Las amistades evolucionan con el tiempo. Algunas se fortalecen, mientras que otras se desvanecen hasta convertirse en un recuerdo distante.
Aunque el fin de una amistad puede resultar doloroso, es un proceso natural en la vida de cualquier persona.
Según especialistas en salud mental, existen señales que pueden indicar que una relación de amistad está en su etapa final.
De acuerdo con la doctora Suzanne Degges-White, autora del libro Toxic Friendships: Knowing the Rules and Dealing with the Friends Who Break Them (Amistades tóxicas: conocer las reglas y lidiar con los amigos que las rompen), la capacidad humana para mantener relaciones es limitada.
Por ello, es común que los vínculos menos gratificantes o que exigen mayor esfuerzo tiendan a desaparecer con el tiempo.
Además, los cambios de entorno, como mudarse de ciudad o cambiar de empleo, pueden propiciar un distanciamiento inevitable.
Sin embargo, diferenciar entre una evolución natural de la relación y su eventual fin puede ser complicado. La terapeuta Sarah Epstein y la doctora Degges-White explican cuáles son las señales más comunes de que una amistad podría estar llegando a su término.
1. Las conversaciones se sienten forzadas y superficiales
Las amistades sanas se caracterizan por el intercambio de conversaciones profundas, aunque también por momentos de diversión y charlas triviales. No obstante, cuando una relación está en declive, la comunicación puede tornarse incómoda y poco natural.
“Si antes ambos podían hablar de todo sin esfuerzo, pero ahora el diálogo se reduce a temas superficiales como el clima o el trabajo, es posible que la conexión se haya debilitado”, explican los especialistas.
La falta de entusiasmo en las respuestas o los silencios incómodos son indicios de que la dinámica ha cambiado.
Asimismo, si notas que ya no te sientes motivado a compartir tus experiencias con esa persona, es probable que la amistad esté perdiendo su relevancia en tu vida.
2. Sus estilos de vida han cambiado drásticamente
Las diferencias en intereses y prioridades pueden provocar distanciamientos entre amigos. “Nuestros valores y creencias cambian a medida que maduramos”, explica Degges-White. “Las conexiones formadas en base a estos factores pueden no sobrevivir a esos cambios”.
Un ejemplo común ocurre cuando uno de los amigos inicia una familia y el otro prefiere continuar viajando o dedicarse a su carrera. Aunque no hay una forma correcta o incorrecta de vivir, estos cambios pueden generar brechas difíciles de superar.
3. La relación se ha vuelto unilateral
Las amistades saludables requieren esfuerzo de ambas partes. Si una de las personas deja de invertir tiempo y energía en la relación, es posible que el vínculo se debilite.
Epstein sugiere reflexionar sobre la dinámica de la amistad: “¿Eres siempre tú quien inicia las conversaciones?, ¿sientes que das más de lo que recibes?” Si el interés y la reciprocidad han desaparecido, es probable que la relación ya no sea la misma.
4. No te sientes cómodo compartiendo tus problemas
Las amistades verdaderas pueden resistir dificultades, pero cuando la relación se encuentra en su etapa final, es común evitar hablar de problemas importantes.
“Cuando los amigos dejan de intentar resolver sus diferencias, es una señal de que el vínculo está perdiendo fuerza”, comenta Epstein.
Si sientes que no puedes confiar en tu amigo para hablar de tus preocupaciones o que él tampoco se abre contigo, es posible que la conexión emocional se haya deteriorado.
5. No extrañas a esa persona ni te sientes motivado a buscarla
Es normal tener periodos en los que la vida se vuelve agitada y no se mantiene contacto constante con los amigos.
Sin embargo, cuando una amistad sigue siendo significativa, eventualmente surge el deseo de reconectar.
Si en cambio notas que el interés por saber de esa persona ha desaparecido y que su ausencia no genera ninguna emoción en ti, es posible que la amistad haya cumplido su ciclo.
¿Qué hacer si una amistad está terminando?
Aceptar el final de una amistad no es fácil, pero a veces es necesario. Degges-White recomienda que, si la relación no es cercana, lo mejor es permitir un distanciamiento gradual hasta que ambas partes comprendan que la conexión ya no es la misma.
En el caso de amistades más profundas, puede ser útil mantener una conversación honesta sobre el estado de la relación.
Explicar de manera clara que la vida ha tomado rumbos distintos y que ya no hay la misma disponibilidad de antes puede ayudar a cerrar el ciclo con madurez.
Por último, si el desinterés es mutuo, lo mejor es dejar que la relación se desvanezca de forma natural. Aunque una amistad llegue a su fin, esto no significa que no haya sido valiosa o significativa en su momento.