
La industria de la alta joyería en Reino Unido ha quedado totalmente sorprendida al descubrir la estafa del empresario y propietario español, Vashi Nanwani Domínguez, de la cadena minorista de lujo Vashi. Según ha revelado BBC Panorama, el joyero habría usurpado 170 millones de libras (aproximadamente 200 millones de euros al cambio actual) en diamantes con la ayuda de sus empleados, quienes recibieron instrucciones para simular ser clientes durante visitas de inversores para simular la popularidad y prosperidad del negocio.
Esta maniobra habría facilitado nuevas inyecciones de capital, justo cuando la cadena acumulaba varias deudas antes de su colapso en 2023. Ahora, en plena búsqueda activa del empresario, BBC Panorama ha publicado una entrevista a diversos exempleados, inversores y analistas que examinan los restos financieros de la firma con el propósito de desentrañar el esquema fraudulento y cuestionar a las autoridades sobre la ausencia de una investigación formal.
El caso que ha agitado al país anglosajón mantiene los ojos abiertos ante cualquier movimiento. Así lo ha descrito, Michael Moszynski, uno de los inversionistas afectados y ejecutivo del sector publicitario: “Esto es más grande que Hatton Garden, Brink’s-Mat y el Gran Robo del Tren juntos”.
El ascenso y el método de Vashi Domínguez
Vashi Domínguez, conocido por vender diamantes a clientes adinerados y promover su marca en medios destacados como el programa This Morning de ITV, ha logrado consolidar su presencia con tiendas en Londres, Birmingham y Manchester. Hasta el momento, el empresario tinerfeño habría promulgado entre sus inversores un modelo de venta exclusivo, donde los clientes participan activamente en el diseño y supervisan la manufactura de sus joyas en el propio local.

En este sentido, uno de los entrevistados por el medio británico es el exgerente de tienda, Will Hayward, lo ha descrito el atractivo del empresario: “Vashi es muy dinámico, es un personaje muy carismático. Era casi como el flautista de Hamelín de la joyería”. Esta imagen, infundada en algunos de los grandes inversores del país de la talla de Clive Schlee, exdirector de Pret a Manger, y John Caudwell, magnate del sector móvil, se basaba sobre todo en un discurso de éxito con planes de negocios detallados, cifras de ventas llamativas y muestrarios de diamantes valorados en decenas de millones de libras.
Por su parte, Mark Schneider, ejecutivo y cofundador de GB News, relató a BBC Panorama: “Me pareció bien. Había gente inteligente de por aquí interesada en el acuerdo, y yo simplemente acepté”.
Dudas internas y un fraude en las cuentas
Pese al brillo de la marca, desde el interior del negocio empezaban a surgir alertas. Al inaugurar su tienda insignia en Covent Garden en 2021, con una inversión considerable en tecnología de exhibición y mobiliario, los trabajadores notaban bajas tasas de afluencia. La exanalista de datos Charlotte Paul ha explicado que “después de desaparecer el brillo, recibíamos a dos, tres o cuatro personas al día, y esa era la realidad en una de las plazas más concurridas de Londres”.
En ese contexto, a los empleados se les ordenaba simular ser clientes e incluso adoptar roles ficticios como artesanos del taller para impresionar a los potenciales inversores. Un correo interno lo justificaba así: “Esta solicitud es directa de Vashi, ya que está en conversaciones con importantes inversores y espera visitas sorpresa a la tienda”. El exgerente ha recalcado cómo funcionaba el montaje: “Vashi organizaba un espectáculo muy elaborado con sus clientes para demostrarles que tenían muchísimos pedidos y que estábamos muy ocupados. Por eso, realmente deberían invertir en Vashi”. No obstante, para la plantilla, se trataba de una “fachada total”.
La clave del esquema radicaba en los balances financieros. Las cuentas enviadas y notificadas formalmente a los inversores hablaban de cifras de ventas superiores a los 100 millones de libras en 2021, cuando registros internos de la empresa situaban la facturación real alrededor de los 5 millones. Stuart McFadden, especialista de la consultora Refundee, lo definió como “absolutamente inaceptable”, ya que distorsionaba “por completo las cuentas a esta escala”.
Esta actividad fue posible debido al aval de estos números, que procedía de la firma del contable Rajnikant Patel. Sin embargo, este aseguró a la BBC que desconocía la manipulación y negó cualquier implicación en la desaparición del capital, argumentando: “No creía que nadie basara su decisión de invertir únicamente en nuestras cuentas. Obviamente, no es bueno. Los accionistas, los inversores, han perdido su dinero. Lamento mucho que haya ocurrido, pero no es asunto nuestro”. Aun así, Patel ha insistido en que no habría firmado las cuentas si hubiera sabido que eran falsas.
A pesar de que el truco de Domínguez residía en las cuentas, la actividad fraudulenta no paraba ahí. Y es que, según la gemóloga Lezlie Bailey, el engaño se extendía incluso a los clientes finales. Al parecer, la empresa suministraba diamantes de dimensiones o calidad menor y borraba los números GIA, que proporcionan el certificado único del mineral.
El colapso, la desaparición y la falta de investigación
El entramado se deshizo en abril de 2023, cuando Vashi declaró la quiebra. Los inversores confiaban, según documentos enviados ese febrero, en un inventario de diamantes estimado en 157 millones de libras. La realidad resultó devastadora: las gemas apenas equivalían a 100.000 libras y, para el momento, el responsable ya había desaparecido. Así, el liquidador de la compañía, Benji Dymant, ha confirmado que las deudas superan los 170 millones y que “más de 100 millones se deben a los inversores”.
Debido a la elevada cantidad de dinero pendiente, “Hemos contratado investigadores privados y ha habido avistamientos de él, pero no nos han dado ninguna prueba contundente de ningún tipo de residencia o ubicación en un lugar determinado”, ha asegurado. No obstante, el medio británico ha informado de la posibilidad de que Vashi haya viajado a Dubai el mismo día que el tribunal ordenó la liquidación del negocio. Además, a pesar de la gran cantidad pendiente de pago y las reiteradas denuncias de los afectados, ni la Policía Metropolitana ni la Oficina de Fraudes Graves (SFO, por sus siglas en inglés) han iniciado un proceso formal. En este sentido, la SFO ha alegado que solo atiende un reducido número de delitos económicos graves al año, y la Policía declaró que volvería a evaluar si el liquidador u otras instancias les remitían el caso.
A pesar de la magnitud de la estafa, los expertos revisores de las cuentas no hallaron “en los extractos bancarios grandes sumas de dinero, o alguna cantidad evidente de dinero, que hayan sido depositadas en una cuenta offshore ni nada por el estilo”, sostuvo el liquidador Dymant. Mark Schneider se ha expresado libremente en el medio británico: “¿Qué están haciendo realmente? En su país, pueden estafar a toda esta gente de forma tan evidente y ni siquiera se molestan en averiguar cómo contactar con ellos ni cómo lidiar con el fraude”.
Como no puede ser de otra forma, entre los inversores aún reina la incertidumbre acerca de si las decisiones de Vashi Domínguez. En su opinión, Schneider ha expresado: “No estoy seguro de si el tipo entró en pánico porque la cosa no estaba funcionando como él había planeado o si lo tenía todo planeado desde el principio”. La única certeza, destacan los testimonios recabados, es que el fundador de la joyería logró atraer decenas de millones en capital bajo la promesa de prosperidad. Y después, todo el dinero desapareció con él.
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