4 de marzo Día Mundial de la Obesidad; un llamado urgente a la prevención y el cuidado de la salud

La conmemoración exhorta a los gobiernos, profesionales de la salud y ciudadanos a trabajar juntos para reducir el impacto de esta enfermedad en la salud y la calidad de vida de las personas

Guardar
Se estima que más de
Se estima que más de 650 millones de adultos en el mundo padecen obesidad, una cifra alarmante que continúa creciendo año tras año. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El Día Mundial de la Obesidad, promovido por la Federación Mundial de la Obesidad, originalmente se instauró en 2015 para ser conmemorado el 11 de octubre, sin embargo, desde 2020, la fecha fue trasladada al 4 de marzo con el objetivo de unificar los esfuerzos globales en torno a esta problemática.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la obesidad como una enfermedad crónica compleja caracterizada por una acumulación excesiva de grasa corporal perjudicial para la salud, un trastorno que incrementa significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades graves como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, además, puede impactar negativamente en la salud ósea, la fertilidad y otros aspectos del bienestar general.

El año pasado, el Instituto Nacional de Salud Pública advirtió que, de no tomarse medidas efectivas, el número de personas con obesidad podría alcanzar los cuatro mil millones para 2035, un aumento exponencial que podría duplicarse y también afectará gravemente a la población infantil.

El Día Mundial de la Obesidad es el momento ideal para poner en evidencia la urgencia de abordar este problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo, pues las alarmantes cifras de obesidad subrayan la necesidad de implementar políticas y estrategias eficaces que combatan las causas subyacentes de esta enfermedad, tales como el sedentarismo, la mala alimentación y la falta de acceso a servicios de salud adecuados.

¿Cuáles son las causas del sobrepeso y la obesidad?

La falta de acceso a
La falta de acceso a alimentos saludables y la promoción de un estilo de vida sedentario han contribuido al aumento de la obesidad en las últimas décadas. (Cuartoscuro)

Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés), estas condiciones se desarrollan principalmente debido a un desequilibrio energético, es decir, cuando el cuerpo consume más calorías de las que utiliza.

Este fenómeno ocurre porque las calorías ingeridas, provenientes de alimentos y bebidas, superan las que el organismo necesita para funciones básicas como respirar, digerir alimentos y realizar actividad física, sin embargo, el NHLBI explica que este no es el único factor que contribuye al aumento de peso, ya que elementos como los hábitos alimentarios con un consumo excesivo de calorías, grasas saturadas y azúcares añadido; la actividad física, el sueño, el estrés, las condiciones médicas, la genética, los medicamentos y el entorno también juegan un papel crucial.

Como ya se mencionó, uno de los principales factores que contribuyen al sobrepeso y la obesidad es la falta de actividad física. Según el NHLBI, pasar muchas horas frente a pantallas, ya sea viendo televisión, utilizando computadoras o jugando videojuegos, eleva el índice de masa corporal (IMC).

Para contrarrestar este problema, se recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana, además de ejercicios de fortalecimiento muscular dos o más días por semana, mientras que, en el caso de los niños, se sugiere un mínimo de 60 minutos diarios de actividad aeróbica.

La calidad y cantidad del sueño también están vinculadas al riesgo de obesidad, pues, de acuerdo a la institución, dormir menos de siete horas por noche de manera habitual altera las hormonas que regulan el apetito, lo que aumenta la probabilidad de comer en exceso o de no reconocer las señales de saciedad del cuerpo.

Finalmente, el estrés, tanto a corto como a largo plazo, influye en el aumento de peso al alterar los niveles hormonales. Al respecto, el NHLBI explica que el estrés puede desencadenar la liberación de cortisol, una hormona que regula el equilibrio energético y el apetito, un cambio hormonal que lleva a un mayor consumo de alimentos y al almacenamiento de grasa en el cuerpo.

Algunas afecciones médicas, como el síndrome metabólico y el síndrome de ovario poliquístico, también favorecen el aumento de peso y requieren tratamiento médico para ayudar a las personas a alcanzar un peso saludable. Por otro lado, la genética también desempeña un papel importante según el NHLBI, pues se han identificado al menos 15 genes relacionados con esta condición y, aunque las personas con predisposición genética tienen un mayor riesgo, adoptar un estilo de vida saludable puede ayudar a mitigar este impacto.

Relacionado a las condiciones médicas y de salud, algunos medicamentos como los antidepresivos, antipsicóticos, betabloqueantes, anticonceptivos, glucocorticoides e insulina, pueden contribuir al aumento de peso al alterar las señales químicas que regulan el apetito.

¿La obesidad se puede prevenir?

Según la Organización Mundial de
Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad infantil está creciendo a un ritmo alarmante, y casi el 20% de los niños y adolescentes de todo el mundo tienen sobrepeso. (Fundación Mundial de la Obesidad)

La prevención de la obesidad es un desafío que requiere un enfoque integral, basado en hábitos saludables y sostenibles. Según las recomendaciones del Instituto mexicano de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, una dieta equilibrada y variada que incluya el consumo de alimentos de todos los grupos, como lácteos descremados, carnes magras, huevos, vegetales, frutas, cereales, legumbres, aceites vegetales y agua es fundamental.

Por otro lado, limitar o evitar alimentos que pueden contribuir al aumento de peso también es crucial, por ejemplo, lácteos enteros, carnes con grasa, fiambres, embutidos, quesos duros, aderezos y snacks. Asimismo, se recomienda reducir al máximo el consumo de productos con alto contenido de azúcares refinados, como dulces, gaseosas y golosinas, así como evitar las bebidas alcohólicas.

Aunque suele desplazarse este factor, el consumo adecuado de agua potable también juega un papel esencial en la prevención, ya que mantenerse hidratado favorece el funcionamiento del organismo y ayuda a controlar el apetito. Además, es importante evitar ayunos prolongados y realizar al menos cuatro comidas principales al día, es decir, desayuno, almuerzo, merienda y cena, donde las porciones sean m0oderadas.

¿Cómo se diagnostican el sobrepeso y la obesidad?

El Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver afirmó que el índice de masa corporal (IMC) es la herramienta más común para determinar si una persona presenta sobrepeso u obesidad. Este indicador se calcula comparando el peso de una persona con su estatura, proporcionando una estimación de la grasa corporal, sin embargo, existen otras formas que también son precisas para medir la grasa corporal, como la circunferencia de la cintura, el índice cintura-cadera, el grosor de los pliegues cutáneos y técnicas avanzadas como el ultrasonido.

En cuanto a los síntomas, según el Instituto Mexicano de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), los más comunes asociados a estas condiciones incluyen un aumento significativo de peso, dificultad para respirar tanto durante el día como al dormir, cansancio constante, fatiga, dolor en las articulaciones de rodillas y pies, reflujo, acidez, hinchazón, calambres en las piernas y pérdida de control para orinar, los cuales son las señales de alerta para buscar atención médica inmediata.