
La profesión de taxista sufre en los últimos años una gran transformación, debida principalmente a la competencia de los VTC, pero también a los profundos cambios sociales y tecnológicos, como en tantos otros sectores. Habiendo sido siempre un trabajo que exige muchas horas, hoy día no garantiza la viabilidad económica ni supone necesariamente un sustento hasta la jubilación por la mera adquisición de una licencia, como antaño. Por eso que resulte interesante escuchar el testimonio de conductores que han vivido y viven al volante estos cambios.
El podcast Rutas de Éxito, líder en el nicho del transporte, ha entrevistado a Manel Barea, primero camionero y desde hace 12 años taxista en Manresa, en Barcelona, que, entre otras cuestiones, habla de su sueldo, dependiente de muy distintos factores. Al bruto que reciben hay que restar costes fijos y variables hasta dar con esa cifra final limpia. El más relevante es la mencionada licencia, cuyo precio no está regulado a nivel estatal y que en ciudades como Madrid o Barcelona puede superar los 130.000 euros, si bien el coste ha ido en descenso desde la irrupción de plataformas como Uber o Cabify.

El segundo gran desembolso es la compra o leasing del coche, que debe cumplir con los requisitos específicos marcados por cada ayuntamiento, como una antigüedad máxima o la adaptación a criterios medioambientales. En este aspecto, de nuevo, el abanico es amplio, se trate de un Dacia o de un Mercedes o Tesla, por confrontar modelos baratos con caros. Además, el seguro obligatorio de un vehículo de uso profesional puede superar los 1.200 euros anuales. Hay que añadir revisiones, reparaciones, tasas municipales y no menos costoso, el combustible.
Los taxistas autónomos deben abonar también su cuota mensual a la Seguridad Social, que ronda los 300 euros, salvo que estén acogidos a alguna tarifa reducida. Algunos, además, no son propietarios de la licencia, sino que la alquilan, lo que puede suponer un gasto adicional de entre 1.500 y 2.000 euros mensuales.
Cuánto gana un taxista
Según datos de Élite Taxi, conductores en Madrid o Barcelona puede facturar entre 2.500 y 3.500 euros brutos al mes si trabaja a jornada completa. Tras descontar todos los gastos, el beneficio neto mensual se sitúa generalmente entre los 1.500 y los 2.000 euros, aunque este margen puede reducirse si se trabaja en turnos compartidos o en ciudades con menor demanda. La rentabilidad, por tanto, depende en gran medida del volumen de trabajo, los horarios y la capacidad para asumir los costes asociados al ejercicio de la profesión.

Manel Barea es preguntado sobre cuánto gana, o al menos que aporte un rango, ya que cada mes es diferente. “La inversión es grande, pero estás comprando una faena -comienza-. A partir de ahí es la suerte que vayas teniendo y las horas que le eches. (...) Si vienes a hacer horas, los números van saliendo realmente”. Es entonces cuando Barea da una cifra que para él debe cumplirse incluso en un mes malo: “Tú tienes que facturar como mínimo 4.000 euros para que la cosa te vaya bien. Si no facturas esto, malo”.
“También depende de las horas que hagas -continúa, ya preguntado por lo que puede ganar en un mes bueno, que evita concretar-. Hay veces que cuesta. Yo cuando empecé había veces que trabajaba 30 horas seguidas. Claro, yo era joven. Ahora no; ahora hago más de diez horas y ya no puedo, ya no reaccionas tan normal”. Cuenta también Barea que las noches de los fines de semana pueden compensar el resto de la semana: “Todo el mundo va a querer el taxi para regresar a casa porque todo el mundo ha bebido y no puede coger el coche”.