
El Grado en Derecho es una opción universitaria muy llamativa para aquellos interesados por los asuntos legales, jurídicos y formales. El mundo funciona y evoluciona por la sociedad, que marca el ritmo de vida y las cuestiones que deben ir cambiando para avanzar hacia un futuro mejor. Sin embargo, todos estos ámbitos de la vida han de estar regulados de alguna forma para no desbordar el cauce de la legalidad y que este desarrollo de la sociedad se produzca de la manera más natural posible y sin sobresaltos. En la carrera de Derecho, se forma a los estudiantes para que vayan adquiriendo conocimientos sobre el papel de las leyes en la sociedad y el funcionamiento del sistema legal. Un futuro abogado debe formarse en materias como el Derecho Penal, Constitucional o Civil, por ejemplo, para, idealmente, especializarse en un ámbito particular una vez concluya sus estudios.
Sin embargo, las habilidades más importantes que debe aprender un buen abogado son las relacionadas con cuestiones prácticas. Más allá de conocer muy bien las leyes y los debidos procesos formales, lo cierto es que los abogados se ponen diariamente a prueba con competencias como la argumentación jurídica, la expresión oral y escrita o la interpretación de normas. Así, este tipo de capacidades se van desarrollando durante la formación, y ayudarán a los letrados a superar los retos que su ejercicio profesional les planteará cada día.

Las habilidades clave de un buen abogado
Según David Velázquez Vioque, profesor del Departamento de Derecho de la ESADE, cuestiones como una comunicación verbal y escrita permiten a los abogados "representar a sus clientes de manera competente y negociar acuerdos, así como asegurar que sus argumentos sean comprendidos y considerados“. Para el profesor, gestionar un caso complejo es mucho más llevadero si el profesional sabe trabajar en equipo y tiene capacidad de análisis: “El derecho requiere desglosar información compleja y multifacética. Esta cualidad en un abogado es vital para identificar riesgos y oportunidades dentro de un caso”.
Además, no es fácil poner en práctica todas estas capacidades siguiendo la ética profesional y actuando con “integridad, honestidad y respeto hacia las normas deontológicas”. También, en el lado humano, un abogado empático sabrá identificar las necesidades y preocupaciones de su cliente y, así, establecer una relación de confianza. David Velázquez aclara que un buen profesional sabe también adoptar la iniciativa, la capacidad de negociación y una buena organización en su trabajo.

El sueldo de un abogado: experiencia y especialización
A pesar de que la carrera de Derecho tiene múltiples salidas, como la de procurador, juez, fiscal o notario, para ser abogado, en España se debe cursar el Máster de Acceso a la Abogacía y la Procura y, después, colegiarse en un Colegio de Abogados para comenzar a ejercer profesionalmente. Así, el salario de un abogado recién colegiado y con poca experiencia no suele sobrepasar los 25.000 euros anuales. Sin embargo, el sueldo de estos profesionales aumenta a medida en que estos adquieren experiencia y, sobre todo, se especializan en una rama concreta del Derecho.
Según el Estudio Anual del Mercado Legal, realizado por la revista Expansión Jurídico, el salario promedio de un abogado en España es de 46.000 euros brutos al año, unos 3.800 euros al mes. Cuestiones como la experiencia y la especialización, además del tamaño del bufete y la ubicación del mismo pueden hacer aumentar el caché de un abogado, sujeto también a las bonificaciones y a las comisiones según resultados. De esta forma, el sueldo de un abogado con mucho bagaje y prestigio puede situarse entre los 50.000 y los 100.000 euros anuales.