
En la vida diaria de una persona existen rutinas o hábitos que, en ocasiones, son difíciles de cambiar. Probablemente, si se le pregunta a cualquier persona cómo empieza su mañana, la mayoría responderá que con una buena ducha y, seguro, un café o un té. Estas bebidas, sobre todo el café pero también las infusiones y los tés, son un recurso muy habitual y arraigado en la rutina mañanera de todas las personas. Tanto el café como el té son bebidas que contienen un alto porcentaje de cafeína, y es precisamente este compuesto el que más puede alterar nuestra salud.
La cafeína es, según la Fundación Española del corazón, un estimulante del sistema nervioso que “hace que nos sintamos más enérgicos y alivia la fatiga”. Tanto esta fundación como el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) aclaran que el consumo de cafeína no es perjudicial siempre y cuando esté controlado, y recomiendan un máximo de 300 mg al día, lo que sería equivalente a unas dos tazas de café. De lo contrario, un exceso en el consumo de cafeína puede ocasionar arritmias, problemas vasculares, subida de la tensión arterial o nerviosismo e insomnio.

Sin embargo, estudios como el de la Universidad de Barcelona y el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona han revelado que un consumo controlado de cafeína tiene beneficios sobre todo relacionados con el rendimiento intelectual. El estudio demuestra efectos en el sistema cognitivo humano: “La mejora en la atención, en el aprendizaje y la consolidación de la memoria verbal”. En cuanto al cacao, aunque su contenido en cafeína es mucho menor que el del café, es recomendable escoger un chocolate con el menor porcentaje de azúcar posible.
Café, té y cacao para la flora intestinal
Conchita Vidales, licenciada en Medicina y Cirugía y especialista en Nutrigenética y Medicina Estética, explica en una entrevista al medio La Voz de la Salud la relación entre la alimentación saludable y la generación de bacterias beneficiosas para el organismo. En este sentido, detalla qué es la microbiota: “Es lo que antiguamente conocíamos como flora intestinal. Realmente, son todos los microorganismos que conviven y que mantienen un equilibrio en nuestros intestinos”. La especialista señala que la salud de la flora intestinal es imprescindible para el bienestar general.
Vidales aclara que algunas patologías relacionadas con la microbiota tienen que ver con el malestar intestinal: “Hinchazón después de las comidas, gases, estreñimiento... También veo muchos pacientes que están con obesidad o sobrepeso localizado”. La médico también explica que algunos problemas de la piel también tienen relación con la flora intestinal: “Ese grupo de pacientes quizás sea el que más se sorprende cuando les digo que su problema no está en la piel sino en el intestino”.
Para una salud y un equilibrio en la flora intestinal, Conchita Vidales recomienda no abusar de medicamentos como antiinflamatorios o antibióticos que, dice, “afectan definitivamente a la composición de la microbiota”. A su vez, existen ciertos alimentos que favorecen al correcto funcionamiento del intestino: “Lo que no puede faltar es una dieta rica en fibra, porque esto favorece el crecimiento de unas bacterias que nos protegen”. Por tanto, frutas y vegetales, alimentos ricos en probióticos como el yogur o el pescado azul y, también alimentos como el café, el té o el cacao “en su justa medida”, según la especialista, ayudan a formar “colonias de bacterias beneficiosas para el intestino”.