
Karlos Arguiñano no es conocido solamente por ser un excepcional chef y por todos los reconocimientos que ha recibido, tanto en el plano de la cocina profesional como en el televisivo, sino que también es uno de los personajes más característicos de las pantallas en nuestro país. Es probable, incluso, que Arguiñano haya pasado a formar parte del imaginario colectivo de España, debido a que su figura está asociada a la costumbre y a lo cotidiano. Los increíbles datos de audiencia que su programa diario de cocina lleva años y años cosechando no son más que un reflejo de que, en gran parte de los hogares, ver a Karlos Arguiñano antes de mediodía es, prácticamente, una tradición.
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Este carácter familiar y cotidiano que refleja el cocinero vasco es fruto de una larga trayectoria en la televisión de nuestro país. Arguiñano, de 76 años, comenzó su formación como cocinero a los 17 y, tras trabajar en hoteles y cafeterías, en 1979 abrió su propio hotel restaurante en Zarautz, la localidad guipuzcoana donde reside desde pequeño. A partir de 1989, ha llevado su programa de cocina por varias cadenas de la televisión en España y, tras haber pasado por TVE o Telecinco, desde 2010, presenta su espacio de cocina en Antena 3, Cocina abierta de Karlos Arguiñano.

El cocinero más familiar y divertido de la televisión
La larga carrera televisiva del chef vasco ha sido reconocida con premios como un TP de Oro y un Premio Ondas en 1993, además de la Antena de Oro que consiguió en el año 2015. Por último, en 2021, Karlos Arguiñano fue galardonado con el Premio Nacional de Televisión que otorga el Ministerio de Cultura. Sin embargo, todos estos reconocimientos no se obtienen solo por haberse mantenido en antena durante tantos años, aunque esto por sí solo ya suponga un gran mérito. Una de las grandes señas de identidad de Karlos Arguiñano, que han hecho que se gane el cariño de los espectadores, es su forma de ser y de comunicarse.
El presentador y cocinero destaca por transmitir las recetas que elabora de manera familiar y cercana, y con mucho sentido del humor. Así, Karlos Arguiñano ha establecido durante años un vínculo con su audiencia que, según muestran los datos, es prácticamente inseparable. Cocina abierta de Karlos Arguiñano continúa liderando su franja y sigue siendo un referente televisivo para todos los espectadores.
Tarta de queso y membrillo: cualquiera puede hacerla
Además, otro de los rasgos que fundamentan el éxito de Karlos Arguiñano en la cocina y en la televisión es que su programa incluye recetas muy fáciles y variadas para que los espectadores traten de replicarlas y, así, disfruten de una solución sencilla, saludable y sabrosa para comer. Uno de los objetivos de Karlos Arguiñano, según repite el cocinero en cada programa, es animar a las personas a cocinar, y aclarar que la cocina rica no tiene por qué ser compleja. Para demostrarlo, en este caso, Arguiñano muestra la receta de un postre sencillo, perfecto “para principiantes”: una tarta de queso y membrillo.
Para elaborar esta tarta de queso, a la que después le añadirá dulce de membrillo, el cocinero vasco utiliza tan solo cinco ingredientes:
- 4 huevos
- 2 yogures naturales
- 4 cucharadas de azúcar
- 2 cucharadas de harina de maíz refinada
- 5 ‘quesitos’

Arguiñano explica que tan solo hay que triturar todos estos ingredientes a la vez, poner la masa en un molde y hornear: “Esto lo vais a hacer cualquiera hoy mismo en casa“. El cocinero recomienda poner papel de horno y un poco de mantequilla en la base del molde, para que después ”se suelte más fácil” y, antes de meter la masa al horno, Karlos Arguiñano le aporta a esta tarta de queso el toque que marcará la diferencia. El cocinero va “soltando” dados de membrillo en la masa antes de hornearla.
Tras 40 minutos a 180º, la tarta está lista: “Sin complicar mucho la historia, como habéis podido comprobar. Haciendo las cosas con sencillez, me voy para la mesa más contento que contento“, exclama Arguiñano.