
El cerebro humano, órgano central de la vida mental y emocional, dirige funciones esenciales como la memoria, el aprendizaje y la toma de decisiones. Mantenerlo sano y estimulado resulta fundamental para preservar la calidad de vida, ya que la neuroplasticidad (su capacidad de adaptación) permite enfrentar los desafíos del envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas.
En este marco, la concentración y la atención se presentan como habilidades clave, aunque susceptibles a múltiples factores. Esta capacidad puede verse afectada por el paso del tiempo, condiciones médicas y hábitos cotidianos. Estos elementos pueden dificultar el enfoque en tareas concretas, lo que repercute tanto en el rendimiento intelectual como en la autonomía personal.
Riesgos asociados al poco entrenamiento cognitivo
Diversos estudios han destacado la relevancia de entrenar el cerebro para potenciar la concentración. La Universidad de Harvard señala que el envejecimiento cerebral implica un desgaste progresivo que ralentiza el procesamiento mental, fenómeno comparable al funcionamiento de una computadora que pierde velocidad con el uso.
Entre las causas de este deterioro se encuentran la inflamación, lesiones en los vasos sanguíneos, la acumulación de proteínas anómalas y la reducción natural del volumen cerebral. Además, factores como la depresión, los trastornos del sueño, la pérdida de visión o audición y el consumo excesivo de alcohol pueden afectar la atención.
En tanto, el uso de ciertos medicamentos, en particular los anticolinérgicos, también puede dificultar el pensamiento claro y disminuir la velocidad de procesamiento mental.
A estos factores se suma la sobrecarga de información derivada de la exposición constante a pantallas y mensajes electrónicos, que satura el sistema de filtrado cerebral y facilita la distracción. Expertos citados por CNN coinciden en que la vida moderna, marcada por la abundancia de estímulos digitales, representa un desafío adicional para la concentración sostenida.

Cómo entrenar el cerebro y qué actividades considerar
Frente a estos desafíos, los expertos han propuesto diversas estrategias para fortalecer la atención. Kim Willment, neuropsicóloga afiliada a Harvard, recomienda ejercicios de atención focalizada, como dedicar treinta minutos a la lectura con un temporizador que suene cada cinco minutos. Al sonar, la persona debe preguntarse si su mente se ha dispersado y, en caso afirmativo, volver a concentrarse en la lectura.
De este modo, la profesional sostiene: “Al entrenar el cerebro para monitorear si la mente se ha distraído, se fortalece el proceso de supervisión y la capacidad de mantener la atención en una sola tarea”.
El entrenamiento cognitivo mediante juegos informatizados ha ganado popularidad, aunque su eficacia para prevenir el deterioro cognitivo sigue siendo objeto de debate.
En ese sentido, el doctor Sanjay Gupta, corresponsal médico de CNN, señala que los juegos mentales como los crucigramas no parecen mejorar la cognición general. “Lo que probablemente hacen muy bien los crucigramas y los juegos de palabras es ayudarte a mejorar en crucigramas y juegos de palabras”, enfatizó.
“La gente suele usar ejercicios de entrenamiento cerebral con la esperanza de reducir el riesgo de demencia. Lo cierto es que no hay muchos datos que sugieran que realmente reduzca el riesgo de demencia”, enfatizó en diálogo con el medio.
Sin embargo, un ensayo clínico aporta nuevos matices. En este estudio, 92 adultos mayores participaron en un programa de entrenamiento cerebral de 30 minutos diarios durante 10 semanas. Un grupo de intervención utilizó módulos diseñados para potenciar la atención y la velocidad de procesamiento, mientras que el grupo de control jugó a otros juegos como el solitario.

Los resultados mostraron que el primer grupo experimentó un aumento del 2,3% en la regulación positiva de la acetilcolina, neurotransmisor clave para la memoria y la toma de decisiones. Esta mejora casi compensó la disminución promedio del 2,5% en los niveles de acetilcolina que ocurre en cada década de vida, mientras que el segundo no registró beneficios significativos.
El doctor Etienne de Villers-Sidani, autor principal del estudio, explicó que la acetilcolina “funciona como un interruptor para hacer que el cerebro esté más despierto, más concentrado y atento”.
Por su parte, el experto Michael Merzenich, profesor de la Universidad de California en San Francisco, destacó: “Este es el primer estudio en humanos que documenta una regulación positiva de la acetilcolina, que es absolutamente crucial para mantener la plasticidad cerebral durante el envejecimiento”.
Asimismo, añadió que el entrenamiento tuvo un impacto global en el cerebro, generando un cambio físico-químico fundamental para la salud cerebral.
A pesar de estos hallazgos, algunos especialistas mantienen una postura cautelosa. Aaron Seitz, investigador de juegos cerebrales, manifestó: “Será importante que otros repliquen estos hallazgos antes de que podamos concluir de manera confiable que la producción de acetilcolina se ve incrementada por este tipo de ejercicios computarizados”.
Recomendaciones de los expertos
Los especialistas coinciden en que no existe una solución única para prevenir el deterioro cognitivo, pero sí se puede mejorar la calidad de vida.
Richard Isaacson, profesor y doctor, afirmó a CNN: “No existe una solución milagrosa para prevenir la demencia, pero una combinación de intervenciones puede ayudar a las personas a tomar el control en la lucha contra el Alzheimer”.
Recomienda incluir pruebas específicas de ejercicios como parte de un plan de estimulación cognitiva, junto con aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento o comenzar una nueva afición, como bailar o la fotografía.

Entre las recomendaciones prácticas para mejorar la concentración y la atención, Harvard destaca la práctica de la atención plena, el ejercicio físico regular y una alimentación equilibrada. Expertos sugieren sentarse en silencio durante algunos minutos cada día, cerrar los ojos y concentrarse en la respiración, así como en los sonidos y sensaciones del entorno.
Dormir entre siete y ocho horas cada noche y realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico, como caminar a paso ligero, también contribuyen a potenciar la función cognitiva.
La universidad subraya que el ejercicio incrementa la disponibilidad de sustancias químicas cerebrales que favorecen la formación de nuevas conexiones neuronales, reduce el estrés y mejora la calidad del sueño.
La alimentación es otro aspecto importante para el cerebro. Adoptar una dieta de estilo mediterráneo, tratar las condiciones médicas subyacentes y ajustar los medicamentos que puedan interferir con la concentración son otras medidas recomendadas por los expertos.
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