Lo ‘artesano’, poco más que marketing: un informe denuncia el uso engañoso del término para vender alimentos en el supermercado

Justicia Alimentaria señala a marcas como Bimbo, El Pozo o Mercadona por utilizar el término ‘artesano’ de manera “ambigua y arbitraria”, sin tener en cuenta las leyes que se aplican en cada Comunidad Autónoma

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Justicia Alimentaria pone como ejemplo
Justicia Alimentaria pone como ejemplo el mal uso de este término en embutidos, pizzas y pan de molde (Adobe Stock)

En los envases de los alimentos es muy frecuente el empleo de determinadas palabras y reclamos que llaman rápidamente nuestra atención. ‘Casero’, ‘tradicional’, ‘receta de la abuela’, ‘natural’ o ‘artesano’, son algunas de las expresiones que estas cajas y bolsas de alimentos nos gritan desde las estanterías del supermercado, apelando a nuestros recuerdos gastronómicos más nostálgicos, los de la cocina casera de siempre que antaño se disfrutaba en los hogares españoles. Pero estas palabras y frases, que decoran panes, patatas fritas, pizzas o embutidos, son, a veces, poco más que un reclamo vacío que nada tiene que ver con la realidad.

Esta es la denuncia que ha llevado a cabo el Observatorio de Corporaciones Alimentarias (OCA), promovido por la organización Justicia Alimentaria, a partir de un informe que pone la atención sobre el uso del término ‘artesano’ como reclamo de marketing. Se trata de uno de los pocos términos que sí está definido en la legislación española, con una serie de normas que los productos que lo utilizan deben presentar. Tras un análisis a base de ejemplos concretos, atendiendo a conocidas marcas españolas, el Observatorio ha querido denunciar un uso cada vez más común y preocupante del término, en casos de productos en los que no se cumplen los requisitos establecidos.

Cabe destacar que, aunque el concepto “artesano” sí esté regulado en la legislación española, se establece de manera diferente en cada Comunidad Autónoma. En ello radica parte del problema: mientras en algunas regiones existen leyes claras que delimitan quién puede usar ese sello, en otras aún encontramos un vacío legal que permite a empresas sin vínculo alguno con la artesanía real etiquetar sus productos como tales sin consecuencia alguna.

La organización ha querido señalar la ambigüedad y arbitrariedad del uso del término artesano y equivalentes (como estilo artesano, corte artesano o receta artesana), que, aseguran, “pueden generar confusión y error en la población consumidora, asociando al producto alimentario una serie de atributos (sociales, ambientales, alimentarios o de salud) que no siempre se cumplen”. Según la declaración, este tipo de publicidad no solo genera confusión a la persona consumidora, sino que además puede suponer una posible competencia desleal a la auténtica artesanía alimentaria.

En conclusión, el observatorio recoge tres peticiones clave. Por un lado, piden al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, al Ministerio de Agricultura del gobierno español y a las instancias autonómicas respectivas que se clarifique legalmente el uso del término ‘artesano’. Además, solicita prohibir las autocertificaciones de empresas privadas que carecen de una base demostrable, e impulsar en su lugar certificaciones públicas, obligatorias y verificables. Finalmente, piden garantizar que todas las comunidades autónomas cuenten con una ley específica que proteja la producción realmente artesanal.

Jamones, pizzas y pan de molde, ¿artesanos?

En su denuncia, el Observatorio ha querido señalar algunos ejemplos que ponen de relevo el uso indiscriminado de este término. Uno de los casos más llamativos es el del ‘Jamón Cocido Artesano’ de la marca El Pozo, un producto que Justicia Alimentaria ya denunció frente la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (Autocontrol).

Según afirma la entidad, este producto no cumpliría las exigencias de la ley de artesanía establecida por la Región de Murcia, la cual establece que las características de un producto de esta índole deben ser específicas y deben estar claramente distinguidas de las de otros productos similares de la misma categoría. Además, durante el proceso de elaboración, la intervención personal debería ser un factor predominante y debe basarse en la utilización de técnicas manuales. Asimismo, el resultado final debe permitir la creación de un alimento individualizado que no se acomode a la producción industrial mecanizada o en grandes series.

“A nuestro juicio, ninguno de los productos de El Pozo etiquetados y publicitados como artesanos cumplía entonces con estos requisitos ni tampoco ahora”, asegura la entidad, cuya denuncia en 2016 cayó en tierra de nadie. “De hecho, no existen apenas diferencias entre la composición del producto El Pozo Jamón cocido Artesano y el El Pozo Jamón cocido (no artesano)”, explican, ya que lo único que los distingue es la ausencia del aditivo sintético E-451.

Publicidad para-Bimbo Rebanada Estilo Artesano
Publicidad para-Bimbo Rebanada Estilo Artesano (Justicia Alimentaria)

Situaciones similares suceden, según asegura el organismo, con productos como el Jamón Cocido Artesano de Argal o las ‘rebanadas estilo artesano’ de Bimbo, un producto que, aseguran “no tiene un final individualizado ni características diferenciales obtenidas gracias a las pequeñas producciones controladas por el artesano”. Otro de los productos señalados son las Pizzas Artesanas Extrafinas y Crujientes de Mercadona, un alimento que, bajo su criterio, “no es de tipo manual ni lo elabora un artesano o maestro artesano”, contradiciendo los preceptos de la ley sobre artesanía en la Comunitat Valenciana.