
El cáncer colorrectal ha sido históricamente una enfermedad asociada a adultos mayores. Sin embargo, en las últimas décadas, un cambio alarmante ha puesto en jaque a la comunidad médica: el aumento de casos en personas menores de 50 años.
Según un artículo publicado en New Scientist, para 2030 se espera que este tipo de cáncer se convierta en la principal causa de muerte por cáncer en personas de entre 20 y 49 años en Estados Unidos.
Este fenómeno, aún no del todo explicado, ha despertado el interés de la comunidad científica, que busca comprender sus causas y desarrollar estrategias de prevención y diagnóstico temprano.
Una tendencia creciente y preocupante
El cáncer colorrectal de inicio temprano (EOCRC, por sus siglas en inglés) era una condición prácticamente desconocida en el siglo XX.
No obstante, en la actualidad representa el 10% de los casos nuevos de cáncer colorrectal a nivel mundial, y se prevé que esta cifra se duplique en menos de una década.
La primera señal de alarma se detectó en 2003, cuando un análisis de datos recopilados en Estados Unidos entre 1973 y 1999 reveló que mientras las tasas de cáncer colorrectal en mayores de 60 años se mantenían estables o descendían, los casos en personas de entre 20 y 40 años aumentaban significativamente, con un incremento del 75% en el cáncer rectal.
Posteriormente, estudios realizados en otros países desarrollados, como Australia, Canadá y el Reino Unido, confirmaron la tendencia.
Más recientemente, un análisis de datos de 50 países mostró que el aumento del EOCRC ya no es exclusivo de naciones de altos ingresos.
En 27 de los países estudiados, incluidas economías emergentes como Ecuador, Bielorrusia y Turquía, las tasas de cáncer colorrectal en menores de 50 años están en ascenso.

¿Qué está causando este aumento?
Los expertos han identificado un patrón conocido como “efecto de cohorte de nacimiento”, lo que sugiere que cada nueva generación tiene un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad en comparación con la anterior.
En Estados Unidos, por ejemplo, las personas nacidas en 1990 tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de colon y cuatro veces más probabilidades de padecer cáncer rectal que aquellas nacidas en 1950.
Si bien un porcentaje de los casos puede estar relacionado con factores genéticos, la mayoría de los diagnósticos recientes parecen ser “esporádicos”, es decir, no vinculados a antecedentes familiares.
Esto ha llevado a los científicos a sospechar de factores ambientales y de estilo de vida, entre los que se incluyen:
- Dieta poco saludable: desde la década de 1950, el consumo de alimentos ultraprocesados, carnes rojas y alcohol ha aumentado considerablemente.
- Sedentarismo: la reducción de la actividad física y el aumento del tiempo frente a pantallas podrían estar contribuyendo al riesgo.
- Obesidad y diabetes tipo 2: ambas condiciones han aumentado en las últimas décadas y han sido identificadas como factores de riesgo clave para el cáncer colorrectal.
- Uso excesivo de antibióticos: estos medicamentos pueden alterar la microbiota intestinal, lo que podría influir en el desarrollo de la enfermedad.
- Enfermedades inflamatorias intestinales: afecciones como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn han aumentado entre los jóvenes y podrían estar relacionadas con el EOCRC.
Pese a estos indicios, los estudios no han llegado a un consenso absoluto. Por ejemplo, algunas investigaciones han vinculado el consumo de carne procesada con un mayor riesgo de EOCRC, mientras que otras no han encontrado una correlación clara.
La investigación en busca de respuestas
Ante la incertidumbre sobre las causas exactas de este fenómeno, en 2023 se lanzó PROSPECT, un ambicioso proyecto de cinco años impulsado por la iniciativa Cancer Grand Challenges.
Su objetivo es identificar con precisión los factores de riesgo del EOCRC, comprender los mecanismos biológicos que lo desencadenan y desarrollar nuevas estrategias de tratamiento y prevención.
El proyecto busca analizar con mayor detalle los hábitos de consumo de alcohol, el impacto de los alimentos procesados y la relación entre obesidad y cáncer colorrectal.
Además, se investigarán factores menos explorados, como la exposición a microplásticos y ciertos aditivos presentes en los alimentos ultraprocesados.

Por otro lado, algunos científicos sugieren que el EOCRC podría ser una enfermedad distinta al cáncer colorrectal que afecta a adultos mayores.
Investigaciones recientes han detectado diferencias genéticas entre ambas variantes, además de patrones distintos en cuanto a la localización del tumor: mientras que en los mayores de 50 años los tumores suelen aparecer en el lado derecho del colon, en los pacientes más jóvenes se presentan con mayor frecuencia en el lado izquierdo.
Dificultades en la detección temprana
Uno de los principales desafíos que plantea el EOCRC es que suele diagnosticarse en etapas avanzadas, lo que reduce las probabilidades de éxito del tratamiento.
Esto se debe en parte a que los menores de 50 años no suelen someterse a pruebas de detección de rutina y, cuando presentan síntomas, estos pueden ser malinterpretados o atribuidos a otras afecciones menos graves.
En 2018, la Sociedad Americana contra el Cáncer recomendó reducir la edad de inicio del tamizaje de 50 a 45 años, y en 2021, Estados Unidos adoptó esta medida. Sin embargo, la adherencia ha sido baja: en ese año, menos del 20% de los adultos elegibles se sometieron a pruebas de detección.
El método más efectivo para la detección del cáncer colorrectal sigue siendo la colonoscopía, pero este procedimiento es invasivo y suele generar rechazo en la población.
Como alternativa, se han desarrollado nuevas pruebas menos invasivas, como análisis de sangre para detectar marcadores de cáncer colorrectal.
No obstante, estas pruebas aún no alcanzan la precisión de los métodos tradicionales y, en caso de dar positivo, los pacientes deben someterse a una colonoscopía para confirmar el diagnóstico.
Prevención: el papel del estilo de vida
Mientras la ciencia busca respuestas definitivas, hay medidas que pueden reducir el riesgo de cáncer colorrectal, tanto en adultos jóvenes como en la población en general. Entre ellas:
- Mantener una dieta saludable, rica en fibra, frutas y verduras, y reducida en alimentos ultraprocesados.
- Evitar el consumo excesivo de carnes procesadas y alcohol.
- Realizar actividad física de manera regular.
- Controlar el peso y prevenir la obesidad.
- Limitar el consumo de bebidas azucaradas.
- Incluir suplementos de vitamina D y el uso de aspirina en personas con riesgo elevado, bajo supervisión médica.
La necesidad de mayor conciencia y acción

El aumento del cáncer colorrectal en menores de 50 años es un fenómeno que preocupa a la comunidad médica y científica. Si bien se han identificado posibles factores de riesgo, aún no se comprenden del todo las causas detrás de esta tendencia.
Mientras se desarrollan nuevas investigaciones, la clave para frenar el avance de la enfermedad radica en la prevención y en la detección temprana.
Para ello, es fundamental aumentar la conciencia tanto en la población como entre los profesionales de la salud sobre la importancia de identificar los síntomas a tiempo y fomentar hábitos de vida saludables que reduzcan el riesgo de padecer esta enfermedad.
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