La dieta mediterránea hipocalórica con actividad física reduce las probabilidades de padecer diabetes, según un estudio

Caracterizado por un alto consumo de verduras, frutas, cereales integrales y grasas saludables, este patrón de alimentación ha sido ampliamente reconocido por sus beneficios para la salud cardiovascular y cerebral

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Alimentos de la dieta mediterránea
Alimentos de la dieta mediterránea (Shutterstock)

Una estrategia que combina una dieta mediterránea baja en calorías con actividad física regular ha demostrado reducir de forma significativa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en personas con sobrepeso y alto riesgo metabólico. Así lo indica un estudio clínico realizado en España, cuyos resultados, tras seis años de seguimiento, aportan nuevas evidencias sobre la prevención de esta enfermedad crónica.

El trabajo, coordinado por el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) del Instituto de Salud Carlos III y con la participación de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, se enmarca en el ensayo PREDIMED-Plus. En este estudio participaron 4.746 personas de entre 55 y 75 años, todas con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, pero sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares ni diabetes al inicio del ensayo. Los participantes se distribuyeron aleatoriamente en dos grupos: uno siguió la dieta mediterránea tradicional, sin restricciones calóricas ni recomendaciones específicas de ejercicio, mientras que el otro adoptó una versión hipocalórica de la dieta mediterránea, con una reducción planificada de 600 calorías diarias y un programa de actividad física y apoyo conductual orientado a la pérdida de peso.

Los resultados cuantitativos muestran una diferencia clara entre ambos enfoques. En el grupo que solo siguió la dieta mediterránea, el 12% de los participantes (349 casos) desarrolló diabetes tipo 2 durante el periodo de seguimiento. En contraste, en el grupo sometido a la intervención intensiva —dieta mediterránea baja en calorías y ejercicio— la incidencia fue del 9,5% (280 casos). Esta diferencia representa una reducción del 31% en la aparición de nuevos casos de diabetes tipo 2 respecto al grupo control.

Un estudio apunta a que una dieta baja en carbohidratos sería beneficiosa para adultos con diabetes tipo 1.

Estos hallazgos se suman a los resultados previos del estudio PREDIMED, que ya había evidenciado una reducción del 30% en la incidencia de diabetes tipo 2 al suplementar la dieta mediterránea con aceite de oliva virgen extra o frutos secos, en comparación con una dieta baja en grasas. Sin embargo, en aquella ocasión, la disminución del peso corporal fue mínima, lo que llevó a los investigadores a plantear una intervención más intensiva sobre el estilo de vida, combinando restricción calórica y ejercicio físico.

Una dieta sostenible y equilibrada

La dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de verduras, frutas, cereales integrales y grasas saludables como el aceite de oliva, junto con un consumo moderado de lácteos y proteínas magras y una ingesta reducida de carne roja, ha sido ampliamente reconocida por sus beneficios para la salud cardiovascular y cerebral. El nuevo enfoque, que incorpora la reducción calórica y la actividad física, busca potenciar estos efectos, especialmente en la prevención de la diabetes tipo 2.

Según los autores del estudio, los alimentos y nutrientes propios de la dieta mediterránea “actúan de forma sinérgica a través de diferentes mecanismos implicados en la diabetes tipo 2, como reducir la resistencia a la insulina, la inflamación y el estrés oxidativo”. Además, subrayan que “estos efectos se ven potenciados por la actividad física y la pérdida de peso”.

El equipo investigador destaca que la adherencia a una dieta mediterránea baja en calorías, acompañada de ejercicio, no solo resulta eficaz en la prevención de la diabetes tipo 2, sino que también representa una opción viable y sostenible para la población, gracias a su sabor, aceptación cultural y facilidad de mantenimiento a largo plazo.