
Imagina la escena. Preparas una mesa completa llena de recetas deliciosas. Montas el mantel, los cubiertos, las copas y los platos, listo para recibir a tus invitados. Llegan, por decoro y amabilidad, con una botella de vino en mano. Pero tienes un problema: en tu casa no hay sacacorchos. Ante este gran problema no debe cundir el pánico pues, como casi todo en esta vida, tiene una solución.
Así lo ha explicado en una de sus publicaciones la Guía Peñín, el manual de vino español más completo del mundo. Desde esta prestigiosa guía, han compartido un paso a paso que te salvará de esta situación, con una clasificación incluida que nos avisa de la efectividad y el riesgo de cada uno de los posibles métodos.
Una de las soluciones más comunes a este problema es empujar el corcho hacia dentro de nuestra botella. Se trata de un método eficaz si no te importa que el corcho acabe flotando en el vino, algo que puede cambiar ligeramente su sabor. Para lograrlo, puedes utilizar el mango de una cuchara, un bolígrafo o el envase de un pintalabios, haciendo presión sobre el corcho hacia abajo.
Otra técnica popular entre aquellos que se hayan visto en estas situaciones utiliza como solución un zapato. Para extraer el corcho, se podría introducir la parte inferior de la botella dentro de un zapato plano; para después golpear suavemente la suela contra la pared, manteniendo bien sujeta la botella. Con paciencia y golpes suaves, aseguran desde Peñín, el corcho irá saliendo. Eso sí, el riesgo que se corre al usar esta técnica es bastante alto: si usas demasiada fuerza, correrás el riesgo de romper la botella.
Pero la técnica definitiva, aquella que ha conseguido la máxima puntuación en cuanto a efectividad, seguridad y dignidad de nuestro vino, es el método del tornillo y el alicate. Esta táctica consiste en utilizar un tornillo largo, que debe insertarse cuidadosamente en el corcho. Una vez que el tornillo está firmemente enroscado, emplearemos un alicate para tirar del tornillo y, con él, del corcho. Este método, aunque sencillo, requiere de cierto cuidado para evitar que el corcho se rompa o que el vino se derrame.
Una alternativa de efecto similar es el uso de unas tijeras de punta redonda. En este caso, explica la Guía, se deben abrir completamente las tijeras y clavar una de las hojas en el corcho. Posteriormente, sujetando la botella con firmeza, se gira la empuñadura de las tijeras para ir extrayendo el corcho poco a poco. Este procedimiento, aunque menos convencional, resulta igualmente eficaz y puede ser una solución rápida en situaciones imprevistas.
El método del calor, una técnica a evitar
Otra de las formas popularmente conocidas de abrir una botella de vino sin sacacorchos es el método del calor, una opción que la Guía Peñín no recomienda por su peligrosidad. Si calientas el cuello de la botella con un mechero o una fuente de calor, el aire de dentro se expandirá y empujará el corcho hacia afuera. Sin embargo, de aplicar demasiado calor, este método podría hacer que la botella explotara, lo que supone un riesgo para nuestra seguridad y también para la de nuestro vino.