
La disparidad en la esperanza de vida entre hombres y mujeres ha sido una constante a lo largo de la historia, pero en los últimos años esta diferencia ha crecido de manera significativa.
Un estudio reciente de la Harvard T.H. Chan School of Public Health y la Universidad de California en San Francisco reveló que, en 2021, las mujeres vivían en promedio 5.8 años más que los hombres, un año más que en 2010, marcando la mayor brecha de longevidad desde 1996.
Las razones detrás de esta tendencia son diversas, pero los investigadores han identificado cuatro factores principales: enfermedades cardiovasculares, cáncer, consumo de opioides y suicidio.

La pandemia de COVID-19 también tuvo un impacto considerable, con al menos 65,000 muertes masculinas más que femeninas, en parte debido a que los hombres tienen mayores tasas de indigencia, encarcelamiento y empleos de alto riesgo.
El corazón: el talón de Aquiles de los hombres
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los Estados Unidos y afectan de manera desproporcionada a los hombres. Alan Charles Geller, coautor del estudio y profesor en Harvard T.H. Chan School of Public Health, destaca que el riesgo de enfermedad cardiovascular es un 80% mayor en los hombres que en las mujeres.

Uno de los factores clave es el tabaquismo, incluyendo el vapeo, que sigue siendo perjudicial para el corazón. Tanto la nicotina como el cannabis pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, incrementando así el riesgo de infarto o derrame cerebral.
Además, la obesidad es un problema más frecuente en los hombres. Aproximadamente uno de cada tres hombres es considerado médicamente obeso, en comparación con una de cada cuatro mujeres.
Las diferencias metabólicas también juegan un papel: tras las comidas, los hombres presentan niveles más altos de triglicéridos, ácidos grasos libres e insulina que las mujeres.
A pesar de estos desafíos, el panorama no es del todo desalentador. La World Heart Federation señala que el 80% de los infartos y derrames cerebrales pueden prevenirse con hábitos saludables.

Otro factor biológico que podría explicar la mayor longevidad femenina es el papel del estrógeno, que parece ofrecer protección contra enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, el hecho de que las mujeres tengan dos cromosomas X, en comparación con uno en los hombres, podría proporcionar un respaldo genético adicional para la salud metabólica e inmunológica.
El cáncer de piel y la falta de prevención
Otra revelación importante del estudio es la alta mortalidad masculina por melanoma, un tipo de cáncer de piel que, cuando se detecta a tiempo, tiene altas tasas de supervivencia. Sin embargo, dos de cada tres muertes por melanoma ocurren en hombres.
La razón detrás de este fenómeno es más conductual que biológica, señala Geller. Las mujeres son más propensas a usar protector solar y a acudir a revisiones médicas periódicas para examinar lunares sospechosos. En contraste, un tercio de los hombres no realiza chequeos médicos anuales, y el 55% no acude a consultas preventivas.
La solución, en este caso, es relativamente sencilla: usar protector solar, revisar regularmente la piel en busca de cambios y acudir al médico ante cualquier anomalía.
Salud mental: el tabú que persiste
El estudio también subraya que el suicidio y el consumo de opioides son dos de las principales causas de muerte prematura en los hombres.
Christine Yu Moutier, directora médica de la American Foundation for Suicide Prevention, explica que hay tanto factores biológicos como sociales que contribuyen a este problema.
Los hombres tienden a ser más impulsivos y a asumir más riesgos que las mujeres, lo que aumenta la probabilidad de que los pensamientos suicidas se conviertan en actos.

Además, los hombres enfrentan mayores barreras para buscar ayuda psicológica debido a normas culturales que desalientan la vulnerabilidad emocional. A pesar de que las generaciones más jóvenes están más abiertas a hablar sobre su salud mental, todavía no es suficiente.
Kevin Gilliland, psicólogo clínico especializado en adicciones, destaca que la depresión masculina suele manifestarse como ira y frustración, lo que puede dificultar su diagnóstico y tratamiento.
Además, los hombres son más propensos a abusar del alcohol, lo que agrava los problemas de salud mental y aumenta el riesgo de suicidio.
¿Se puede cerrar la brecha de longevidad?
Si bien algunas diferencias biológicas entre hombres y mujeres son inevitables, muchas de las causas de muerte prematura en los hombres son evitables.
El estudio sugiere que es clave promover cambios en el estilo de vida, como una alimentación más saludable, el abandono del tabaco, el uso de protector solar y un mayor acceso a la atención médica preventiva.
También es fundamental romper el estigma en torno a la salud mental masculina y fomentar espacios donde los hombres puedan expresar sus emociones sin temor a ser juzgados.
La longevidad no está escrita en piedra, y aunque nadie puede controlar completamente su destino, las decisiones diarias pueden marcar una diferencia crucial en la calidad y duración de la vida.
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