
Desde el antiguo Egipto, los espárragos han sido una hortaliza muy consumida, especialmente desde que griegos y romanos extendieron su cultivo por toda Europa. Aunque cayeron en el olvido durante la Edad Media, el consumo de espárragos volvió a popularizarse en el Renacimiento, hasta haberse convertido a día de hoy en una verdura muy utilizada y apreciada en la gastronomía.
Los espárragos en general se caracterizan por tener un sabor intenso, mientras que su color varía en función de la forma como se cultive. Su temporada va de abril a junio, aunque sin lugar a dudas, los más sabrosos son los de mayo. El mayor productor de espárragos del planeta es, con diferencia, China. Dentro de Europa, los principales países son Italia, Francia y Alemania; mientras que, en España, son los de Tudela y Navarra los que presumen de una mejor calidad.
En este caso hablaremos sobre los espárragos blancos, el cual corresponde al brote en su etapa más joven. Se trata del tallo que ha crecido dentro de la tierra y todavía no ha salido al exterior, momento en el cual se convierten en espárragos verdes una vez han madurado, han salido a la superficie y han estado expuestos al sol.
Aunque es común encontrar este alimento en conserva, en los meses de primavera es posible encontrarlos en los mercados en su versión fresca. Estos han de pelarse y cocerse antes de utilizarse, un proceso sencillo que solo requiere de entre 10 y 20 minutos de cocción, dependiendo del tamaño que posean.

Una vez terminado este proceso, estarán listos para usarse en las muchas recetas que pueden prepararse con esta verdura primaveral como protagonista. Estos son algunos ejemplos de recetas en las que el espárrago blanco brilla con su delicioso sabor y textura.
Espárragos blancos con salsa de mantequilla y limón
Una receta clásica y sencilla que resalta el sabor de los espárragos con un toque de mantequilla y limón. Perfecta como acompañamiento de cualquier plato principal.
Ingredientes
- 1 manojo de espárragos blancos
- 50 g de mantequilla
- Zumo de 1/2 limón
- Sal y pimienta al gusto
Preparación
- Cocina los espárragos en agua con sal durante unos 5-7 minutos hasta que estén tiernos pero crujientes.
- Mientras, derrite la mantequilla en una sartén, añade el zumo de limón y sazona con sal y pimienta.
- Una vez cocidos los espárragos, escúrrelos y añádelos a la sartén con la salsa de mantequilla y limón.
- Cocina unos minutos más para que los espárragos se impregnen bien de la salsa y sirve inmediatamente.
Espárragos a la parrilla con aceite de oliva y ajo
Los espárragos a la parrilla son ideales para mantener su textura y sabor fresco. Este plato es perfecto para servir como aperitivo o guarnición.
Ingredientes
- 1 manojo de espárragos blancos
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
Preparación
- Lava y seca los espárragos, cortando los extremos duros.
- En un sartén o parrilla, calienta un poco de aceite de oliva.
- Asa los espárragos durante unos 5-7 minutos, moviéndolos para que se cocinen de manera uniforme.
- A mitad de la cocción, agrega el ajo picado y sazona con sal y pimienta.
- Sirve los espárragos con un toque adicional de aceite de oliva si lo deseas.
Espárragos blancos con huevo pochado
Esta receta es perfecta para un brunch o una comida ligera, combinando la suavidad de los espárragos con la cremosidad de un huevo poché.
Ingredientes
- 1 manojo de espárragos blancos
- 2 huevos
- 1 cucharadita de vinagre
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
Preparación
- Cocina los espárragos en agua con sal hasta que estén tiernos.
- Mientras, en una cacerola con agua hirviendo y vinagre, pon los huevos a pochar (unos 3 minutos).
- Sirve los espárragos en un plato y coloca un huevo poché encima de cada porción.
- Rocía con aceite de oliva, sal y pimienta al gusto y disfruta.
Tarta de espárragos blancos
Una tarta salada con espárragos blancos es ideal para un almuerzo ligero. Se puede preparar fácilmente con masa de hojaldre y algunos ingredientes sencillos.
Ingredientes
- 1 masa de hojaldre
- 1 manojo de espárragos blancos
- 200 ml de nata líquida
- 2 huevos
- 100 g de queso rallado
- Sal y pimienta
Preparación
- Precalienta el horno a 180 °C.
- Extiende la masa de hojaldre sobre un molde para tarta.
- Cocina los espárragos en agua con sal y córtalos en trozos pequeños.
- En un bol, bate los huevos con la nata y agrega el queso rallado, sal y pimienta.
- Coloca los espárragos sobre la masa y vierte la mezcla de huevo y nata encima.
- Hornea durante 25-30 minutos o hasta que la tarta esté dorada y cuajada .
Espárragos blancos con tomate y mozzarella
Esta ensalada fresca es perfecta para una comida ligera o un acompañamiento, con la combinación del tomate, mozzarella y espárragos blancos.
Ingredientes
- 1 manojo de espárragos blancos
- 2 tomates
- 100 g de mozzarella fresca
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
- Hojas de albahaca (opcional)
Preparación
- Cocina los espárragos en agua con sal y córtalos en trozos de unos 5 cm.
- Corta los tomates y la mozzarella en rodajas.
- Mezcla los espárragos cocidos con los tomates y la mozzarella en un bol.
- Aliña con aceite de oliva, sal y pimienta, y decora con hojas de albahaca si lo deseas.
Propiedades nutricionales del espárrago blanco
Se trata de un alimento bajo en calorías y con un alto contenido en agua, lo que le confiere un efecto diurético y facilita la eliminación de líquidos. Debido a la fibra presente en su composición, el espárrago blanco regula el tránsito intestinal, evita, trata o previene el estreñimiento, las hemorroides, los divertículos en el colon y el síndrome de intestino irritable.
Además, los espárragos contienen una buena dosis de ácido fólico, nutriente responsable no solo de mejorar la salud en las mujeres embarazadas y ayudar al feto en su desarrollo, sino que además tiene efectos beneficiosos para el cerebro y reduce los riesgos de padecer deterioro cognitivo.
En cuanto a su composición nutricional, encontramos vitaminas A, C, E y K, así como cromo, oligoelementos, fibra y ácido fólico. Sin embargo, en cuanto a las vitaminas, cabe destacar que los espárragos verdes son más ricos en minerales que los blancos, y el tratamiento al que se someten estos últimos, para la preparación de conservas, lleva una pérdida vitamínica añadida.