
En una sociedad acelerada, donde el estrés y el desgaste emocional son constantes, es fundamental reflexionar sobre el estilo de vida y la alimentación para evitar consecuencias fatales.
Infarto o ataque de ansiedad: claves para diferenciarlos
Es crucial distinguir entre los síntomas de un infarto y un ataque de ansiedad para actuar de manera adecuada ante cada situación.
Síntomas de un infarto
Un infarto ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia el corazón se ve obstruido total o parcialmente, generalmente debido a que una arteria coronaria está tapada por un coágulo o acumulación de placa. Esto provoca que una parte del tejido cardiaco no reciba oxígeno suficiente. Según la Secretaría de Salud, sus principales causas incluyen:
- Alimentación inadecuada.
- Falta de actividad física.
- Obesidad.
- Diabetes.
- Hipertensión.
- Apnea del sueño o ronquidos severos.

De acuerdo con el portal Modern Heart and Vascular, los síntomas más comunes son las siguientes:
- Opresión o dolor persistente en el lado izquierdo del pecho.
- Irradiación del dolor hacia la mandíbula, el brazo izquierdo y la espalda.
- Dificultad para respirar.
- Sudor frío en algunos casos.
- Mareos o náuseas.

Síntomas de un ataque de ansiedad
La ansiedad es una respuesta natural que tiene el cuerpo cuando se producen situaciones de estrés o peligro percibido. Se caracteriza por tener sensación de inquietud, nerviosismo o temor, así como cambio de ritmo cardiaco, respiración acelerada, sudoración y tensión muscular.
Tener ansiedad es normal e incluso útil para enfrentar algunas situaciones difíciles, pero en cambio si se presenta de manera intensa, prolongada o sin una causa aparente, puede convertirse en trastorno de ansiedad, que requiere atención profesional.

La ansiedad puede distorsionar la percepción de la realidad y sus síntomas suelen aparecer de manera repentina:
- Taquicardia o palpitaciones.
- Sensación de ahogo o dificultad para respirar, similar al asma.
- Sudoración excesiva.
- Temblores.
- Dolor de cabeza.
- Presión o molestia en el pecho.
- Episodios de llanto o gritos incontrolables.
- Náuseas o vómito.
- Escalofríos.
- Mareos o desvanecimientos.
- Hormigueo en manos y rostro.

¿Cómo diferenciarlos?
La duración es una de las principales diferencias: un ataque de ansiedad suele ser breve, mientras que un infarto puede extenderse entre cinco y 20 minutos.
El dolor torácico también es distinto. En un infarto, la sensación es de opresión intensa e inalterable con el movimiento. En un ataque de ansiedad, el dolor puede parecer un pinchazo y variar según la respiración, la posición corporal o la ingesta de alimentos.
Reconocer estas diferencias puede ser clave para actuar con rapidez y evitar complicaciones graves.
