
La exposición solar directa es esencial para la síntesis de vitamina D, pero cada vez más personas pasan la mayor parte del día en espacios cerrados, lo que ha incrementado la prevalencia de deficiencia de esta vitamina.
Según un análisis publicado por Sportlife, la cuestión sobre si tomar el sol detrás de una ventana ayuda a elevar los niveles de vitamina D tiene implicaciones directas en la salud pública y los hábitos cotidianos.
La importancia de la radiación UVB y el papel de los cristales
La vitamina D se produce cuando la piel entra en contacto con los rayos ultravioleta (UV) del sol, específicamente con la fracción UVB. El proceso comienza en la piel y culmina en el hígado y los riñones. Al pasar largas jornadas en interiores o protegerse constantemente con ropa y protectores solares, la oportunidad de sintetizarla disminuye.
Los cambios de hábitos modernos han reducido significativamente la exposición solar directa, lo que repercute de forma negativa en los niveles de vitamina D.

Los cristales de ventanas, tanto de viviendas como de automóviles, suelen incorporar filtros que bloquean los rayos UVB. Esta característica impide que el cuerpo aproveche la radiación necesaria, aunque la luz solar parezca abundante en el interior.
Es común pasar muchas horas en interiores y, por ende, la exposición al sol a través de cristales no aporta los beneficios que proporciona la radiación solar directa. Solo los rayos UVA logran atravesar la mayoría de cristales domésticos, pero no contribuyen a la síntesis de vitamina D y pueden, además, resultar perjudiciales para la piel.
Un estudio realizado por Hernández y col. en la Universidad Complutense de Madrid confirmó que la exposición a la luz solar a través de cristales no aumenta de forma significativa los niveles de vitamina D en sangre. Los investigadores analizaron a un grupo de personas expuestas al sol en interiores y compararon sus niveles de vitamina D con los de un grupo expuesto al sol al aire libre.

Solo los individuos que recibieron radiación solar directa mostraron un aumento relevante de vitamina D, mientras que en los participantes expuestos tras el cristal no se registraron cambios apreciables.
Recomendaciones para mantener niveles adecuados de vitamina D
Para evitar la deficiencia, los expertos recomiendan exponerse de forma directa a la luz solar. Según Sportlife, bastan unos diez minutos diarios de radiación solar directa para contribuir a los niveles adecuados de vitamina D. Este tiempo debe adaptarse a las condiciones climáticas: en el sur del país, la escasez de sol dificulta llegar a esta meta, mientras que en el norte la intensidad obliga a extremar las precauciones.

La clave es buscar horarios de menor intensidad solar, como primeras y últimas horas del día, y exponer la mayor superficie de piel posible, evitando protectores solares únicamente durante periodos muy cortos y controlados. “Aprovechar el máximo de piel al sol durante minutos, sin cremas solares y en horas menos intensas”, aconseja el medio, es una forma efectiva y segura de potenciar la síntesis de vitamina D y reducir riesgos.
Las rutinas al aire libre se convierten en una estrategia eficaz para elevar los niveles de vitamina D de manera natural.
Alternativas ante la imposibilidad de exposición solar
Si no resulta viable exponerse de forma directa al sol (por trabajo, salud, sensibilidad de la piel o rutinas incompatibles), la mejor opción es consultar a un profesional de la salud.
Una analítica específica permite conocer los niveles sanguíneos de vitamina D y, si existe deficiencia, el médico puede prescribir suplementos adecuados bajo control profesional.

Solicitar una analítica médica es el método seguro para identificar y tratar la deficiencia de vitamina D, especialmente en quienes no pueden garantizar una exposición regular al sol.
La exposición al sol a través del cristal de una ventana no sirve para aumentar los niveles de vitamina D, porque la mayoría de los cristales bloquean la radiación UVB, imprescindible para la síntesis de esta vitamina. Se recomienda priorizar la exposición solar directa en horarios adecuados y consultar con el médico ante cualquier duda o imposibilidad de tomar el sol. La suplementación controlada es la vía más segura para corregir carencias en contextos donde la exposición natural resulta insuficiente.
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