Ajo japonés: qué es y cómo consumirlo para obtener sus beneficios

Es bien sabido que el ajo es un alimento con importantes propiedades pero que, sin embargo, tiene un fuerte olor y sabor que lo vuelve desagradable para muchas personas, lo cual evita que aprovechen sus beneficios.

Es por eso que hoy traemos para ti una alternativa para obtener los nutrientes del ajo tradicional pero de una manera más amable al paladar lo cual puedes lograr consumiendo ajo japonés.

Y es que el ajo japonés es una variedad suave del ajo tradicional que se caracteriza por su menor intensidad en sabor y aroma. Es más fácil de consumir crudo que otras variedades, ya que su sabor resulta menos picante y no deja un olor fuerte en el aliento.

Como mencionamos el ajo japonés recibe este nombre debido a su suavidad en sabor y apariencia, características que suelen asociarse con productos alimenticios originarios o relacionados con prácticas culinarias de Japón, aunque no necesariamente proviene de este país. Su denominación puede ser más comercial que geográfica, ya que existen variedades similares cultivadas en distintos lugares del mundo

Este ajo comparte propiedades similares al ajo convencional pero su suavidad en sabor y más fácil digestión lo convierten en una opción popular para quienes buscan los beneficios del ajo pero prefieren evitar su fuerte aroma o sabor.

Como mencionamos antes el ajo japonés, conocido por ser una variante suave del ajo tradicional, ofrece una serie de beneficios para la salud similares a los del ajo común, aunque su sabor es menos intenso. A continuación, algunos de sus principales beneficios:

1. Propiedades cardiovasculares: Contribuye a la salud del corazón al ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL (“malo”) y mejorar la circulación, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
2. Regulación de la presión arterial: Contiene compuestos bioactivos que pueden contribuir a la dilatación de los vasos sanguíneos, beneficiando a personas con hipertensión.
3. Efectos antioxidantes: Es rico en antioxidantes que combaten los radicales libres, protegiendo las células del daño oxidativo y reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas.
4. Fortalecimiento del sistema inmunológico: Sus compuestos, como la alicina, pueden ayudar a reforzar las defensas naturales del cuerpo, haciéndolo eficaz para prevenir infecciones.
5. Propiedades antiinflamatorias: Su consumo puede contribuir a reducir la inflamación, lo que beneficia a personas con enfermedades relacionadas como artritis o molestias crónicas.
6. Apoyo en la digestión: Se asocia a la mejora de la digestión gracias a sus propiedades que estimulan la flora intestinal y su capacidad para aliviar ciertos problemas gastrointestinales.

Si sientes curiosidad por este tipo de ajo pero no sabes bien como incluirlo en tu alimentación aquí te decimos cuáles son algunas de las mejores maneras de comerlo para aprovechar todos los beneficios que tiene para la salud:

1. Consumirlo crudo: Es la forma más eficaz de preservar sus compuestos activos, como la alicina. Puedes comer 1 o 2 dientes en la mañana con el estómago vacío, acompañados de agua. Es suave en sabor, por lo que es más fácil de consumir crudo que el ajo tradicional.
2. Cocido o asado: Incorporarlo a tus comidas cocinado en salsas, sopas o salteados es una opción práctica. Aunque parte de la alicina se pierde con la cocción, aún conserva otros nutrientes y beneficios antioxidantes.
3. Infusión: Pela y aplasta de 1 a 2 dientes de ajo japonés y hiérvelos en una taza de agua durante 5-10 minutos. Puedes agregar limón y miel para mejorar el sabor y consumirlo como té, ideal para reforzar el sistema inmunológico.
4. En ensaladas o guarniciones: Puedes cortar los dientes en láminas finas y utilizarlos como complemento en ensaladas, tostadas o guarniciones.
5. Como suplemento: El ajo japonés también se encuentra en cápsulas o extractos. Es una opción conveniente para quienes desean evitar el sabor del ajo. En este caso, consulta con un médico o nutricionista para la dosis adecuada.

Para obtener sus beneficios a largo plazo, se recomienda consumirlo de forma regular pero moderada (1-2 dientes al día), ya que en exceso podría causar malestar estomacal o interferir con ciertos medicamentos, como los anticoagulantes.