La receta más fácil para preparar gofres en casa

Si la gastronomía belga ha sabido exportar una de sus recetas, más allá de sus clásicas patatas fritas, esa ha sido sin duda el gofre. Quien haya visitado este país sabe que, en cada esquina, nos encontramos con un embriagador olor a gofre recién hecho, acompañados con cualquier tipo de guarnición dulce que se nos ocurra.

Aunque al hablar de ellos todo tengamos en mente una misma imagen, en realidad no existe un único tipo de gofre. Ni siquiera dentro de Bélgica, pues encontramos dos variantes diferenciadas: por un lado, el clásico gofre de Bruselas, de forma rectangular y masa más ligera, y con cuadrados grandes y profundos; y por otro, los gofres de Lieja, una variedad propia de la región de Valonia. Este segundo gofre es más pequeño, redondeado, con una masa más densa y pesada, similar a la de un brioche y elaborado con azúcar perlado. A diferencia del gofre de Bruselas, que se sirve tradicionalmente con ingredientes añadidos, el gofre de Lieja se come tradicionalmente solo.

Ambos se diferencian, además, de los gofres estadounidenses, elaborados con masa de polvo gasificante en lugar de las levaduras tradicionales y servido normalmente con mantequilla y siropes. Esta versión puede incluso encontrarse en platos salados tales como el chicken and waffles.

En esta ocasión, prepararemos la versión más sencilla de los gofres belgas, con una receta que utiliza ingredientes fáciles de conseguir y que todos podemos tener en casa. Para preparar en casa esta sencilla receta de gofres solo necesitamos disponer de una gofrera, encargada de darle su forma característica. El secreto para un resultado exquisito está en lograr una masa aireada y en dejar reposar la mezcla antes de cocinarla.

• Preparación de la masa: 10 minutos
• Reposo de la masa: 30 minutos
• Cocción en gofrera: 10 minutos
• Tiempo total estimado: 50 minutos

• 2 huevos
• 250 g de harina de trigo
• 80 g de azúcar
• 100 g de mantequilla derretida
• 350 ml de leche
• 1 sobre de levadura química (polvo para hornear)
• 1 cucharadita de esencia de vainilla
• 1 pizca de sal

1. Separa las claras de las yemas de los huevos.
2. En un bol grande, bate las yemas junto con el azúcar y la esencia de vainilla hasta obtener una mezcla cremosa.
3. Incorpora la mantequilla derretida y mézclala bien.
4. Añade poco a poco la harina tamizada con la levadura química y la leche, alternando ambos ingredientes y batiendo hasta lograr una masa homogénea.
5. Agrega la pizca de sal.
6. Bate las claras a punto de nieve y añádelas con movimientos envolventes para mantener la aireación de la mezcla.
7. Deja reposar la masa durante 30 minutos en la nevera.
8. Precalienta la gofrera y unta las placas ligeramente con mantequilla para evitar que se peguen los gofres.
9. Vierte una porción de masa en la gofrera caliente. Cocina cada gofre hasta que esté dorado y crujiente (3-4 minutos por unidad según la potencia). Evita abrir la gofrera antes de que los gofres estén dorados para no romperlos.
10. Sirve los gofres tibios con tus toppings favoritos: azúcar glas, sirope, fruta, nata montada o chocolate.

Con estas cantidades se obtienen entre seis y ocho gofres estándar.

• Calorías: 280 kcal
• Grasas: 12 g
• Hidratos de carbono: 36 g
• Proteínas: 6 g
• Azúcares: 7 g

Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.

Los gofres se pueden conservar en recipiente hermético a temperatura ambiente durante 24 horas o refrigerados hasta tres días. Para recuperar la textura crujiente, recalienta en tostadora u horno antes de servir.