
Comer en exceso puede representar un riesgo considerable para la salud cardiovascular, especialmente en personas con condiciones preexistentes. Según expertos citados por The Washington Post, una comida copiosa puede desencadenar un ataque cardíaco de manera similar a lo que ocurre tras episodios de estrés intenso o ejercicio físico extenuante.
La advertencia de los especialistas resalta la importancia de la moderación y la atención a los hábitos alimenticios, sobre todo en quienes presentan factores de riesgo.
¿Por qué una comida abundante puede desencadenar un infarto?
El impacto de una comida abundante sobre el corazón se explica por varios mecanismos fisiológicos. Al ingerir grandes cantidades de alimentos ricos en grasas saturadas, calorías y carbohidratos procesados, el cuerpo redirige el flujo sanguíneo hacia el sistema digestivo.
Este proceso provoca una constricción de los vasos sanguíneos, lo que eleva la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y reduce el flujo de sangre al propio corazón. Steve Kopecky, cardiólogo y profesor de medicina cardiovascular en la Mayo Clinic, explicó a The Washington Post que este aumento de la presión puede romper placas de colesterol en las arterias, generando coágulos.

Además, las comidas con alto contenido graso hacen que la sangre sea más propensa a coagularse. “Estas son cosas que se combinan para que, unas horas después, ocurra un ataque cardíaco”, señaló Kopecky.
Un estudio presentado en 2000 en una conferencia de la American Heart Association sugirió que una comida inusualmente pesada puede cuadruplicar el riesgo de infarto en las dos horas posteriores a la ingesta, especialmente en personas con enfermedad cardíaca previa.
Los participantes del estudio describieron sus comidas como “pesadas”, lo que refuerza la relación entre el exceso alimentario y el riesgo cardiovascular.

Comidas copiosas, estrés y ejercicio intenso como desencadenantes
El riesgo de infarto no se limita únicamente a la alimentación. The Washington Post citó un análisis de 17 estudios realizado en 2005, que identificó el esfuerzo físico intenso, la ingesta excesiva de alimentos y el estrés emocional como desencadenantes frecuentes de ataques cardíacos.
Los mecanismos fisiológicos que se activan tras una comida copiosa son comparables a los que ocurren durante el ejercicio extenuante o situaciones de estrés agudo. En el caso de los hombres, el esfuerzo físico y la comida fueron los factores más reportados, mientras que en las mujeres predominó el estrés emocional.
Ameya Kulkarni, cardiólogo de Kaiser Permanente en Virginia y presidente de la Junta Regional de la American Heart Association en Washington, explicó que, aunque una comida abundante no suele provocar un infarto en personas jóvenes y sanas, “en la población adecuada, ciertamente podría aumentar el riesgo”.

Factores de riesgo y síntomas de alerta
El peligro de sufrir un infarto tras una comida copiosa se incrementa en personas con ciertas condiciones médicas y hábitos de vida poco saludables. Entre los principales factores de riesgo se encuentran la diabetes, el colesterol elevado, la hipertensión arterial, la obesidad, una dieta inadecuada, el sedentarismo y el tabaquismo.
Por su parte, Kulkarni advirtió en The Washington Post que, en estos casos, una comida abundante puede actuar como desencadenante de un infarto, del mismo modo que lo haría el estrés emocional o el esfuerzo físico intenso, como palear nieve.
Reconocer los síntomas de un infarto es fundamental para buscar atención médica de inmediato. Según especialistas, los signos más comunes incluyen dolor o molestia en el centro o el lado izquierdo del pecho, especialmente si persiste varios minutos o reaparece.
Entre otras molestias se encuentran el dolor en uno o ambos brazos, mandíbula, cuello, espalda o por encima del ombligo; dificultad para respirar sin esfuerzo físico; debilidad, mareo, sudoración fría inexplicable; náuseas o vómitos; y latidos cardíacos rápidos o irregulares. Ante la presencia de estos síntomas, se recomienda acudir de urgencia a un centro médico.

Recomendaciones para disfrutar sin riesgos
Los especialistas consultados por el medio estadounidense ofrecieron una serie de consejos prácticos para reducir el riesgo cardiovascular durante celebraciones o comidas especiales.
El cardiólogo Kulkarni sugirió que la mitad del plato se componga de frutas y verduras, un cuarto de proteínas y otro cuarto de almidones. Recomienda iniciar la comida con una ensalada y optar por alimentos frescos, legumbres y batatas.
Comer despacio es clave, ya que el cerebro tarda hasta 20 minutos en recibir la señal de saciedad, lo que puede llevar a comer en exceso si se come rápido. Además, se aconseja limitar el consumo de alcohol, ya que puede estimular el apetito y dificultar el autocontrol.
Es importante dejar de comer al sentirse satisfecho y evitar repetir porciones. Kopecky también recomendó salir a caminar después de la comida, ya que esta actividad ayuda a reducir los triglicéridos, regular la presión arterial y disminuir la glucosa en sangre.

De acuerdo con el informe de The Washington Post, seguir los hábitos de moderación que proponen los expertos, elegir alimentos saludables y evitar los excesos permite disfrutar de las comidas especiales sin poner en riesgo la salud del corazón.
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