
En la era de las redes sociales, donde cualquier usuario con suficiente carisma puede convertirse en una figura influyente, la salud y el bienestar se han transformado en un lucrativo mercado de promesas sin base científica.
La serie de Netflix Apple Cider Vinegar expone el caso de Belle Gibson, la influencer australiana que engañó a miles de seguidores asegurando que había superado un cáncer cerebral con medicina alternativa.
Sin embargo, como menciona Time, más allá de la historia de Gibson, el fenómeno de los gurús de la salud plantea una pregunta inquietante: ¿por qué tantas personas confían en estos personajes en lugar de la medicina basada en evidencia?
El auge de la desinformación en el mundo del bienestar
Belle Gibson no es un caso aislado. La desinformación sobre salud circula de manera alarmante en redes sociales y en el mundo editorial.
En 2014, Liana Werner-Gray publicó The Earth Diet, un libro que aseguraba que había combatido el cáncer con una dieta de desintoxicación extrema.
Aunque tales afirmaciones han sido desacreditadas por la comunidad médica, continúan atrayendo a una audiencia desesperada por soluciones rápidas y naturales.
Gail Cresci, dietista e investigadora en Cleveland Clinic, advierte que el impacto de estos influencers es preocupante.
“Mucha gente llega a mi consulta repitiendo lo que ha escuchado en redes sociales, sin considerar la falta de evidencia detrás de esas afirmaciones”, explica.
Un ejemplo en la serie de Netflix muestra cómo el vinagre de manzana es promovido como una supuesta cura para el cáncer, una afirmación falsa y peligrosa.
¿Por qué la gente les cree?
Las redes sociales han creado un espacio donde la confianza se construye a partir de la cercanía, no de la evidencia científica.
Un caso en la serie ilustra bien esta problemática: Milla, personaje inspirado en la historia real de Jessica Ainscough, rechaza la amputación de su brazo recomendada por su médico y opta por remedios alternativos. La enfermedad avanza y, cuando finalmente busca ayuda médica, es demasiado tarde.

¿Por qué alguien tomaría una decisión así? Según Cresci, hay varios factores:
- Los síntomas tardíos de muchas enfermedades. Al inicio, una persona con prediabetes o hipertensión puede no sentir molestias, lo que le lleva a ignorar las recomendaciones médicas.
- Los remedios caseros parecen más accesibles y menos invasivos. La idea de “curarse” con ingredientes naturales como el vinagre de manzana suena más atractiva que someterse a tratamientos médicos complejos y costosos.
- La desconfianza en la medicina tradicional. Muchos pacientes buscan información que valide lo que desean creer, en lugar de aceptar diagnósticos difíciles.
Desigualdad médica y desconfianza en el sistema de salud
No se puede ignorar que la crisis de confianza en la medicina tiene raíces más profundas. La falta de tiempo en las consultas médicas, la sobrecarga del sistema de salud y las desigualdades de género y raza refuerzan la desconfianza en los médicos.
Un estudio reciente reveló que las mujeres tienen más probabilidades de morir si son atendidas por médicos hombres.
Asimismo, NPR reportó que los afroamericanos suelen recibir un trato inferior en comparación con otros grupos.
En este contexto, muchas personas encuentran en los influencers una voz más cercana a sus experiencias y creencias.
La serie Apple Cider Vinegar evita abordar esta complejidad y se centra en una comunidad de bienestar predominantemente blanca, ignorando que la crisis de confianza en la medicina también afecta a comunidades racializadas.
La manipulación emocional detrás de los influencers de salud

Belle Gibson es un claro ejemplo de cómo la manipulación emocional puede hacer que la desinformación parezca convincente.
En la serie, su personaje finge un ataque epiléptico en medio de una fiesta para evitar ser descubierta.
Cresci señala que los médicos enfrentan un reto complejo: combatir la desinformación sin perder la confianza de sus pacientes. Para ello, enfatiza la importancia de la educación y el pensamiento crítico.
“Siempre les digo a mis pacientes que investiguen a los influencers que siguen. Cualquiera puede llamarse ‘nutricionista’, pero ser dietista registrado requiere años de estudio y certificaciones”, advierte Cresci.
¿Cómo recuperar la confianza en la ciencia?
El problema no radica solo en los influencers; también es un llamado de atención para el sistema de salud.
La desinformación se combate con educación, pero también con cambios en la forma en que los médicos interactúan con sus pacientes.
Algunas estrategias que pueden marcar la diferencia incluyen:
- Brindar consultas más largas y empáticas. La falta de tiempo con los médicos es una de las razones por las que los pacientes buscan información en redes sociales.
- Mejorar la comunicación médica. No basta con tener evidencia científica; es crucial explicarla de manera comprensible.
- Regulación más estricta sobre los suplementos y pseudoterapias. Muchos productos promocionados en redes sociales no están regulados por la FDA y pueden representar riesgos para la salud.
El dilema de la confianza en la era digital
Hoy, tanto médicos como influencers enfrentan un mismo problema: la confianza del público no está garantizada para ninguno de los dos.
Mientras algunos médicos carecen de tiempo para construir relaciones con sus pacientes, los influencers llenan ese vacío con promesas atractivas pero sin base científica.
La clave para revertir esta tendencia no es solo desmentir mitos, sino construir una relación de confianza basada en la evidencia y la educación.
En un mundo donde la información errónea se difunde con facilidad, la salud pública depende de nuestra capacidad para cuestionar, investigar y exigir pruebas antes de creer en soluciones milagrosas.
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