La depresión afecta cada vez a más personas en Perú, y las cifras más recientes revelan que esta enfermedad golpea con mayor fuerza a las mujeres. Según un informe del Ministerio de Salud (Minsa), de los más de 280.000 casos registrados en el país, el 75,5 % corresponde a mujeres, mientras que el 16,5 % afecta a menores de edad.
El Ministerio también reportó que, hasta julio de 2024, se diagnosticaron más de 182.000 casos de ansiedad. Estas condiciones de salud mental, consideradas como problemas de alta prevalencia, tienen efectos significativos en la calidad de vida y en el desarrollo personal y social de quienes las padecen. En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión y la Ansiedad, que se celebra el 13 de enero, las autoridades han resaltado la importancia de la detección temprana y la atención adecuada para mitigar su impacto.
Beatriz Canessa, psicóloga, docente y jefa del Departamento de Orientación Psicopedagógica de la Universidad de Lima, explicó que la depresión y la ansiedad presentan características diferenciadas pero igualmente perjudiciales. “La depresión se manifiesta con tristeza persistente y pérdida de interés en actividades diarias, mientras que la ansiedad incluye miedo excesivo, inquietud y síntomas físicos como palpitaciones. En su forma crónica, la ansiedad puede ser debilitante”, señaló.
Un problema de salud pública creciente
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que la depresión es una de las principales causas de discapacidad en el mundo. Se estima que más de 280 millones de personas la padecen globalmente, un número que continúa creciendo debido a factores como el impacto de la pandemia de COVID-19, el estrés laboral y las crecientes desigualdades sociales.
En el Perú, las estadísticas del Minsa reflejan una situación crítica, especialmente entre las mujeres. Factores como la sobrecarga de roles (laborales, familiares y sociales), así como la persistente desigualdad de género, son determinantes que explican su alta prevalencia en este grupo.
Por otro lado, la ansiedad, que frecuentemente coexiste con la depresión, también ha mostrado un aumento significativo en diagnósticos recientes. Según los especialistas, esta tendencia podría estar vinculada al incremento del estrés social y económico en el país, derivado de factores como el desempleo, la inflación y la inseguridad ciudadana.
Factores de riesgo asociados a la depresión y ansiedad
De acuerdo con Beatriz Canessa, los principales factores que predisponen a estas condiciones incluyen elementos genéticos, ambientales, psicológicos, biológicos, socioculturales y demográficos. Entre ellos destacan:
- Genéticos y familiares: antecedentes de trastornos emocionales y estilos de crianza adversos.
- Ambientales: eventos traumáticos como abusos, pérdidas significativas o desastres naturales, así como el estrés crónico relacionado con problemas laborales, familiares o económicos.
- Psicológicos: baja autoestima, perfeccionismo, dificultad para manejar el estrés, y el abuso de sustancias como el alcohol o las drogas.
- Biológicos: desequilibrios químicos en el cerebro, enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas.
- Socioculturales: aislamiento social, discriminación por género, orientación sexual o situación socioeconómica.
- Demográficos: mayor prevalencia en mujeres, jóvenes adultos y personas mayores, y mayor riesgo en poblaciones vulnerables por pobreza o desempleo.
La especialista enfatizó que la falta de acceso a atención en salud mental, así como el estigma asociado a estas enfermedades, son barreras que dificultan la detección y tratamiento oportuno en el Perú.
Señales de alerta y cómo actuar
Beatriz Canessa señaló que reconocer los signos de depresión y ansiedad es clave para actuar de manera oportuna. Entre las señales más comunes se incluyen tristeza persistente, aislamiento social, fatiga crónica, cambios en el apetito, problemas de sueño y pensamientos suicidas.
“La ansiedad, por su parte, puede incluir preocupación excesiva, miedo constante o síntomas físicos como palpitaciones y dolores inexplicables. En ambos casos, el riesgo de autolesiones o conductas destructivas no debe subestimarse”, destacó.
Ante estas situaciones, la especialista recomendó a familiares y amigos actuar con empatía y respeto, ofreciendo apoyo emocional y fomentando la búsqueda de ayuda profesional.
Recomendaciones para prevenir y tratar estas condiciones
El autocuidado es un elemento crucial en la prevención y tratamiento de la depresión y la ansiedad. Canessa sugirió incorporar actividades como el ejercicio regular, una alimentación balanceada, descanso adecuado y técnicas de relajación como la meditación o el yoga.
Además, destacó la importancia de evitar la sobrecarga de información, mantener rutinas diarias estables, fortalecer las redes de apoyo y practicar la autocompasión. “Ser amable con uno mismo y aceptar que pedir ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad, son pasos importantes para la recuperación”, afirmó.
En cuanto al tratamiento, la especialista subrayó que la intervención temprana es clave para evitar que los síntomas se agraven. El acceso a terapia psicológica, y en casos más severos, el uso de medicamentos prescritos por profesionales de la salud, son medidas efectivas.
Acceso a servicios de salud mental en el Perú
El Ministerio de Salud del Perú (Minsa) cuenta con más de 200 Centros de Salud Mental Comunitaria (CSMC), que ofrecen atención integral, gratuita y especializada a personas con problemas de salud mental.
Asimismo, se dispone de la Línea 113, una plataforma gratuita que brinda orientación y apoyo a nivel nacional. Estos recursos buscan acercar la atención médica a las comunidades y garantizar un tratamiento accesible para quienes lo necesiten.