
Sin duda, las principales recomendaciones que suelen darse cuando se busca perder peso son llevar una alimentación saludable y realizar actividad física. Muchos especialistas y personas en general asumen que esto suele ser suficiente para tener un peso saludable; sin embargo, existen muchas personas que pueden llevar este estilo de vida y aún así tener problemas para mantener un peso estable.
Y es que es cada vez más sabido que en muchas ocasiones una correcta alimentación y realizar actividad física puede no ser suficiente para perder peso, debido a que existen muchos factores que influyen en el metabolismo de las personas.
Es así que existe un hábito que es común en la sociedad actual y que podría ser otro de los factores que más influyen en que las personas no puedan lograr un peso saludable. Este es el mal hábito de no dormir lo suficiente o bien no tener un sueño reparador, lo que cual puede ocurrir cuando se tiene elevados niveles de estrés o cuándo no se le da al descanso la importancia que tiene.
Es por eso que aquí te contamos cuáles son las razones por las que no dormir bien tienen gran influencia en el peso corporal y por qué lograr ese objetivo podría ser una meta casi imposible de lograr solo con dieta y ejercicio sino cambias este factor.

Por qué dormir mal puede hacerte subir de peso a pesar de que hagas dieta y ejercicio
Como mencionamos antes, dormir mal puede contribuir al aumento de peso incluso cuando se sigue una dieta saludable y se realiza ejercicio regularmente debido a varios mecanismos biológicos y conductuales que afectan el equilibrio energético y metabólico del cuerpo, entre los cuales se encuentran los siguientes:
- Alteración hormonal: La falta de sueño provoca un desequilibrio en las hormonas que regulan el hambre y la saciedad:
Grelina: Hormona que estimula el apetito y aumenta con la privación de sueño, haciendo que se sienta más hambre.
Leptina: Hormona que induce saciedad, cuyos niveles disminuyen con el mal descanso, dificultando el control del apetito. - Mayor acumulación de grasa: Dormir poco se asocia con niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés, que estimula la acumulación de grasa, especialmente en el área abdominal. Esto también puede afectar el metabolismo y la sensibilidad a la insulina, incrementando el riesgo de almacenamiento de calorías como grasa.
- Aumento de antojos: La privación del sueño fomenta una mayor preferencia por alimentos ricos en azúcares y grasas, que son densos en calorías y menos nutritivos. Además, puede reducir la autocontrol y la capacidad para tomar decisiones saludables respecto a la alimentación.
- Disminución de la energía para el ejercicio: El cansancio causado por la falta de descanso afecta la motivación y el rendimiento físico, lo que puede impactar la intensidad y duración del ejercicio, disminuyendo el gasto calórico.
- Metabolismo más lento: La privación del sueño puede ralentizar el metabolismo basal, reduciendo la cantidad de calorías que el cuerpo quema en reposo.
Por lo tanto, mejorar la calidad del sueño no solo es esencial para la salud en general, sino también para apoyar los esfuerzos de pérdida o mantenimiento de peso, complementando la dieta y el ejercicio.
Recuerda que idealmente, se recomienda dormir entre 7 y 9 horas cada noche. En caso de que sean menos horas procura que al menos las horas que duermas realmente sean de un sueño reparador.