Los grandes errores que cometemos al descongelar alimentos, según un experto: “Es uno de esos fundamentos de cocina que a menudo se ignoran”

El método más seguro consiste en trasladar los alimentos del congelador al frigorífico y permitir que el proceso ocurra de manera gradual, aunque hay otras formas

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Cómo descongelar la carne correctamente
Cómo descongelar la carne correctamente (Adobe Stock)

El proceso de descongelar alimentos puede parecer sencillo, un mero acto cotidiano que repetimos casi a diario. Sin embargo, una ejecución incorrecta no solo afecta la calidad de la comida, sino que también puede poner en riesgo la salud. La formación de bacterias peligrosas como Salmonella o Listeria ocurre con rapidez si los alimentos permanecen demasiado tiempo en la llamada “zona de peligro”, es decir, entre 5 °C y 60 °C. Por ello, conocer y aplicar los métodos adecuados para descongelar resulta fundamental para evitar intoxicaciones alimentarias y garantizar la seguridad en la cocina.

Ecem Uslubaş, gerente sénior de producto en Hotpoint, una empresa de microondas, explicó a la revista inglesa Mirror sus recomendaciones para una descongelación correcta. Así, el experto mencionó algunos aspectos básicos que suelen pasarse por alto, pero que influyen de manera directa tanto en la seguridad como en la calidad de los alimentos.

En sus palabras, “descongelar los alimentos de forma adecuada es uno de esos fundamentos de cocina que a menudo se ignoran, pero tiene un papel importante en la calidad y la seguridad alimentaria. Utilizar las técnicas correctas ayuda a reducir el desperdicio y asegura que las comidas sean seguras para el consumo”.

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Tres formas de descongelar

El método más seguro para descongelar consiste en trasladar los alimentos del congelador al frigorífico y permitir que el proceso ocurra de manera gradual, manteniendo una temperatura constante y segura. Los tiempos de descongelación varían según el tipo y el peso del alimento: una pechuga de pollo de 500 gramos requiere entre 12 y 24 horas, la carne picada o para guisar de 500 gramos necesita de 12 a 16 horas, los filetes de pescado de 200 gramos entre 6 y 8 horas, y las sobras cocidas en porciones de 6 a 12 horas. Es fundamental colocar los alimentos sobre un plato o en un recipiente para evitar que los jugos contaminen otros productos almacenados.

Cuando el tiempo apremia, el microondas se convierte en una herramienta útil gracias a su función de descongelado. Durante este proceso, es recomendable vigilar el avance, girar y separar las piezas a mitad del ciclo. Es esencial utilizar siempre la función de descongelado o una potencia baja, para evitar que los alimentos se calienten en exceso y se cocinen. Como esto podría suceder y algunas partes podrían pasar a cocinarse en el propio microondas, una vez finalizada la descongelación debemos cocinar el alimento de inmediato, así las bacterias no tiene oportunidad de florecer dentro del producto.

Alimentos congelados (Adobe Stock)
Alimentos congelados (Adobe Stock)

Otra alternativa rápida es el método del agua fría. Para ello, se debe sellar el alimento en una bolsa hermética y sumergirlo en agua fría, renovando el agua cada 30 minutos. Porciones pequeñas pueden descongelarse en aproximadamente una hora, mientras que un pollo entero puede requerir entre 2 y 4 horas. Es imprescindible evitar el uso de agua tibia o caliente, ya que esto puede situar el alimento en la zona de peligro y favorecer la proliferación bacteriana.

Errores que nunca debemos cometer

Existen errores frecuentes que incrementan el riesgo de contaminación cuando consumimos un alimento descongelado. Uno de los más peligrosos es dejar la comida a temperatura ambiente, puesto que el entorno facilita el crecimiento de bacterias. Además, nunca se debe volver a congelar un alimento crudo que ya ha sido descongelado; primero debe cocinarse.

La prevención de la contaminación cruzada con otros alimentos de nuestra nevera es otro aspecto clave. Uno de los descuidos más habituales es permitir que los jugos de carnes crudas goteen durante la descongelación, favoreciendo que las bacterias se distribuyan hacia el resto de los alimentos del frigorífico. Para evitarlo, se recomienda almacenar estos productos en la parte inferior del refrigerador, utilizar bandejas o recipientes adecuados y lavar cuidadosamente las manos y las superficies tras manipularlos.