Comida chatarra: los daños a la salud son mayores en menores de edad

El consumo de estos alimentos podría implicar diferentes problemas de salud para los niños, niñas y adolescentes

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La comida chatarra puede afectar
La comida chatarra puede afectar seriamente a la salud de niños, niñas y adolescentes. Foto: (iStock)

El consumo habitual de comida chatarra, caracterizada por su alto contenido de grasas saturadas, azúcares refinados, sodio y aditivos artificiales, está generando serias preocupaciones en el ámbito de la salud pública, especialmente en lo que respecta a niños y adolescentes.

Según un informe publicado por la revista The Lancet, el 18% de los menores en todo el mundo padecen obesidad, y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados se identifica como uno de los principales factores de riesgo. Este problema no solo afecta el peso corporal, sino también tiene implicaciones profundas en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los menores.

La obesidad infantil y sus riesgos asociados

De acuerdo con The Lancet, la obesidad infantil está directamente relacionada con el consumo de alimentos ultraprocesados como papas fritas, refrescos y snacks. Estos productos, con alta densidad calórica y escaso valor nutricional, contribuyen significativamente al aumento de peso en los menores. Además, la obesidad no solo tiene un impacto estético, sino que incrementa igualmente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares.

La obesidad infantil no es un problema aislado, sino que forma parte de un círculo vicioso que puede extenderse hasta la adultez. Los niños que adoptan hábitos alimenticios poco saludables desde temprana edad tienen mayores probabilidades de enfrentar complicaciones de salud a largo plazo. Esto incluye enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

La comida chatarra puede provocar
La comida chatarra puede provocar serios problemas para las infancias. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Efectos en el desarrollo cerebral y cognitivo

El impacto de la comida chatarra no se limita al peso corporal. Según un estudio publicado en JAMA Pediatrics, una dieta rica en grasas saturadas y azúcares puede alterar el desarrollo cerebral de los niños, lo que afecta su memoria y capacidad de aprendizaje. Los investigadores encontraron que los menores que consumen regularmente alimentos ultraprocesados presentan un menor rendimiento en pruebas cognitivas y un mayor riesgo de desarrollar trastornos como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).

El exceso de grasas trans y saturadas interfiere con las funciones cerebrales esenciales, lo que puede tener consecuencias a largo plazo en el desempeño académico y en la capacidad de los niños para procesar información de manera eficiente.

Vulnerabilidad del sistema inmunológico

Otro aspecto preocupante es cómo la comida chatarra afecta el sistema inmunológico de los menores. Según investigaciones publicadas en Frontiers in Nutrition, las dietas ricas en grasas trans y azúcares refinados pueden inducir inflamación crónica, lo que debilita las defensas del cuerpo. Esto hace que los niños sean más propensos a infecciones y enfermedades.

El estudio también señala que una dieta basada en alimentos ultraprocesados puede alterar la microbiota intestinal, un componente clave en la regulación del sistema inmunológico. Este desequilibrio en la flora intestinal no solo afecta la capacidad del cuerpo para combatir enfermedades, sino que también puede tener implicaciones en la salud mental y emocional de los menores.

El consumo de estos alimentos
El consumo de estos alimentos podría incrementar la probabilidad de. padecer enfermedades cardiovasculares. (AP Foto/Eduardo Verdugo, Archivo)

Problemas metabólicos y enfermedades crónicas

El consumo habitual de comida chatarra está vinculado a un aumento en la prevalencia de problemas metabólicos en niños. Según un estudio de Pediatrics, los menores que consumen alimentos con alto contenido de azúcares refinados y grasas no saludables tienen un mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, una condición que puede derivar en diabetes tipo 2.

Además, estos alimentos contribuyen a niveles elevados de colesterol LDL, conocido como el “colesterol malo”, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares en etapas posteriores de la vida. Este tipo de problemas metabólicos no solo afectan la salud inmediata de los niños, sino que también los predisponen a complicaciones graves en la adultez.

Impacto emocional y conductual

El efecto de la comida chatarra no se limita al ámbito físico. Según un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, los niños con dietas altas en alimentos ultraprocesados son más propensos a desarrollar trastornos emocionales como ansiedad y depresión. Esto se debe, en parte, a que los altos niveles de azúcares y grasas no saludables pueden alterar los niveles de neurotransmisores como la serotonina, que regula el estado de ánimo.

Además, el consumo excesivo de azúcar puede generar un ciclo de adicción, ya que provoca la liberación de dopamina en el cerebro. Este mecanismo refuerza el deseo de consumir más alimentos ultraprocesados, lo que puede derivar en alteraciones de comportamiento y dificultades para controlar los impulsos.

Es indispensable mantener a los
Es indispensable mantener a los niños bajo una dieta equilibrada. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El impacto de la comida chatarra en la infancia no se limita a los años formativos. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños que consumen una dieta rica en alimentos ultraprocesados tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la adultez, como diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer.

Un estudio longitudinal realizado en el Reino Unido y publicado en The Lancet confirmó que los malos hábitos alimenticios adquiridos en la infancia tienen un efecto acumulativo, aumentando significativamente las probabilidades de sufrir complicaciones de salud en el futuro.