Cómo hacer salsa gravy, la receta inglesa tradicional perfecta para acompañar cualquier carne

Esta clásica salsa se prepara con los jugos de la propia carne, lo que le aporta un sabor intenso y delicioso

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Receta de salsa gravy (Adobe
Receta de salsa gravy (Adobe Stock)

La salsa gravy es un ingrediente esencial en la cocina anglosajona, especialmente en platos como el pavo del Día de Acción de Gracias, el roast beef británico o en cualquier otro plato a base de carne, casi siempre acompañado con un buen puré de patatas casero. Esta salsa, de sabor profundo y textura sedosa, es ideal para realzar los sabores de cualquier plato, un condimento que se elabora cocinando una roux junto con los jugos que sueltan las carnes durante su cocción.

Aunque en el supermercado se pueden encontrar sin problema versiones instantáneas, hacer salsa gravy desde cero en casa es muy fácil y el resultado es mucho más sabroso. Además, de esta forma puedes personalizarla con ingredientes adicionales como vino, hierbas o incluso mostaza para darle un toque único y adaptarlo a la receta que en esa ocasión vayas a disfrutar.

Receta de salsa gravy

La base de esta receta es un roux (mezcla de grasa y harina), al que se le añade caldo para crear una salsa espesa y sabrosa. Se puede hacer con los jugos que quedan tras asar carne o con mantequilla y caldo si no tienes estos jugos disponibles.

Tiempo de preparación

  • Preparación: 5 minutos
  • Cocción: 10-15 minutos
  • Tiempo total: 15-20 minutos

Ingredientes

  • 2 cucharadas de mantequilla o grasa del asado
  • 2 cucharadas de harina de trigo
  • 1 taza de caldo de carne caliente (de ternera, pollo o pavo)
  • Sal y pimienta al gusto
  • ½ cucharadita de ajo en polvo (opcional)
  • ½ cucharadita de cebolla en polvo (opcional)
  • Opcional: ½ taza de vino tinto o blanco
  • Opcional: 1 cucharadita de salsa Worcestershire
  • Opcional: 1 cucharadita de mostaza Dijon

Cómo hacer salsa gravy, paso a paso

  1. Preparar la base
    1. Si has cocinado carne al horno, recoge los jugos que ha soltado y cuélalos para eliminar impurezas. Si no tienes jugos de carne, usa mantequilla derretida en una sartén a fuego medio.
  2. Hacer el roux
    1. Añade la harina a la grasa caliente y remueve constantemente con una varilla para que se tueste ligeramente (debe tomar un color dorado, no quemado). Este paso es clave para evitar el sabor a harina cruda y conseguir una textura sedosa en la salsa.
  3. Incorporar el líquido
    1. Vierte el caldo caliente poco a poco mientras sigues batiendo vigorosamente para evitar grumos. Si decides usar vino, agrégalo antes del caldo y deja que se reduzca un poco para intensificar el sabor.
  4. Cocinar y espesar
    1. Sigue cocinando a fuego medio-bajo, removiendo constantemente hasta que la salsa adquiera la consistencia deseada (aproximadamente 5-10 minutos). Si queda muy espesa, añade un poco más de caldo; si está demasiado líquida, deja que se reduzca un poco más.
  5. Sazonar y dar el toque final
    1. Añade sal y pimienta al gusto. Si quieres un sabor más intenso, agrega ajo y cebolla en polvo, salsa Worcestershire o mostaza Dijon.
  6. Colar y servir
    1. Si quieres una textura extra fina, puedes colar la salsa antes de servir. Sírvela caliente sobre carnes, puré de patatas o verduras asadas.

¿Cuántas raciones se obtienen de esta receta?

Esta receta de salsa gravy rinde aproximadamente 4 porciones, suficiente para acompañar un plato principal y su guarnición.

¿Cuál es el valor nutricional de cada porción de esta receta?

Cada porción de esta salsa gravy contiene aproximadamente:

  • Calorías: 80 kcal
  • Grasas: 6 g
  • Grasas saturadas: 3 g
  • Carbohidratos: 5 g
  • Azúcares: 0 g
  • Proteínas: 1 g

Cabe señalar que estas son estimaciones y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.

¿Cuánto tiempo se puede conservar esta preparación?

La salsa gravy se puede conservar en el refrigerador por hasta 3 días en un recipiente hermético. Para recalentarla, es recomendable hacerlo a fuego bajo en una sartén, agregando un poco de caldo o agua para devolverle su textura original.

También se puede congelar hasta 3 meses y descongelar lentamente en la nevera antes de recalentar.

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