
Dormir bien no es un lujo ni una pérdida de tiempo, afirman los expertos: es una necesidad biológica fundamental para nuestro organismo. Durante el sueño, el cerebro y el cuerpo realizan procesos esenciales para la salud física y mental. La falta de sueño interfiere con estos mecanismos de reparación y puede afectar el buen funcionamiento del metabolismo.
Así lo confirmó una revisión científica publicada en la revista Science Signaling: la falta de sueño afecta profundamente el metabolismo y tiene repercusiones significativas en la salud general, incluido el cerebro. Los autores del estudio, un grupo de científicos de la Universidad de Saint Joseph (Estados Unidos), indicaron que la privación del sueño altera el funcionamiento metabólico de diversas células, en especial las neuronas, lo cual impacta negativamente en la cognición y la memoria a largo plazo.
Los efectos observados en el metabolismo debido a la falta de sueño se asemejan a los que se encuentran en enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, dijeron los investigadores. Este hallazgo refuerza la idea de que dormir bien es crucial para preservar la salud cerebral y evitar trastornos relacionados con el deterioro cognitivo.
El doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño y consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, expresó en una nota reciente en Infobae:

“El déficit de sueño crónico lleva a múltiples efectos negativos en la salud, que abarcan desde problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo, debilitamiento del sistema inmunológico, y un incremento en el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2″, señaló el experto.
Sin embargo, hoy casi un tercio de la población no puede dormir dentro del rango de 7 a 9 horas por noche, recomendado por la Fundación del Sueño de los Estados Unidos. Según un estudio, el 31% de los adultos duerme menos tiempo del recomendado por los especialistas en medicina del sueño.
Qué produce la falta de sueño
Los autores de la revisión científica explicaron que la falta de sueño afecta el metabolismo celular y la homeostasis energética (el punto de equilibrio entre la energía que entra y la que se gasta para que el organismo funcione correctamente). Esto tiene consecuencias directas en células con alta actividad metabólica, como las neuronas.

Durante los periodos de insomnio, las neuronas entran en un estado catabólico, un proceso en el que el cuerpo descompone nutrientes orgánicos para obtener energía, alterando su funcionamiento fisiológico. Este trastorno metabólico provoca un aumento en el gasto energético en reposo, lo que lleva a un balance energético negativo. Como resultado, los procesos metabólicamente costosos, como la formación de sinapsis, se ven comprometidos, ya que las células desvían recursos energéticos hacia funciones esenciales para la supervivencia, como el mantenimiento celular.
Esta alteración en el metabolismo impacta negativamente en la memoria a largo plazo y en la creación de sinapsis —conexiones entre neuronas—, lo que se asocia a efectos característicos de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En resumen, la falta de sueño se configura como un trastorno metabólico que deteriora funciones vitales para el buen funcionamiento del sistema nervioso central.
Más consecuencias de no dormir bien
La falta de sueño puede afectar tanto si se duerme mal una noche como si duerme poco de forma habitual. Estos son sus efectos:
- A corto plazo, la falta de sueño afecta el estado de ánimo, el juicio y la capacidad de concentración. Si no se duerme bien, se pueden tener dificultades para recordar cosas y ser más propenso a cometer errores en actividades escolares o laborales.

- A largo plazo, la falta de sueño se asocia a problemas crónicos de salud como diabetes, hipertensión, ataques cerebrovasculares, obesidad, depresión y enfermedades cardíacas y renales. La falta de sueño también aumenta el riesgo de sufrir lesiones, como accidentes de tráfico.
- Dormir menos de seis horas de promedio por noche se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y a múltiples afecciones, como hipertensión, obesidad y cardiopatías. Dormir menos de 7 horas y más de 9 horas al día se ha relacionado con una salud y un bienestar adversos, incluidos déficits digestivos y neuroconductuales.
¿Es posible compensar una deuda de sueño? Los expertos son contundentes: no se puede compensar. Aclaran que la siesta puede ser útil y ayudar a recuperar energía si es breve (20-30 minutos) y no después de las 16 horas.
En cuanto a quedarse más tiempo en la cama los fines de semana, puede ofrecer una recuperación temporal, pero no compensa completamente la falta de sueño durante la semana y puede desajustar el ritmo circadiano y dificultar el sueño en las noches siguientes. Es mejor mantener un horario de sueño regular, y darle más importancia a dormir en los días laborables, aseguraron los expertos.
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