
La jubilación, aunque esperada por muchos como una recompensa tras años de trabajo, puede traer consigo una serie de cambios en la salud mental y cognitiva. Para millones de personas que se retiran cada año, la transición de la vida laboral a la jubilación representa una oportunidad para relajarse, pero también puede desencadenar una serie de desafíos. Según detalla The New York Times, desde un mayor riesgo de declive cognitivo hasta la depresión, el retiro plantea una serie de riesgos que pueden afectar significativamente la calidad de vida de las personas mayores.
Efectos del retiro en la salud cerebral
La rutina diaria es un componente fundamental de la vida laboral. Despertarse temprano, interactuar con compañeros de trabajo, enfrentar desafíos mentales y cumplir con las demandas del empleo son actividades que mantienen al cerebro activo y estimulado. Ross Andel, profesor de la Universidad Estatal de Arizona, destacó en diálogo con NYT que la pérdida repentina de esta estructura puede tener efectos negativos, pues el cerebro, privado de esos estímulos, entra en un proceso de deterioro natural debido a la inactividad.
El retiro, aunque parece ofrecer descanso, puede privar a las personas de un propósito diario y de los desafíos mentales que eran una parte intrínseca de su vida laboral. Esta falta de actividad puede llevar a la desconexión social y al inicio de un proceso de deterioro cognitivo, como el envejecimiento cerebral acelerado. Según detalló al medio norteamericano Giacomo Pasini, profesor de econometría en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, incluso aquellos que ya han experimentado un declive en sus capacidades cognitivas pueden mejorar significativamente si se les ofrece estimulación adecuada.
Los estudios muestran que uno de los efectos más inmediatos y visibles del retiro es el deterioro de habilidades cognitivas específicas, como la memoria verbal. Un análisis realizado con más de 8.000 jubilados en Europa reveló que las personas experimentaron una caída más rápida en su capacidad de recordar palabras después de retirarse, en comparación con cuando aún trabajaban. Sin embargo, otros aspectos cognitivos, como el razonamiento abstracto, no mostraron un declive tan pronunciado.
El retiro también está vinculado al aumento de los síntomas depresivos. La repentina transición de una vida ocupada a una sin las demandas diarias del trabajo puede provocar sentimientos de inutilidad, soledad y tristeza profunda. Xi Chen, profesora asociada de salud pública en la Universidad de Yale, explicó al NYT que la falta de participación social y la pérdida de una identidad profesional pueden ser factores clave en el desencadenamiento de la depresión.
Factores que influyen en el impacto del retiro

No todos experimentan la jubilación de la misma manera. Factores como el tipo de trabajo realizado y la relación emocional con el empleo desempeñan un papel crucial en cómo las personas perciben su retiro. Por ejemplo, aquellos que trabajaron en posiciones de alto rango, donde su identidad estaba estrechamente vinculada a su carrera, pueden experimentar un declive más pronunciado que aquellos que tuvieron empleos menos exigentes.
Los estudios también han demostrado que las personas que se retiraron antes de la edad estándar de jubilación experimentaron menos deterioro cognitivo en comparación con aquellos que se retiraron más tarde. Esto podría deberse a que las personas que se retiraron antes de tiempo habitualmente no tenían trabajos tan mentalmente exigentes, lo que resultó en un declive más gradual en sus habilidades cognitivas.
Además, aquellos que se ven obligados a retirarse debido a problemas de salud o discriminación por edad pueden enfrentar un impacto más negativo. En este sentido, las mujeres, que suelen mantener una red social activa y se involucran más en la familia, pueden experimentar menos declive cognitivo tras el retiro en comparación con los hombres, quienes a menudo tienen menos contacto social después de dejar el trabajo.
Oportunidades para mejorar la salud cognitiva
Sin embargo, no todo son riesgos. La jubilación también ofrece la posibilidad de mejorar la salud mental y cognitiva. Con más tiempo libre, las personas pueden dedicarse a actividades que fomenten la interacción social y el aprendizaje continuo, lo que ayuda a mantener el cerebro activo. La evidencia científica respalda la idea de que la mente puede regenerarse. Incluso después de períodos de inactividad, el cerebro tiene la capacidad de recuperarse y adaptarse a nuevos desafíos.

Realizar actividades que desafíen la mente, como aprender nuevas habilidades, practicar deportes, leer o participar en clubes de discusión, puede ser una excelente manera de mantener la salud cerebral tras el retiro.
La importancia de tener un plan para el retiro
Tener un plan adecuado para la jubilación es crucial para evitar los efectos negativos. Alison Moore, jefa de geriatría en la Universidad de California en San Diego, enfatiza que es vital empezar a planificar con antelación. No basta con pensar en la jubilación como unas vacaciones largas; es necesario incorporar actividades físicas y mentales estimulantes antes de dejar el trabajo. Introducir rutinas que fomenten la actividad cognitiva y social unos años antes de la jubilación puede facilitar la transición y ayudar a mantener un sentido de propósito en la vida.
La interacción social es fundamental para preservar la salud mental tras el retiro. La soledad y la pérdida de las conexiones sociales pueden contribuir a la depresión y el deterioro cognitivo. David Richter, profesor en la Universidad Freie de Berlín, subraya que la pérdida de contacto social tras el retiro es uno de los factores más perjudiciales para la salud mental. Participar en actividades sociales que fomenten el intercambio de ideas, como clubes de lectura o grupos de voluntariado, es clave para mantener la mente activa.

No todo tipo de socialización es beneficioso, advierte Richter. Las actividades pasivas, como ver televisión, no proporcionan los mismos beneficios que aquellas que requieren interacción activa, como las discusiones profundas y significativas con otros. En este sentido, las interacciones cara a cara siguen siendo esenciales para mantener un cerebro saludable.
Explorar nuevas actividades creativas también puede ser una excelente manera de mantener la salud cerebral en la jubilación. Jonathan Schooler, profesor de ciencias psicológicas y cerebrales en la Universidad de California en Santa Bárbara, sostiene que la creatividad, al igual que cualquier otra habilidad, puede entrenarse y desarrollarse con el tiempo. Hacer ejercicio físico regular y probar nuevas actividades, como aprender a pintar, escribir o practicar un nuevo deporte, puede ayudar a mantener el cerebro ágil y fomentar un sentido de propósito.
La creatividad también está vinculada al sentido de “significado” en la vida, lo que a su vez contribuye a una mayor satisfacción personal. Encontrar formas de incorporar la creatividad en la rutina diaria, incluso a través de pequeños esfuerzos como escribir unos minutos cada día, puede ser tan beneficioso como las actividades cognitivas más tradicionales.
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