
Los colores son una manifestación de la luz que puede ser captada por el ojo humano. En el campo de la psicología, las tonalidades se estudian por su capacidad para generar reacciones emocionales y afectar el comportamiento.
Según un artículo de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Vic, en España, “el color influye sobre el ser humano, y también la humanidad le ha conferido significados que trascienden de su propia apariencia”. Esta institución señala que “sus efectos son de carácter fisiológico y psicológico, pudiendo producir impresiones y sensaciones de gran importancia, pues cada uno tiene una vibración determinada en nuestra visión y por tanto en nuestra percepción”.
Además de su impacto emocional y simbólico, los colores se dividen en cálidos o fríos de acuerdo con su ubicación en el espectro electromagnético. Los primeros se asocian con longitudes de onda más extensas, mientras que los segundos provienen de ondas más cortas. Esta diferenciación tiene una base científica, pero también perceptiva, ya que los colores generan sensaciones vinculadas a elementos naturales que evocan temperaturas específicas.
Así, los tonos como el rojo, el naranja y el amarillo se relacionan con el calor, el fuego y la luz solar. Por el contrario, tonalidades como el azul, el verde o el violeta suelen asociarse con el agua, el hielo, la humedad o la sombra, provocando impresiones de frescura o profundidad. Este fenómeno también puede reflejarse en otras áreas de percepción, como la forma en que percibimos prefieren ciertas gamas cromáticas dependiendo de nuestra edad.

¿Cuáles son los colores del envejecimiento?
Con el paso del tiempo, la percepción de los colores se va modificando. Según un estudio publicado por MedlinePlus, la capacidad para distinguir tonalidades se debilita con la edad, especialmente a partir de los 70 años, y esta condición se acentúa progresivamente. Aunque esta disminución en la visión cromática no suele interferir de manera importante en las actividades diarias de los adultos mayores, sí puede dificultar la identificación precisa entre colores similares, como el azul y el púrpura, o el amarillo con el verde o el amarillo verdoso.
Esto significa que, hacia esa etapa de la vida, muchas personas experimentan cierta confusión o dificultad para diferenciar claramente algunos tonos. Si bien no se trata de una limitación grave, puede tener implicaciones en aspectos cotidianos como la elección de la ropa o la combinación de colores en su entorno, lo cual afecta su percepción estética o su manera de expresarse visualmente.
Por otro lado, el sitio Psicología y Mente explora cómo ciertos colores pueden influir en la apariencia de una persona, haciendo que parezca de mayor edad. No existe una regla absoluta, pero se han identificado algunas tonalidades que podrían acentuar rasgos asociados a la madurez:
- Negro: Aunque es sinónimo de elegancia y formalidad, en muchas culturas también se asocia con la muerte y el misterio, lo que puede transmitir una imagen más seria o envejecida.
- Gris: Este color neutro suele relacionarse con la sobriedad, pero también puede evocar una sensación de indiferencia o apagamiento, restando dinamismo a la imagen personal.
- Tonos oscuros y apagados: En general, estos colores pueden proyectar formalidad y profundidad, pero su uso excesivo puede reforzar una imagen de mayor edad o falta de vitalidad.
En contraste, los colores brillantes y cálidos como el rojo, naranja o amarillo se asocian comúnmente con energía, juventud y alegría. No obstante, es importante considerar que la percepción del color está influenciada por factores culturales, emocionales y personales, por lo que su impacto puede variar según el contexto y la experiencia de cada individuo.

Los colores que se desvanecen con la edad
Un estudio desarrollado por científicos de la University College de Londres y publicado en la revista Scientific Reports aporta nuevas claves sobre cómo cambia la percepción del color con la edad, especialmente en la gama que va del magenta al verde. Esta alteración en la sensibilidad cromática podría explicar por qué algunas personas mayores presentan combinaciones de ropa que resultan inusuales o llamativas a la vista de otros, sin que necesariamente sean conscientes de ello.
En la investigación participaron dos grupos: uno formado por jóvenes de entre 27 y 28 años, y otro por adultos mayores de entre 64 y 65 años. A todos se les colocó en una habitación a oscuras y se les mostraron imágenes de 26 colores distintos, cada uno proyectado durante un promedio de cinco segundos, mientras se medía la reacción de sus pupilas.
Los expertos explican que las pupilas se contraen ligeramente en respuesta a variaciones en la tonalidad del color que se está observando, y que mediante un pupilómetro, instrumento capaz de detectar hasta 1000 cambios por segundo en la dilatación pupilar, es posible medir con precisión estas respuestas.
Los resultados fueron claros: “nuestros hallazgos muestran que los adultos mayores presentan respuestas de constricción pupilar más débiles ante aumentos en los niveles de croma (colorido) de los colores de amplio espectro, en comparación con los adultos jóvenes”, indica el estudio realizado en 2023.
En otras palabras, los adultos mayores respondían con menor intensidad a ciertos colores, sobre todo verde y magenta, lo cual se traduce en una menor sensibilidad a los matices de esas tonalidades. “Nuestros datos de pupilometría sugieren que nos volvemos fisiológicamente menos sensibles al colorido de nuestro entorno a medida que envejecemos”, añade la investigación.
Además, este hallazgo abre la puerta a una posible conexión con trastornos neurológicos. Se plantea que esta dificultad para percibir correctamente ciertos tonos podría estar relacionada con una forma de demencia conocida como atrofia cortical posterior, que afecta la percepción visual. Comprender mejor este vínculo podría facilitar el diagnóstico temprano y la comprensión de cómo esta enfermedad altera el funcionamiento cerebral.
Aunque la muestra de participantes es reducida, el estudio sugiere un enfoque innovador, marcas de ropa podrían desarrollar líneas pensadas específicamente para adultos mayores, considerando los colores que perciben con mayor claridad. Esto no solo haría más accesible la moda para ellos, sino que también les proporcionaría mayor seguridad al momento de elegir y combinar prendas.