Las 11 claves para adaptar la dieta mediterránea a las comidas, según Harvard

Reconocida globalmente, este régimen alimenticio se fundamenta en la elección de productos frescos y nutritivos, así como en un estilo de vida equilibrado

Guardar
Basada en los hábitos tradicionales
Basada en los hábitos tradicionales de países como Grecia y España, la dieta mediterránea es respaldada por estudios científicos como una de las mejores opciones para prevenir enfermedades crónicas y mejorar la salud general (Imagen ilustrativa Infobae)

La dieta mediterránea, conocida mundialmente por sus beneficios para la salud, se basa en los hábitos alimenticios tradicionales de los países ribereños del mar Mediterráneo, como Grecia, Italia y España. A lo largo de los años, diversos estudios han respaldado su efectividad para la prevención de enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares, y para promover una vida más saludable en general.

¿En qué consiste la dieta mediterránea?

Investigaciones de instituciones prestigiosas, como
Investigaciones de instituciones prestigiosas, como la Universidad de Harvard, destacan cómo este patrón alimentario promueve una salud cardiovascular óptima y previene enfermedades crónicas, gracias a sus grasas saludables y alto contenido en antioxidantes (Imagen ilustrativa Infobae)

La dieta mediterránea es rica en alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres, granos enteros, nueces, semillas y aceite de oliva. Esta también hace un uso moderado de pescado y mariscos, mientras que limita el consumo de carnes rojas y procesadas. Se considera un enfoque equilibrado que pone énfasis en las grasas saludables, especialmente las insaturadas que provienen del aceite de oliva y los frutos secos.

El pescado, en particular, es una de las principales fuentes de proteína, junto con las aves, los huevos y las legumbres, que también tienen una presencia significativa en la dieta. Las hierbas y especias reemplazan el uso excesivo de sal, lo que permite que los alimentos mantengan su sabor natural sin comprometer la salud cardiovascular.

Con una alimentación rica en
Con una alimentación rica en frutas, verduras y grasas saludables, la dieta mediterránea se posiciona como una de las más efectivas para reducir el riesgo de enfermedades del corazón, diabetes y hasta cáncer (Imagen Ilustrativa Infobae)

Al ser una dieta alta en fibra, antioxidantes y grasas saludables, y baja en grasas saturadas y azúcares añadidos, la dieta mediterránea se ha relacionado con una menor incidencia de enfermedades crónicas y con una vida más longeva. De hecho, instituciones prestigiosas como la Organización Mundial de la Salud y muchos expertos en nutrición, incluidos los de la Universidad de Harvard, han respaldado sus beneficios.

Por qué la dieta mediterránea es la más saludable

 Este patrón alimentario no
Este patrón alimentario no solo se basa en ingredientes frescos y naturales, sino en una filosofía de vida equilibrada, que promueve la conexión social y el ejercicio regular como pilares fundamentales para la salud (Imagen Ilustrativa Infobae)

Kathy McManus, Directora del Departamento de Nutrición y Directora de Prácticas de Dietética en el Brigham and Women’s Hospital de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, destacó que la dieta mediterránea es uno de los enfoques más equilibrados y accesibles para lograr una nutrición óptima. La clave de su éxito radica en su énfasis en alimentos frescos, integrales y mínimamente procesados, en contraste con las dietas occidentales, que a menudo son altas en azúcares refinados, grasas trans y alimentos ultraprocesados.

Según la “Guía Práctica para una dieta Mediteránea” publicada en el sitio de la Escuela de Medicina de Harvard, las personas que siguen la dieta mediterránea experimentan mejoras en su salud cardiovascular debido a la reducción del colesterol LDL, el control de la presión arterial y la disminución de los triglicéridos en sangre. Este patrón promueve una mejor calidad de vida y es fundamental en la prevención de la obesidad y la diabetes tipo 2.

Adicionalmente, McManus sugiere que el enfoque de la dieta mediterránea, que prioriza las grasas saludables provenientes de fuentes vegetales, como el aceite de oliva, y los pescados grasos ricos en ácidos omega-3, juega un papel crucial en la reducción de la inflamación y el estrés oxidativo, dos factores clave asociados con el envejecimiento prematuro y las enfermedades crónicas.

Claves para aplicar la dieta mediterránea a las comidas diarias

Adoptar una dieta rica en
Adoptar una dieta rica en pescado, aceite de oliva y legumbres puede reducir de manera significativa los riesgos de enfermedades cardíacas, diabetes y otras condiciones crónicas según los estudios más recientes (Imagen ilustrativa Infobae)
  1. Enfocarse en alimentos de origen vegetal: Una de las bases de la dieta mediterránea es el consumo abundante de frutas, verduras, granos integrales, legumbres, nueces y semillas. Estos alimentos son ricos en nutrientes, antioxidantes y fibra, esenciales para la salud a largo plazo.
  2. El aceite de oliva es la principal fuente de grasa en la dieta mediterránea. Se recomienda usarlo para cocinar y para aderezar ensaladas y platos, debido a sus beneficios para la salud cardiovascular gracias a sus grasas insaturadas.
  3. Harvard recomienda incluir pescado y mariscos en la dieta al menos dos o tres veces por semana. Estos alimentos son ricos en ácidos grasos omega-3, los cuales han demostrado reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.
  4. Limitar el consumo de carnes rojas: La dieta mediterránea promueve el consumo moderado de carnes rojas. El pollo y las aves deben ser preferidos sobre las carnes rojas, y se deben consumir en porciones pequeñas para evitar los efectos negativos de las grasas saturadas.
  5. Las legumbres como lentejas, garbanzos y frijoles son una excelente fuente de proteína vegetal y fibra. Harvard enfatiza que estas deben ser un pilar de la dieta, al igual que los frutos secos, que aportan grasas saludables.
  6. Elegir granos integrales en lugar de granos refinados: Se debe priorizar el consumo de pan integral, arroz integral y pasta de grano entero.
  7. En lugar de utilizar sal, Harvard recomienda sazonar los alimentos con hierbas frescas y especias como el tomillo, romero, ajo y albahaca. Estas ayudan a controlar la presión arterial.
  8. La dieta mediterránea incluye lácteos, pero en cantidades moderadas. Se recomienda consumir yogur natural, queso fresco y leche descremada o baja en grasa, evitando los lácteos enteros y procesados.
  9. Las frutas frescas deben ser la opción preferida para el postre, ya que aportan vitaminas, fibra y antioxidantes sin azúcares añadidos. Frutas como manzanas, naranjas, fresas y uvas son excelentes elecciones.
  10. La dieta mediterránea se basa en la importancia de disfrutar de las comidas en compañía de amigos y familiares. Comer de manera relajada y social es parte del estilo de vida saludable que promueve.
  11. Mantener una rutina de actividad física regular: La dieta mediterránea va de la mano con un estilo de vida activo. Harvard subraya la importancia de hacer ejercicio regularmente, ya sea caminar, nadar, montar en bicicleta o cualquier otra actividad que promueva el bienestar físico y mental.

Ideas de menús de dieta mediterránea

 El bol de ricota
El bol de ricota y frutos rojos ofrece una mezcla deliciosa y nutritiva, ideal para mejorar la función cerebral, gracias a su contenido de antioxidantes, proteínas y ácidos grasos esenciales (Freepik)

Desayuno:

  • Tostadas integrales con aguacate y un toque de aceite de oliva.
  • Yogur griego con frutas frescas y un puñado de almendras.
  • Té verde o café negro (sin azúcar).

Almuerzo:

  • Ensalada de garbanzos con espinacas, tomates cherry, pepino, aceitunas negras, aceite de oliva y hierbas frescas.
  • Filete de pescado a la parrilla (por ejemplo, salmón o atún) con verduras asadas (pimientos, berenjenas, calabacines).
  • Pan integral o quinoa como acompañamiento.

Cena:

  • Pollo al horno con limón, ajo y romero, acompañado de ensalada verde con aguacate y frutos secos.
  • Sopa de lentejas con cebolla, zanahoria y una pizca de aceite de oliva.
  • Una porción pequeña de queso fresco.

Snack:

  • Nueces o una manzana con mantequilla de almendra.
  • Un puñado de frutos secos (almendras, pistachos, nueces de Brasil) en un boul
Guardar