
Cuando vamos a un restaurante, queremos disfrutar de la comida. Pero ¿qué pasa con todo lo que la rodea, lo que lo contiene, lo sirve o lo corta? Cuando pedimos nuestra receta favorita, va posada sobre una vajilla que puede o no llamar nuestra atención, que puede facilitarnos el disfrute o ser un impedimento para este; en definitiva, un menaje con el que los restaurantes nos cuentan una historia.
En los últimos años, el menaje y las vajillas han pasado de ser elementos funcionales a convertirse en auténticas piezas de diseño que influyen directamente en la experiencia culinaria de quien se sienta a la mesa. Bien lo sabe Álvaro Lendínez, CEO de Krittikali, una de las importantes empresas españolas de distribución de menaje y equipamiento para hostelería.
Aunque no los conozcas, lo más probable es que hayas comido en sus platos o bebido en sus vasos. Y es que sus piezas están presentes en muchos de los restaurantes de referencia en Madrid y también fuera de la capital: el Beso Beach, Brutal Inclan Bar (Grupo Rosi la Loca), Nómada, Four Seassons, Edition, Los 33... Krittikali cuenta con más de 1.500 clientes, entre los que destacan también otros nombres reconocidos del sector, como Grupo Mosh en Marbella, Grupo Fiero y Mercado de Ibiza, así como con restaurantes icónicos como Suelo París en la capital francesa. “Yo te diría que, por una cosa o por otra, formamos parte del 80% de los vídeos que te salen en TikTok”, asegura Álvaro.

Fundada en 2010, la compañía experimentó un cambio de 360 grados cinco años después, tras la adquisición por parte Álvaro Lendínez. En ese momento, contaba con solo un par de clientes, todavía con un mundo entero por descubrir. “Empezamos a dar servicio a discotecas con productos de limpieza y cristalería. Pero poco a poco fuimos creciendo y vimos que hacía falta un cambio en el sector, tanto a nivel restauración como a nivel de hoteles. Vimos un vacío y lo convertimos en una oportunidad”, cuenta Álvaro Lendínez en una conversación con Infobae España.
La filosofía de Krittikali es ofrecer productos originales que se pueden adaptar a cada cliente, a sus necesidades e ideas, ya sea un bar de toda la vida que busca reinventarse o una nueva gran apertura de lujo. “Hacemos trajes a medida, productos ad hoc, mucha personalización, mucha imagen de marca. Ahora mismo, las empresas lo que buscan es ofrecer un valor añadido”, explica el CEO de la marca. “Es verdad que nuestro fuerte es el nivel medio-alto, pero también trabajamos con Bar Pepe. Ese es un tipo de cliente que no es tan alto pero que también está dándole un cambio a su estética, manteniendo esa esencia tradicional que es el valor diferencial de su marca”.

Los sitios de moda necesitan un poco de todo, desde productos de limpieza desechables como pueden ser servilletas hasta cubertería, cristalería, vajilla y un largo etcétera. A la hora de elegir cada detalle, “entran muchas cosas en juego”, dice el empresario. “Aparte del tema de diseño y colores en tendencia, texturas, rugosidades, el ‘hecho a mano’...”.
En platos y vasos, las modas también son cíclicas
Incluso en lo que a menaje se refiere, las modas marcan el ritmo. Las tendencias estéticas en vasos, platos y servilletas cambian con el paso de los años. A día de hoy, cuenta el CEO de Krittikali, podemos observar varias y diferentes estéticas, que se repiten en restaurantes de todo el país. “Desde una taberna que busca un plato blanco personalizado a la antigua, con un filo y un logo, que puedan combinar con una bandeja ovalada de toda la vida, metiéndole rollo y envejeciéndolos; hasta un cliente que quiere volver al origen, al hecho a mano, texturas rugosas, con colores neutros, muy naturales”, cuenta Álvaro.

Muy clara se ve la cuestión de las modas cuando hablamos de la coctelería. Hace ya unos años, vivimos el boom de los diseños maximalistas, vasos de formas y colores extravagantes, incluso con referencias cinematográficas, formas de animales o de alimentos cotidianos. Pero, como cualquier moda, también esta llega a su fin. “Tuvo su boom. Empezó en sitios punteros de alto coste, pero se extendió tanto que hasta un local en un pueblo sin tanta repercusión también ya los tenía. Ya está pasando ese ciclo de la estética maximalista, que era muy visual para las redes. Ahora, sobre todo en el mundo de la coctelería, estamos volviendo a lo minimalista; a lo clásico, a las líneas rectas, al cristal fino, muy limpio, con tragos cortos”, asegura el empresario.
Lo que nunca deja de llevarse es la calidad y sencillez de lo atemporal, algo que en la marca quieren llevar por bandera. “Cada moda tiene su inicio y su final, por eso es una moda. Pocos restaurantes nos han pedido cosas súper alocadas, porque saben perfectamente que se va a llevar durante unos pocos meses y luego va a morir”, concluye el CEO.