Las semillas son uno de los alimentos más poderosos y nutritivos que la naturaleza nos ofrece. A pesar de su pequeño tamaño, son una fuente concentrada de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, proteínas y ácidos grasos saludables, por lo que incorporarlas en nuestra dieta diaria puede ofrecer una amplia variedad de beneficios para la salud.
Desde mejorar la digestión hasta fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, su versatilidad permite añadirlas fácilmente a múltiples preparaciones, lo que las convierte en un complemento ideal para una dieta equilibrada y saludable.
En este contexto, Janet Colson, directora del programa de nutrición y ciencias de la alimentación de la Universidad Estatal de Middle Tennessee, en Estados Unidos, citada por National Geographic, asegura que los nutrientes almacenados en las semillas están muy concentrados porque éstas contienen muy poca agua.
Cuáles son las mejores semillas para la dieta
De acuerdo con la revista ¡Hola!, la semilla entera posee una capa exterior dura que dificulta su ruptura al masticarla, y el ácido del estómago tampoco puede descomponerla, por lo que en algunos casos requiere que se preparen previamente.
En cualquiera de sus presentaciones, el consumo de diferentes tipos de semillas permitirá aprovechar todos los beneficios y propiedades nutricionales que ofrecen. Fáciles de incorporar en diversas recetas como batidos, ensaladas, yogures y snacks, estas son algunas de las más recomendadas.
Semillas de chía: de acuerdo con la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), las semillas de chía, obtenidas de la planta Salvia hispánica, tienen una larga historia en la alimentación humana, remontándose a las civilizaciones azteca y maya. Estas semillas son reconocidas por su impresionante perfil nutricional: cada 100 gramos contienen 20,7 gramos de proteínas, 41,8 gramos de carbohidratos (de los cuales 41,2 gramos son fibra) y 32,8 gramos de grasas, de las cuales el 64% corresponde a ácidos grasos Omega-3.
Además, las semillas de chía son una fuente rica en minerales como hierro, calcio y zinc, así como en vitaminas del complejo B, como niacina, tiamina y riboflavina. Según la UPAEP, su contenido en calcio es cinco veces mayor que el de la leche entera, mientras que su aporte de potasio duplica al del plátano. También contienen tres veces más hierro que las espinacas y superan a los arándanos en antioxidantes.
Entre sus beneficios, destaca su capacidad para prolongar la saciedad gracias a su alto contenido en fibra soluble, lo que contribuye al control del peso y mejora el tránsito intestinal. Asimismo, su bajo índice glucémico las convierte en una opción ideal para personas con diabetes, ya que ayudan a estabilizar los niveles de azúcar en sangre.
Semillas de quinoa: aunque técnicamente es una semilla, la quinoa es conocida como un pseudocereal debido a sus características nutricionales y su versatilidad en la cocina. Según la revista ELLE, la quinoa contiene un 13% de proteínas en su peso, casi el doble que el arroz, y es fácil de asimilar por el organismo. Además, aporta carbohidratos complejos que favorecen la saciedad y contribuyen a la pérdida de peso.
La nutricionista Mónica Carreira, por otro lado, destaca que la quinoa tiene un bajo índice glucémico, lo que, al igual que la chía, la convierte en una excelente opción para personas con diabetes. También es rica en fibra, con un contenido total cercano al 10%, de la cual el 20% es soluble y el 80% insoluble; esta última ayuda a prevenir problemas como el estreñimiento y la diverticulosis al facilitar el tránsito intestinal, asimismo, su aporte de grasas insaturadas tiene propiedades cardio protectoras, contribuyendo al control del colesterol.
Semillas de sésamo: el ajonjolí, como también se le conoce, es una semilla rica en nutrientes esenciales como calcio, hierro, magnesio y zinc, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México. Estas propiedades lo convierten en un alimento clave para el fortalecimiento de los huesos y el correcto funcionamiento del organismo, además, contiene ácidos grasos Omega-3 y Omega-6, que ayudan a mantener un corazón saludable y a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El sésamo también es una fuente de antioxidantes que combaten el estrés oxidativo y contribuyen a la prevención de enfermedades crónicas. Aunque su contenido proteico es menor en comparación con otras semillas, sigue siendo una opción valiosa, especialmente para dietas vegetarianas o veganas.
Semillas de girasol: según El Poder del Consumidor, las semillas de girasol destacan por su alto contenido en vitamina E, un antioxidante que protege las células del cuerpo y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esta vitamina también disminuye la posibilidad de desarrollar cáncer de colon y puede aliviar los síntomas de la menopausia, como los bochornos.
Además, las semillas de girasol contienen minerales esenciales como manganeso, calcio, cobre, fósforo y selenio, que promueven la salud ósea y otras funciones vitales. Su aporte de grasas saludables, como el ácido linoleico, beneficia al sistema cardiovascular. Aunque son calóricas, con 200 calorías por cada 30 gramos (aproximadamente tres cucharadas), estas calorías provienen de nutrientes de alta calidad, lo que las convierte en un snack nutritivo y equilibrado.
Semillas de cáñamo: también conocidas como semillas de hemp, provienen de la planta Cannabis sativa y son reconocidas por su alto valor nutricional. Según la revista Vogue, estas semillas contienen los nueve aminoácidos esenciales, convirtiéndolas en una fuente completa de proteínas vegetales. También son ricas en fibra, lo que favorece la salud intestinal y contribuye a la pérdida de peso al aumentar la saciedad.
El cáñamo es especialmente beneficioso para la salud cardiovascular, ya que contiene arginina, un aminoácido que mejora el flujo sanguíneo en las arterias del corazón. También aporta ácidos grasos Omega-3, que ayudan a reducir los triglicéridos y el riesgo de enfermedades del corazón, además, sus propiedades antiinflamatorias, derivadas del ácido gamma-linolénico (GLA), lo hacen útil para reducir la inflamación en el cuerpo.
En el ámbito de la belleza, las semillas de cáñamo destacan por sus beneficios para la piel. Sus ácidos grasos esenciales y poliinsaturados pueden aliviar la sequedad, reducir la picazón y mejorar trastornos cutáneos; de igual modo, fomentan la producción de colágeno, lo que rejuvenece y nutre la piel.