
La enfermedad neurodegenerativa del Parkinson, que afecta la movilidad y la calidad de vida de millones de personas, enfrenta desde hace décadas los límites de una medicina cuyo avance parecía ir detrás de la complejidad del cerebro. Durante años, los tratamientos estuvieron centrados en medicamentos y en la estimulación cerebral profunda tradicional, pero ambos abordajes ofrecían soluciones parciales.
En este escenario desafiante, la llegada de los implantes cerebrales adaptativos instaura un nuevo paradigma, abriendo una vía hacia intervenciones más inteligentes y personalizadas que transforman el abordaje del Parkinson y reconfiguran el futuro de las neurotecnologías. Frente a esto, la revista Nature difundió los prometedores avances para la ciencia.
Con la aprobación de la estimulación cerebral profunda adaptativa (aDBS) tanto en Estados Unidos como en Europa, se marca un antes y un después en la gestión clínica del Parkinson. Este desarrollo, impulsado por la empresa Medtronic, superó con éxito un ensayo clínico internacional, y coloca a disposición de los pacientes un dispositivo que ajusta automáticamente los impulsos eléctricos según la actividad neuronal registrada en tiempo real.
Más allá del alivio a los síntomas motores incapacitantes, el sistema podría abrir el camino a tratamientos neuropsiquiátricos personalizados, atendiendo la diversidad de cada caso.

Cómo funciona el dispositivo adaptativo
Hasta ahora, la estimulación cerebral profunda (DBS) consistía en la implantación de electrodos que suministran impulsos eléctricos continuos en zonas como los ganglios basales, buscando reducir temblores y rigidez.
La gran innovación de la aDBS radica en la capacidad de registrar las ondas cerebrales en tiempo real y adaptar la estimulación eléctrica en función de la actividad anómala; en particular las β-oscilaciones, como patrones eléctricos que se alteran en el Parkinson.
Helen Bronte-Stewart, neuróloga de la Universidad de Stanford y una de las líderes de la investigación con el sistema, explicó en Nature que el dispositivo “funciona de manera similar a un marcapasos cardíaco, que monitoriza y corrige los ritmos eléctricos del corazón”. La especialista además subrayó: “No importa cuán ingeniosos seamos, nunca hemos podido imitar exactamente la forma en que el cerebro suministra dopamina“.
La detección automática de desviaciones en la actividad cerebral permite que el dispositivo corrija únicamente cuando es necesario, limitando la sobrestimulación y sus efectos adversos. Tim Denison, ingeniero biomédico de la Universidad de Oxford, describió el sistema como “construir una radio que sintoniza las oscilopatías y ayuda a guiar el ajuste del estimulador”, ilustrando la sintonía fina entre el dispositivo y el cerebro del paciente.

Resultados clínicos y experiencia de los pacientes
El ensayo ADAPT-PD, realizado entre 2020 y 2024 y liderado por Bronte-Stewart, evaluó la tecnología en 68 pacientes con Parkinson. Aunque la publicación detallada de los datos aún está pendiente, los resultados preliminares informados en conferencias científicas apuntan a una notable mejoría de los síntomas motores y una reducción de los efectos secundarios en la mayoría de los participantes.
Una de las fases del estudio permitió a 45 voluntarios elegir libremente entre volver a la estimulación tradicional o continuar con el modo adaptativo. Solo uno decidió regresar al enfoque convencional. Keith Krehbiel, uno de los primeros pacientes tratados, habló de su experiencia: “No habría considerado ni por 30 segundos volver atrás. Me sentía bien y no me importaba mucho el porqué“.
A principios de 2024, la consistente evidencia clínica impulsó la aprobación regulatoria en Estados Unidos y Europa. “Ahora vemos pacientes de todo el país que vienen a nuestro centro diciendo que quieren la aDBS”, relató Martijn Beudel, neurólogo del Amsterdam University Medical Center.
Esta tecnología está disponible para quienes poseen un implante Medtronic fabricado después del año 2020, gracias a una actualización de software.

Impacto en calidad de vida y límites actuales
Las voces de pacientes y médicos coinciden en el impacto positivo de la innovación. El voluntario Krehbiel aseguró que tras la intervención necesitó menos medicación y experimentó menos efectos secundarios, como náuseas y episodios de fatiga.
Otros participantes informaron una disminución de problemas en el habla y del riesgo de caídas. A propósito de ello, Beudel destacó que “la aDBS solo suprimió la actividad cerebral patológica”, conservando funciones normales como el lenguaje. El beneficio potencial del dispositivo también se extiende al control del sueño, al reducir el insomnio y las alucinaciones, como problemas frecuentes en el Parkinson avanzado.
Según datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Parkinson afecta a más de 8,5 millones de personas en todo el mundo, desafiando a los médicos por la variabilidad de los síntomas y la complejidad de ajustar los tratamientos tradicionales. Es así que la modalidad adaptativa se plantea como una respuesta dinámica y personalizada para cada caso.
La estimulación cerebral profunda adaptativa (aDBS) impulsó la identificación de biomarcadores cerebrales específicos para nuevas indicaciones. Damiaan Denys, psiquiatra de la Universidad de Ámsterdam, reconoció: “Estamos cerca de encontrar algunas de estas huellas neurológicas”.

Desafíos de acceso e impacto social
El desarrollo de aDBS plantea retos significativos en formación médica, automatización y acceso financiero. “¿Quién va a programar estos dispositivos?”, señaló Michael Okun, neurocientífico de la Universidad de Florida.
Asimismo, los costes pueden alcanzar hasta USD 1.000.000 por paciente, mientras la financiación de la investigación, según Nature, enfrenta recortes presupuestarios importantes en algunos países. Bronte-Stewart reconoció: “Creo que todos estamos preocupados por el origen de los fondos para desarrollar este tipo de estudios”.
Se estima que el número de personas con Parkinson podría duplicarse hasta 2050, llegando a 25 millones a nivel mundial. El desafío futuro pasa por garantizar un acceso equitativo y mantener el impulso investigador, para que los beneficios de la neurotecnología lleguen a quienes más lo necesitan.
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