El envejecimiento es un proceso inevitable, pero la velocidad a la que ocurre varía de una persona a otra. Factores como la genética, la alimentación y el estilo de vida influyen en el modo y ritmo de deterioro del cuerpo. Un estudio reciente sugiere que el consumo diario de ácidos grasos omega-3 podría ralentizar el envejecimiento biológico, especialmente si se combina con vitamina D y ejercicio.
Efecto del omega-3 en el envejecimiento biológico
El envejecimiento biológico es la rapidez con la que el cuerpo de una persona se deteriora en comparación con los medios de la población. Este deterioro se puede medir a través de distintos biomarcadores, entre ellos, los llamados “relojes epigenéticos”, que analizan cambios químicos en el ADN asociados con el envejecimiento.
Los omega-3, un tipo de grasa poliinsaturada presente en pescados, frutos secos y semillas, han sido objeto de múltiples investigaciones debido a sus beneficios en la salud cardiovascular, la función cerebral y el sistema inmunológico. Ahora, nuevos hallazgos sugieren que estos ácidos grasos también podrían tener un impacto directo en la velocidad del envejecimiento biológico.
Mecanismo de acción del omega-3
Para entender cómo los omega-3 influyen en el envejecimiento biológico, es importante analizar su papel en el organismo. Estos ácidos grasos intervienen en varios procesos celulares que pueden afectar la longevidad y el estado de salud general.
Uno de los mecanismos clave es su capacidad antiinflamatoria. La inflamación crónica es un factor que contribuye al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades asociadas con la edad, como la diabetes tipo 2, la artritis y las enfermedades neurodegenerativas. Los omega-3 ayudan a reducir esta inflamación al modular la producción de moléculas proinflamatorias.
Además, los omega-3 influyen en la epigenética, es decir, en los procesos que regulan la expresión de los genes sin alterar la secuencia del ADN. Estudios previos han demostrado que estos ácidos grasos pueden modificar etiquetas químicas en el ADN llamadas grupos metilo, que juegan un papel clave en la regulación del envejecimiento celular.
Según los investigadores, estos efectos epigenéticos podrían explicar por qué el consumo de omega-3 se asocia con un ritmo más lento de envejecimiento biológico. “El omega-3 interviene en múltiples vías del envejecimiento, por ejemplo como antiinflamatorio”, explicó en el propio estudio Heike Bischoff-Ferrari, autora principal del mismo.
Detalles del estudio realizado
Para investigar los efectos de los omega-3 en el envejecimiento biológico, Bischoff-Ferrari y su equipo de la Universidad de Zúrich diseñaron un estudio con 777 personas de entre 70 y 91 años en Suiza. Los participantes fueron divididos en ocho grupos que recibieron diferentes combinaciones de suplementos de omega-3, vitamina D y ejercicio.
Algunos participantes ya tomaron estos suplementos o realizaron entrenamiento de fuerza antes del estudio. Como no era ético pedirles que interrumpieran estos hábitos, se les permitirá continuar con ellos. Además, los investigadores asignaron a los grupos dosis diarias de 1 gramo de omega-3, píldoras de placebo o 2000 unidades internacionales de vitamina D. En paralelo, ciertos grupos debían realizar 30 minutos de entrenamiento de fuerza tres veces por semana.
El objetivo era analizar si estos factores podían actuar en conjunto para influir en la velocidad del envejecimiento biológico. Para medir este efecto, los investigadores utilizaron “relojes epigenéticos”, herramientas que analizan los patrones de metilación del ADN en muestras de sangre y permiten estimar la edad biológica de una persona.
Resultados del estudio
Después de tres años de seguimiento, los investigadores compararon los resultados de los participantes con los valores obtenidos al inicio del estudio. Se encontró que aquellos que tomaban omega-3 de manera regular presentaban un envejecimiento biológico más lento que los que solo tomaban el placebo.
Los participantes que consumieron únicamente omega-3 envejecieron, en promedio, tres meses menos que los del grupo placebo. Sin embargo, el efecto fue aún mayor en quienes combinaron omega-3 con vitamina D y ejercicio, alcanzando casi cuatro meses de “rejuvenecimiento” en términos de edad biológica.
Para garantizar la precisión de los resultados, los investigadores tomaron en cuenta factores como la edad cronológica, el peso, la altura y el sexo de los participantes. “Este es el estudio más grande que tenemos hasta el momento que indica que un simple suplemento contribuye a retrasar el envejecimiento biológico”, afirmó Bischoff-Ferrari en el estudio.
A pesar de que tres o cuatro meses pueden parecer un cambio menor, algunos expertos consideran que este efecto es relevante, especialmente en personas mayores. Según explica en uno de sus estudios Richard Siow, investigador del King’s College de Londres, “en una persona mayor, en unos tres meses, podría producirse un gran deterioro relacionado con la edad, por lo que esto se vuelve más significativo”.
Limitaciones y consideraciones
Si bien los resultados del estudio son prometedores, los expertos advierten que los relojes epigenéticos no son una medida definitiva del envejecimiento biológico. Aunque reflejan cambios en los biomarcadores del ADN, no garantizan que una persona sea más saludable en términos funcionales o clínicos.
Bischoff-Ferrari señaló que se necesitan más investigaciones para evaluar qué impacto tienen estos cambios epigenéticos en aspectos concretos como la salud cardiovascular, la función cognitiva y la capacidad física. Actualmente, su equipo está analizando datos adicionales sobre estos parámetros en los participantes del estudio.
Otra limitación es que los participantes del estudio eran relativamente saludables y activos, y en su mayoría no tenían deficiencia de vitamina D. Esto significa que los resultados podrían no ser aplicables a poblaciones con diferentes perfiles de salud, edades más jóvenes o residentes de otros países.
Para obtener conclusiones más sólidas, los investigadores sugieren la realización de estudios más amplios y con poblaciones diversas. Mientras tanto, los hallazgos refuerzan la idea de que los omega-3 pueden desempeñar un papel importante en la salud a largo plazo, especialmente cuando se combinan con otros factores como la vitamina D y el ejercicio.