
La necesidad de comer dulces es un fenómeno psicológico más común de lo que parece y, generalmente, puede estar vinculado a la manera en que algunas personas manejan sus emociones, ya que el azúcar genera una sensación temporal de placer y alivio. A través de este patrón, los dulces se utilizan como un método rápido para experimentar bienestar, sin ser plenamente consciente de que lo que realmente se busca es una solución emocional.
Este comportamiento no solo está relacionado con una preferencia por el sabor dulce, sino con el proceso de recompensa en el cerebro, pues al consumir azúcar, se liberan sustancias químicas como la dopamina, asociadas con el placer y la satisfacción. Con el tiempo, esta respuesta refuerza la conexión emocional entre los dulces y la gratificación, aumentando la probabilidad de recurrir a ellos en momentos de malestar emocional, como una forma de aliviar la incomodidad.
Este ciclo de consumo emocional puede convertirse en un hábito difícil de modificar, ya que cada vez que el azúcar alivia temporalmente el malestar, la conexión se reafirma, así, aunque este comportamiento aparentemente proporciona una solución rápida, tiene consecuencias a largo plazo, tanto en la salud física como en el bienestar psicológico, ya que se genera una dependencia a los alimentos dulces para afrontar situaciones difíciles, desencadenando lo que se conoce como ansiedad por comer dulces o trastorno por atracón de azúcar.
¿En qué consiste la ansiedad por comer dulces?

De acuerdo con el Centro Integral de Nutrición Islas Baleares (CINIB), en situaciones de estrés, el cerebro incrementa los niveles de cortisol, una hormona conocida como “la hormona del estrés”, que eleva el azúcar en sangre y genera una necesidad de consumir alimentos dulces, por lo que muchas veces el pequeño impulso es considerado natural, sin embargo, en casos más extremos, se trata de un trastorno negativo.
Marissa Glover, psicóloga especializada en terapia cognitivo conductual y colaboradora de Psicología Online, esta necesidad intensa y recurrente de consumir azúcar, conocida como ansiedad por comer dulces o trastorno por atracón de azúcar, puede variar en intensidad, desde episodios ocasionales hasta patrones persistentes que afectan la calidad de vida. Según explica la especialista, el acto de consumir dulces está vinculado también a la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa, lo que refuerza el deseo de repetir esta conducta.
Glover asegura que la conducta está profundamente arraigada en patrones emocionales y conductuales aprendidos desde la infancia pues, en muchos casos, los dulces se utilizan como recompensas o como una forma de calmar el malestar en los niños, lo que genera una asociación emocional con estos alimentos que puede persistir en la adultez, convirtiendo el consumo de azúcar en una respuesta automática frente a emociones negativas como el estrés, la ansiedad o el aburrimiento.
Al respecto, el CINIB explica que, en momentos de estrés, el aumento de cortisol también tiene efectos metabólicos a largo plazo, pues dicha hormona contribuye a la acumulación de grasa y al deterioro muscular, lo que agrava los problemas de salud relacionados con el consumo excesivo de alimentos azucarados.
Como ya se mencionó, el consumo de azúcar activa el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina, conocida como “la hormona de la felicidad”. Según Marissa Glover, esta liberación genera una sensación placentera que, aunque breve, alivia temporalmente estados emocionales negativos, sin embargo, este efecto es de corta duración, lo que lleva a un círculo vicioso en el que la persona siente la necesidad de consumir más azúcar para mantener esa sensación de bienestar.
De igual manera, la especialista detalla que este comportamiento también puede estar relacionado con el aburrimiento, ya que cuando las personas no encuentran formas de distraer su mente, experimentan ansiedad o desesperación, lo que las lleva a buscar consuelo en alimentos que les resulten placenteros, como los dulces, lo cual, aunque parece común e inofensivo, termina por convertirse en un problema cuando afecta la salud física y emocional.
¿Cuáles son las consecuencias de este trastorno?

El psicólogo Alejandro García Mingrone, miembro de la red de psicólogos PsicoAnalizarte, advierte sobre las graves consecuencias del consumo excesivo de azúcar, especialmente en alimentos ultraprocesados. Entre los efectos más destacados, subrayó que se encuentran la obesidad, la diabetes tipo II, los infartos, la hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares. Además, el abuso de azúcar puede agravar trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, así como afectar la capacidad de aprendizaje y memoria.
En cuanto a lo más común, recordó que esta práctica incentiva el aumento de peso y el desarrollo del síndrome metabólico, enfermedades que impactan la salud física y, a su vez, influyen negativamente en la autoestima y el bienestar emocional de las personas.
¿La ansiedad por comer dulces tiene solución?

Entre las diversas estrategias para manejar la ansiedad por el consumo de azúcar, Marissa Glover señala que una de las principales es identificar las emociones y necesidades reales detrás del deseo de comer dulces, lo cual inicia por preguntarse si se ha comido lo suficiente o si se está enfrentando a una situación estresante, lo que puede ayudar a encontrar alternativas más saludables para lidiar con estas emociones.
Otra estrategia efectiva es distraer la mente durante los episodios de ansiedad, ya que estos suelen ser transitorios y de corta duración. Al respecto, la psicóloga recomienda enfocar la atención en otras actividades que reduzcan significativamente este impulso; además, realizar ejercicio físico es una herramienta poderosa, ya que también estimula la liberación de dopamina, mejorando el bienestar emocional y ayudando a controlar los pensamientos relacionados con los antojos.
Asimismo, llevar una dieta equilibrada es fundamental para mantener niveles de energía estables y evitar la necesidad de recurrir al azúcar como fuente de energía rápida. Según Psicología Online, una dieta saludable no tiene que ser restrictiva, sino incluir alimentos nutritivos que proporcionen los nutrientes necesarios para el día a día.
Finalmente, mejorar la calidad de los pensamientos es clave para evitar caer en patrones perjudiciales. Aunque parezca superficial, en realidad, cambiar pensamientos negativos por otros más positivos y enfocados en el bienestar personal puede marcar una gran diferencia en la forma en que se enfrentan los antojos de azúcar.