
Mantenerse físicamente activo de manera continua durante la vida adulta puede marcar la diferencia a la hora de prevenir riesgos para la salud en la vejez. Un nuevo estudio longitudinal de la Universidad de Jyväskylä en Finlandia demuestra que la actividad física sostenida se asocia con un riesgo significativamente menor de desarrollar síndrome metabólico en la tercera edad.
La investigación, que siguió a los mismos participantes por más de cinco décadas, aporta además una señal alentadora: incluso quienes comienzan a moverse más tarde en la vida pueden obtener beneficios notables, especialmente si incluyen ejercicios de fortalecimiento muscular.
¿Qué es el síndrome metabólico y por qué es clave prevenirlo?
El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo que suelen aparecer juntos, como el aumento de la circunferencia de la cintura, presión arterial elevada, alteraciones en el metabolismo de la glucosa y niveles poco saludables de lípidos en sangre.

Cuando estos factores se combinan, la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2 aumenta considerablemente. Por eso, la prevención de este síndrome es una prioridad para la salud pública, según la Universidad de Jyväskylä.
Más de 30 años de seguimiento: actividad física, a cualquier edad
El trabajo, publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, analizó los patrones de actividad física de 159 adultos a lo largo de 34 años, evaluando la frecuencia de ejercicio en el tiempo libre a los 27, 42, 50 y 61 años.
Se identificaron tres trayectorias principales: personas activas de manera constante, aquellas que aumentaron el ejercicio en la mediana edad, y quienes permanecieron inactivas durante toda su adultez.

El grupo activo realizó ejercicio varias veces por semana desde jóvenes, mientras que los que incrementaron su actividad lo hicieron en etapas posteriores, y los inactivos reportaron ejercicio esporádico (como máximo una vez por semana) durante toda su vida adulta.
Los resultados son contundentes: los participantes inactivos tuvieron un riesgo casi cuatro veces mayor de síndrome metabólico al llegar a la vejez que quienes se mantuvieron activos de manera continua. Aquellos que comenzaron a hacer más actividad en la adultez experimentaron un riesgo aproximadamente el doble que los activos permanentes, pero mucho menor que los inactivos.
Interesantemente, estas diferencias se redujeron al considerar la actividad física realizada a los 61 años, lo que evidencia la importancia de seguir moviéndose en cualquier etapa de la vida.
Ejercicio de fuerza y desplazamientos activos, aliados de la salud metabólica
El estudio de Jyväskylä resalta que tanto los ejercicios de fortalecimiento muscular como la actividad física regular —incluso iniciada en la adultez tardía— contribuyen a una mejor salud metabólica. Quienes practicaron ejercicios de fuerza o incorporaron movimientos cotidianos activos, como caminar o ir en bicicleta al trabajo, presentaron niveles más altos de colesterol HDL (el colesterol “bueno”) y una circunferencia de cintura menor que aquellos que no realizaron estas actividades.

Tiina Savikangas, investigadora posdoctoral de Jyväskylä, subraya: “La actividad física a largo plazo se asocia claramente con una mejor salud metabólica en la adultez tardía, pero nuestros resultados demuestran que mantenerse activo en etapas posteriores de la vida también favorece la salud. Las actividades físicas de fortalecimiento muscular, en particular, parecen desempeñar un papel importante”.
Evaluación integral y mensaje para todas las edades
La investigación se apoyó en la información recopilada por el Jyväskylä Longitudinal Study of Personality and Social Development (JYLS), con la última fase de recolección de datos entre 2020 y 2021 bajo el proyecto TRAILS.
Los componentes del síndrome metabólico —circunferencia de cintura, colesterol HDL, triglicéridos, glucosa en ayunas y presión arterial— fueron determinados por exámenes clínicos y análisis de sangre, considerando también la medicación de los participantes. Se clasificó como portadores de síndrome metabólico a quienes superaron los valores clínicos en al menos tres de estos componentes.

Por su parte, Eero Haapala, docente universitario y profesor adjunto en el Instituto de Biomedicina de la Universidad de Finlandia Oriental, remarca: “Los beneficios de la actividad física para la salud no se limitan a una sola etapa de la vida. Es fundamental motivar a las personas a mantenerse activas, pero también transmitir que nunca es tarde para comenzar”.
La Universidad de Jyväskylä sostiene que promover la actividad física debe contemplar tanto la continuidad a lo largo del tiempo como la posibilidad de adoptar nuevos hábitos en cualquier momento. Cada etapa de la vida es una oportunidad para prevenir el síndrome metabólico y proteger la salud cardiovascular y metabólica en la tercera edad.
Últimas Noticias
Estados Unidos aprobó la primera píldora oral GLP-1 contra la obesidad
La FDA autorizó la versión en comprimidos del medicamento inyectable Wegovy. La nueva presentación de semaglutida es de administración diaria

La impulsividad de las madres y los padres afecta a sus hijos en distinto grado, según un estudio
Una investigación en 5.000 familias de Estados Unidos encontró que este rasgo psicológico de los progenitores durante la primera infancia se relaciona con un envejecimiento biológico más rápido en la descendencia durante su juventud

El ciclo oculto del vapeo en adolescentes: de la falsa seguridad a la dependencia y el debate sobre daños irreversibles
La percepción distorsionada y la búsqueda de aceptación social refuerzan el hábito. Las alarmas internacionales crecen mientras la ciencia aún no logra consenso. ¿Qué se esconde tras la popularidad del vapor?

Síntomas, diagnóstico y tratamiento de la encefalitis autoinmune, una enfermedad que borra recuerdos y altera la conducta
Desde amnesia y confusión hasta crisis convulsivas y dificultades para comunicarse, este trastorno afecta al cerebro de manera repentina y puede resultar en secuelas graves. La importancia de un diagnóstico temprano y un abordaje interdisciplinario para mejorar el pronóstico

Científicos identifican un “interruptor” cerebral que explica por qué la ansiedad se transforma en despertares nocturnos
Un equipo japonés identificó el mecanismo cerebral responsable de este comportamiento que afecta al descanso. Cómo este hallazgo abre nuevas posibilidades para desarrollar terapias dirigidas a quienes sufren insomnio relacionado con el ánimo o problemas psicológicos


