Los tiempos cambian, mejoran, pero todavía no es suficiente. En España, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un problema estructural que refleja profundas brechas de género en el mercado laboral. Pese a los avances registrados en los últimos años, datos recientes revelan un nivel de aumento de la brecha salarial de género en 2023, situándose en un preocupante 19,6%. Esto significa que el salario medio anual de las mujeres tendría que incrementarse un 19,6% para igualar el de los hombres. Además, una de cada cuatro trabajadoras en España gana el salario mínimo interprofesional (SMI) o menos, mostrando la precariedad salarial que afecta desproporcionadamente a las mujeres en el país.
Esta disparidad salarial es un reflejo de que las mujeres siguen teniendo que enfrentar barreras estructurales en el acceso y permanencia dentro del mercado laboral. Según el Gabinete Económico de CCOO y la Secretaría Confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo del sindicato, los factores que contribuyen a esta desigualdad son múltiples: desde la diferente distribución ocupacional, la predominancia de las mujeres en trabajos de bajos salarios y jornadas parciales, hasta los roles tradicionales que perpetúan la carga de los cuidados sobre las mujeres.
Jornada parcial involuntaria: el 75% son mujeres
La jornada parcial involuntaria es uno de los determinantes más significativos de la brecha salarial. Las mujeres representan el 75% de las personas asalariadas a tiempo parcial, frente al 6,6% de los hombres. Este tipo de parcialidad obedece, en la mayoría de los casos, a la imposibilidad de encontrar trabajo a jornada completa. A esto se suma que, para muchos, es una solución parcial forzada motivada por responsabilidades de cuidado. De hecho, el 17% de las mujeres con empleo a tiempo parcial en 2024 lo declarado como la única manera de equilibrar sus obligaciones familiares y laborales, lo que contrasta significativamente con la experiencia de los hombres.
Esta situación condiciona de manera determinante la diferencia salarial. Si las mujeres trabajaran a jornada completa con la misma intensidad que los hombres, la brecha salarial total, que actualmente se cifra en el 19,6%, se reduciría al 7,1%, lo que equivaldría a una reducción del 64%. Esto evidencia el impacto que tiene la desigualdad en la distribución de las jornadas laborales sobre los ingresos de las trabajadoras.
La precariedad también se visibiliza en el acceso limitado de las mujeres a mejores salarios y posiciones de liderazgo. En 2023, solo el 34,5% de los cargos directivos o gerenciales estaban ocupados por mujeres, mientras que en muchos sectores continúan enfrentando barreras para la promoción profesional y el acceso a complementos salariales, que generan aproximadamente el 39,2% de la brecha salarial mensual entre géneros.
Hay 6 veces más mujeres que hombres dedicándose a los cuidados
El reparto desigual de las tareas de cuidado sigue siendo un eje central en la perpetuación de estas diferencias. En 2023, cerca de 1,9 millones de mujeres inactivas no buscaron empleo debido a la necesidad de cuidado de niños, personas mayores o familiares en situación de dependencia, mientras que este motivo afectó únicamente a 352.000 hombres, lo que refleja una diferencia de casi seis veces entre ambos grupos. Esta asimetría reduce significativamente la participación femenina en el mercado laboral, con una tasa de inactividad que afecta al 19,5% de las mujeres frente al 4,8% de los hombres.
La penalización que supone para las mujeres asumir los cuidados tampoco termina al incorporarse al mercado laboral. Con frecuencia, las interrupciones en su carrera y la adaptación de sus jornadas laborales para compaginar empleo y cuidados las mantiene con salarios más bajos, menor antigüedad y reducidas oportunidades de promoción. Esto las coloca aún en desventaja respecto de sus pares varones al momento de la jubilación, reflejándose finalmente en una brecha de pensiones de género del 45%.
El papel de los cuidados en la brecha salarial y laboral se vuelve especialmente evidente con datos como el del tiempo de trabajo no remunerado. Según un estudio de Eurofund de 2021, mientras los hombres en España dedican de media 2 horas y 42 minutos diarios a tareas de cuidado, las mujeres destinan 4 horas y 25 minutos. Estas responsabilidades, que recaen desproporcionadamente en mujeres, no solo explican la parcialidad en sus trabajos remunerados, sino que también perpetúan la dificultad de muchos para acceder al mercado laboral, obtener autonomía financiera y dedicarse a su desarrollo personal.
El rol de los planos de igualdad y las subidas salariales mínimas
En los últimos años, medidas como los planos de igualdad en las empresas y las subidas progresivas del salario mínimo interprofesional (SMI) han tenido cierto impacto en la reducción de la brecha salarial, sobre todo para mujeres con salarios más bajos. Desde 2018, el SMI ha aumentado en un 46%, pasando de 736 euros mensuales en 14 pagas a 1.134 euros previstos para 2024. Este aumento ha beneficiado directamente a las mujeres, quienes representan el 57% de las personas trabajadoras asalariadas beneficiarias de estas subidas.
Sin embargo, son necesarias medidas adicionales para combatir no solo la brecha salarial, sino también las condiciones que la perpetúan. Desde CCOO destacan la urgencia de implementar políticas laborales y sociales centradas en fomentar la corresponsabilidad en los cuidados, mejorar las condiciones laborales de las mujeres y promover su acceso a ocupaciones mejores remuneradas. Esto incluye desde fortalecer la educación con perspectiva de género, abordar la segmentación laboral, hasta potenciar servicios públicos de cuidados que permitan aliviar la carga sobre las mujeres.
Más de dos décadas para cerrar la brecha
Pese a las medidas implementadas, las previsiones apuntan a un largo camino para alcanzar una equidad salarial real. Si se mantiene la tendencia de la última década, serán necesarias al menos dos décadas para cerrar por completa la brecha de género en España. Esto no sería posible sin la aplicación de políticas públicas robustas, orientadas específicamente a combatir las causas arraigadas de estas desigualdades.
El aumento del medio punto porcentual de la brecha registrada en 2023 es un recordatorio de que no solo el tiempo, sino la acción enfocada, puede garantizar avances en igualdad de género en el ámbito laboral. Como expresan desde CCOO y otras organizaciones, las mujeres no pueden seguir esperando. Superar estas desigualdades no es únicamente un imperativo de justicia social, sino una necesidad para construir una economía y una sociedad más equitativas y sostenibles.