Tomar la decisión de llevar una dieta variada y equilibrada que cuide de nuestra salud es el primer paso para llevar una vida saludable. Si se acompaña de un ejercicio regular y unas relaciones sociales de calidad, nuestro bienestar general se verá muy favorecido. No obstante, comer sano no se trata solo de elegir alimentos ricos en nutrientes, sino también seleccionar la cantidad correcta.
A pesar de que las pautas mundiales recomiendan una mayor ingesta de proteínas vegetales que animales, la proporción ideal no se ha conocido hasta un reciente estudio. Un equipo de investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en Massachusetts (EEUU) han realizado un un seguimiento a casi 203.000 hombres y mujeres durante 30 años y han calculado la ingesta total de proteínas de cada participante, medida en gramos por día, así como su ingesta específica de proteínas animales y vegetales a lo largo del estudio.
Lo primero que confirmaron es que consumir una dieta con una proporción más alta de proteínas de origen vegetal que de origen animal reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y enfermedades coronarias, algo que probablemente se deba a la sustitución de carnes rojas y procesadas por proteínas vegetales. Los investigadores también observaron que una combinación de más proteínas vegetales y una mayor ingesta de proteínas en general proporcionaba los mayores beneficios para la salud cardíaca.
La investigación ya ha sido publicada en la American Journal of Clinical Nutrition y sugiere “que una proporción de al menos 1:2 es mucho más eficaz para prevenir la enfermedad cardiovascular. Para la prevención de la enfermedad coronaria, una proporción de 1:1,3 o superior debería provenir de plantas”, afirma la autora principal Andrea Glenn, científica en el Departamento de Nutrición y Estudios Alimentarios de la Universidad de Nueva York.
La clave: sustituir la carne roja
Según los investigadores, es probable que estas reducciones de riesgo se deban a la sustitución de la carne roja y procesada por varias fuentes de proteínas vegetales, en particular frutos secos y legumbres. Se ha descubierto que estas sustituciones mejoran los factores de riesgo cardiometabólico, incluidos los lípidos en sangre y la presión arterial, así como los biomarcadores inflamatorios. Esto se debe en parte a que las proteínas vegetales suelen ir acompañadas de grandes cantidades de fibra, vitaminas antioxidantes, minerales y grasas saludables.
“La mayoría de nosotros necesitamos empezar a cambiar nuestra dieta hacia proteínas de origen vegetal. Podemos hacerlo reduciendo el consumo de carne, especialmente la roja y procesada, y comiendo más legumbres y frutos secos. Este patrón alimentario es beneficioso no solo para la salud humana, sino también para la salud de nuestro planeta”, ha afirmado el autor principal Frank Hu, profesor de Nutrición y Epidemiología Fredrick J. Stare en la Escuela Chan de Harvard.
En general la recomendación es que la proteína animal, particularmente la carne roja y procesada, se reemplace óptimamente con legumbres y nueces, siendo la mejor proporción la de más cantidad de proteína vegetal a la semana; o como mínimo, la misma. Asimismo, reconoce que pueden ser necesarios alimentos fortificados y suplementos cuando la ingesta de proteína vegetal es superior al 80%.
* Con información de Europa Press