Imagen de recurso de una persona lavando fresas. (Freepik) Las frutas y verduras deben formar parte de nuestra dieta diaria para mantener una buena salud. Su consumo conforma una excelente manera de mantenerse sano, pero es importante limpiarlas correctamente, ya que en el medio donde se cultivan hay elementos que las pueden contaminar. El suelo, el polvo, el agua de riego y los insectos o los animales pueden dejar de microorganismos patógenos o elementos químicos que en ocasiones pueden contaminar estos alimentos y hacer que resulten peligrosos.
Por todo ello, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda lavar las frutas y verduras bajo el grifo. Pero no puede ser de cualquier manera, desde el organismo púbico insisten en la importancia de mantener la piel intacta. “Este paso es crucial incluso si vas a pelarlas después, ya que así evitarás que cualquier contaminación superficial se transfiera al interior del alimento durante el corte o pelado”, explican. De hecho, también aconsejan usar un cepillo específico para limpiar las superficies de los productos de la tierra que tienen la cáscara dura, como el melón, la sandía, el pepino o el calabacín. El siguiente paso sería secarlas con papel de cocina o con un paño limpio y seco.
Hay quienes recurren como un toque extra de limpieza con la lejía alimentaria, no obstante, la AESAN también indica que el caso de emplear este tipo de productos químicos, es importante consultar primero la etiqueta para saber aquellos que se pueden utilizar y tener en cuenta las indicaciones para su uso correcto.
5 recetas con melocotón, la fruta que protege tu piel, reduce el colesterol y combate el estreñimiento. No obstante, el manejo adecuado de frutas y verduras, desde su compra hasta su preparación en la cocina, también es fundamental para garantizar su frescura y seguridad alimentaria. Es crucial prestar atención a cada etapa del proceso, desde la selección en el mercado hasta su almacenamiento y manipulación en casa, para evitar riesgos de contaminación y preservar sus propiedades.
Una vez en casa, ella mayoría de las frutas y verduras deben conservarse en el refrigerador, separadas de otros alimentos, tanto cocinados como crudos. Específicamente, la AESAN aconseja almacenarlas en los cajones del frigorífico, que suelen ser la zona menos fría. Sin embargo, algunas frutas y verduras, dependiendo de su naturaleza y grado de maduración, pueden mantenerse a temperatura ambiente por periodos cortos. Ejemplos de estos alimentos incluyen las cebollas y los cítricos.
En el caso de productos envasados, como bolsas de ensaladas lavadas y listas para consumir o alimentos congelados, es esencial seguir las instrucciones de conservación y preparación indicadas en el empaque antes de consumirlos.
La manipulación de frutas y verduras debe realizarse con especial cuidado, especialmente si se van a consumir crudas. Es fundamental lavarse las manos antes y después de manipular estos alimentos, así como asegurarse de que los utensilios y superficies de trabajo estén limpios y secos. Además, se recomienda cortar y desechar las partes dañadas de las frutas y verduras, y en caso de detectar la presencia de hongos, descartar la pieza completa.
En el caso de las hierbas aromáticas frescas, como el perejil y la albahaca, deben lavarse antes de su consumo, ya que también pueden ser portadores de contaminantes si no se manipulan adecuadamente.