usuarios y expertos. Así, reflejó el gusto y la experiencia de los comensales en diferentes regiones.
1. Awaze

En Etiopía, el protagonismo de awaze es indiscutible dentro de la cocina nacional. Esta pasta especiada acompaña platos principales en casi todos los hogares. Generalmente, se prepara con una base de mezcla de especias berbere, vino de miel conocido como t’ej y aceite vegetal. Busca una consistencia específica, adaptada a la preferencia de quien la prepara, ya que cada familia aporta su propia versión a la receta.
Su función trasciende el papel de simple acompañante: se utiliza como salsa, aderezo en guisos tradicionales como el wat o incluso untable para sándwiches. Opcionalmente, algunos cocineros suman ajo y jengibre para ampliar la gama de sabores. Gracias a su versatilidad, awaze permanece como un elemento central en la identidad regional.
2. Fondue jurassienne

Originaria del Jura, en Francia, la fondue jurassienne nace como respuesta a la necesidad de aprovechar pan y queso viejos, pero en buen estado. Su ingrediente esencial es el queso Comté, emblema de las regiones de Jura y Franche-Comté. El proceso inicia al entibiar un vino blanco de acidez destacada y adicionarle el queso, que debe fundirse junto con maicena hasta formar una mezcla densa.
Una vez lista, se enriquece con kirsch, sal y pimienta. La preparación se transfiere a una cazuela previamente frotada con ajo y mantenida a temperatura sobre un fuego bajo. El plato se disfruta con pan crujiente y vegetales frescos, lo que resalta la importancia de la textura y la temperatura. La popularidad de la fondue trascendió fronteras, por lo que la salsa se posiciona como símbolo de hospitalidad en la región.
3. Salsa vietnamita Nuoc Cham (Nước chấm)

La nước chấm representa una de las salsas más emblemáticas de Vietnam. Se compone usualmente de jugo de lima, azúcar, agua y salsa de pescado, a menudo complementados con chiles frescos, ajo, chalotas, cebolla o hierbas según la región. Su receta puede modificarse en función del plato y la ocasión.
El uso principal aparece como dip para rollitos de primavera, pancitos crujientes y platos de carnes o mariscos. También acompaña sopas y noodles, donde realza el sabor con matices ácidos y salinos. Este aderezo destaca como pieza clave del equilibrio de sabores, que une aromas picantes, dulces y umami en cada bocado.
4. Nam phrik

En Tailandia, la expresión nam phrik abarca una variedad de salsas basadas en chile que varían en textura e intensidad. Tradicionalmente, se preparan en mortero y combinan chiles frescos o secos, jugo de lima, ajo, condimentos y salsa de pescado o pasta de camarones. Ingredientes regionales como galanga, azúcar o tamarindo enriquecen la diversidad de perfiles.
Las preparaciones suelen acompañar vegetales, carnes o pescados, ya que brindan tanto picor como frescura. Este conjunto de salsas subraya la creatividad local y el valor de los ingredientes autóctonos.
5. Goma dare

Japón presenta su aporte con goma dare, una salsa de sésamo tradicionalmente ligada al plato shabu shabu. La base incluye tahini, salsa de soja, sake, vinagre de arroz, ajo, miso, azúcar y aceite de sésamo. En ocasiones suma mayonesa para lograr untuosidad y caldo dashi para profundizar el sabor.
Se sirve principalmente junto a carnes y vegetales cortados en láminas finas, pero ganó aceptación en preparaciones como poke bowls, ensaladas y fideos. Su textura cremosa y el aroma del sésamo le otorgan una presencia distintiva en la gastronomía japonesa.
6. Fondue mitad y mitad (Fondue moitié-moitié)

En Friburgo, Suiza, la fondue conocida como moitié-moitié emplea partes iguales de Gruyère y Vacherin Fribourgeois como quesos principales. La receta se completa con ajo, vino blanco, almidón de papa, pimienta y un toque del licor kirschwasser. Se destaca el rito de frotar la olla con ajo antes de añadir los quesos y el resto de ingredientes.
Durante el servicio, la mezcla se mantiene caliente y las personas sumergen trozos de pan, lo que favorece la interacción social en cada comida. Esta salsa encarna el valor dado a compartir y la tradición culinaria suiza.
7. Fondue

Reconocida como plato nacional, la fondue simboliza diversidad al mezclar distintos quesos fundidos con vino y pan. Entre sus variantes predominan los quesos Vacherin Fribourgeois, Gruyère y Appenzeller, además de adiciones como licor de cereza, vino blanco o nuez moscada. El origen del plato responde a la necesidad de aprovechar ingredientes locales durante el invierno, cuando el pan y el queso endurecían.
La fondue se sirve en un recipiente sobre fuego bajo y cada comensal introduce pan en la mezcla fundida. Así, este aderezo se asocia tanto a la identidad cultural como a la economía suiza.
8. Sambal

Procedente de Java, en Indonesia, el sambal se caracteriza por su simplicidad y potencia. A base de chiles picantes y sal, admite variaciones con jugo de lima, cebolla, azúcar, jengibre o pasta de camarón. El uso del mortero en la preparación confiere una textura espesa y sabor profundo.
Su empleo abarca desde condimentar carnes o pescados hasta realzar arroces y vegetales. La aceptación global de la salsa le permitió introducirse en mercados internacionales, adaptándose al paladar de nuevas audiencias.
9. Fondue Savoyarde

La fondue savoyarde es un clásico de la región de Savoya, en los Alpes franceses. Reúne una selección de quesos locales, entre ellos Gruyère, Beaufort, Emmental y Comté. El toque final aparece en la costra dorada que se forma al fondo de la olla, denominada “la religieuse”.
El acompañamiento más habitual consiste en pan rústico y vino blanco, lo que refuerza la experiencia comunitaria propia del plato. Esta salsa mantuvo su fuerte presencia tanto en hogares como en restaurantes de la región.
10. Sambal terasi

En Indonesia y Malasia, el sambal terasi destaca como una variante extendida del sambal. Su principal diferencia reside en el uso de terasi, una pasta fermentada de camarón que se tuesta o fríe antes de añadirse a la mezcla. La receta incorpora chiles rojos frescos, ajo, chalotas, tomate, azúcar de palma y jugo de tamarindo o lima, lo que crea un perfil agrio y umami.
El proceso de elaboración privilegia la combinación de ingredientes mediante mortero, pero existen adaptaciones que emplean licuadora. La versatilidad de esta salsa se aprecia en su uso junto a pescados, vegetales, arroces o tofu, lo que consolida su papel en la mesa del sudeste asiático.
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