Durante más de dos años, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) operó una sofisticada red de lavado de dinero en Estados Unidos, utilizando tiendas de teléfonos celulares en Houston como fachada para blanquear millones de dólares provenientes del narcotráfico.
Una investigación federal de 21 meses, conocida como “Operación Noch”, culminó con el arresto de 29 personas, el desmantelamiento de esta red y el decomiso de grandes cantidades de dinero, drogas y armas, según informó el Departamento de Justicia el pasado 24 de enero.
El imperio de los teléfonos celulares
Las autoridades explicaron que el CJNG, uno de los cárteles más poderosos y violentos de México, utilizaba las ganancias de las ventas de drogas ilícitas en Estados Unidos para comprar teléfonos celulares en tiendas estadounidenses, incluidas dos en el área de Houston. Los dispositivos eran enviados a México, donde se revendían a precios inflados, generando ganancias aparentemente legales.
Jennifer Lowery, fiscal federal interina para el Distrito Sur de Texas, afirmó que este esquema permitió al cártel canalizar enormes cantidades de dinero.
“Las investigaciones revelaron que las transacciones se llevaron a cabo como parte de una compleja red internacional de lavado de dinero basada en el comercio, operada en ciudades clave de Estados Unidos y conectada con mercados internacionales”, señaló.
La “Operación Noch” reveló la magnitud de las actividades del CJNG, que no solo utilizó Houston como centro de operaciones, sino que también extendió su esquema de lavado de dinero a estados como Florida, Alabama, Luisiana y Carolina del Norte.
Entre los implicados figuran Nabeel Iqbal y Asad Wali Kesaria, propietarios de las dos tiendas de teléfonos celulares en Houston que servían como punto clave en la operación. Ambos enfrentan cargos de conspiración para lavar dinero y lavado de instrumentos monetarios, delitos que podrían costarles hasta 20 años de prisión cada uno.
Según el informe de la Administración de Control de Drogas (DEA), los propietarios de las tiendas trabajaban conscientemente con los operadores del CJNG, recibiendo grandes cantidades de efectivo de mensajeros que entregaban el dinero en nombre del cártel. Los fondos eran luego utilizados para adquirir teléfonos, que se enviaban a México a través de canales comerciales legales.
Operación encubierta
El desmantelamiento de la red se logró gracias a una operación encubierta liderada por la DEA, que incluyó el establecimiento de una tienda falsa de teléfonos celulares en Houston. Durante nueve meses, agentes encubiertos recopilaron más de 6.8 millones de dólares en ganancias ilícitas provenientes del narcotráfico.
“Tomamos su dinero, les ayudamos y ahora irán a la cárcel y pagarán por ello”, declaró Daniel Comeaux, agente especial a cargo de la oficina de campo de la DEA en Houston.
Además, durante el operativo se incautaron:
- 85 kilogramos de metanfetaminas
- 10 kilogramos de cocaína
- 17 armas de fuego
- 481 mil dólares en una cuenta bancaria
- 566 mil dólares en efectivo
- Sustancias como heroína, Alprazolam (Xanax) y fentanilo.
“Chico” Jaramillo
La investigación también identificó a Francisco Jaramillo-Valdovinos, alias “Chico” Jaramillo, como un alto mando del CJNG que supervisaba esta red de lavado de dinero.
Jaramillo, considerado un “comandante” clave dentro de la estructura del cártel, sigue prófugo, junto con otros 14 sospechosos, según informaron las autoridades.
El CJNG es conocido por ser una de las organizaciones criminales más violentas y con mayor expansión en el mundo, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”. Según un informe de la DEA de 2019, el cártel busca posicionarse como el principal proveedor global de drogas ilícitas, utilizando métodos innovadores para financiar sus actividades.
“Esta investigación demuestra que no importa cuán sofisticado sea el esquema, las autoridades están comprometidas a identificar, interrumpir y desmantelar las organizaciones criminales que amenazan la seguridad de nuestras comunidades”, concluyó Lowery en una conferencia de prensa.