
Fueron los romanos quienes explotaron y desarrollaron nuevas variedades de las peras, una de las frutas más consumidas en todo el mundo. Actualmente, su sabor dulce y refrescante junto con sus propiedades nutricionales han hecho que esta fruta tenga una presencia notable en la alimentación de muchas personas.
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), una de las características más destacadas de la pera es su alto contenido en agua, que representa aproximadamente entre el 84% y el 86% de su composición. Este elevado porcentaje la convierte en una fruta altamente hidratante, ideal para mantener el equilibrio de líquidos en el organismo. Además, es baja en calorías, ya que 100 gramos de pera aportan alrededor de 57 kcal, lo que la hace adecuada para personas que desean cuidar su peso o seguir una alimentación ligera y saludable.
Beneficios de consumir peras
El consumo regular de peras tiene efectos positivos en diversos sistemas del organismo. Uno de los beneficios más reconocidos es su capacidad para mejorar la salud digestiva, pues gracias a su elevado contenido en fibra, especialmente en la piel, las peras favorecen el tránsito intestinal y ayudan a prevenir el estreñimiento. La fibra soluble, como la pectina, también actúa como un prebiótico que nutre la microbiota intestinal, contribuyendo al equilibrio de las bacterias beneficiosas del sistema digestivo.
Otro beneficio significativo está relacionado con el control de la presión arterial. Según la FEN, el potasio presente en las peras ayuda a contrarrestar los efectos del sodio, favoreciendo la dilatación de los vasos sanguíneos y reduciendo la presión arterial elevada. Este efecto es especialmente beneficioso para personas con hipertensión o con riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Las peras también pueden desempeñar un papel importante en la regulación del azúcar en sangre. A pesar de su contenido de azúcares naturales, tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que no provocan picos bruscos en los niveles de glucosa. Por este motivo, son una opción adecuada para personas con diabetes o que desean controlar sus niveles de azúcar en la sangre de manera natural.
En cuanto a la salud cardiovascular, las peras contienen antioxidantes como los flavonoides y polifenoles, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y reducen la inflamación. Estos compuestos no solo mejoran la circulación sanguínea, sino que también ayudan a disminuir el colesterol LDL (conocido como “colesterol malo”) y a prevenir la formación de placas en las arterias, lo que reduce el riesgo de enfermedades como la aterosclerosis o los infartos.
Además, la presencia de vitamina C en las peras fortalece el sistema inmunológico, ayudando al organismo a combatir infecciones, virus y otros agentes patógenos. Este efecto se ve potenciado por los compuestos antioxidantes que protegen las células contra el daño causado por los radicales libres, un factor que puede contribuir al envejecimiento prematuro y a diversas enfermedades crónicas.
Contraindicaciones del consumo de peras
A pesar de sus múltiples beneficios, el consumo de peras no está exento de contraindicaciones en ciertos casos, como ocurre con todos los alimentos. Según la FEN, una de las principales precauciones está relacionada con las personas que padecen intolerancia a la fructosa. Esta condición impide la correcta absorción de la fructosa, un azúcar natural presente en las peras, lo que puede provocar síntomas como hinchazón abdominal, gases o diarrea.
Las personas con síndrome de malabsorción o problemas digestivos también deben consumirlas con moderación, ya que el alto contenido de fibra podría generar molestias gastrointestinales como cólicos, flatulencias o evacuaciones más frecuentes.
En casos raros, algunas personas pueden presentar reacciones alérgicas al consumir peras. Los síntomas de estas reacciones pueden incluir picazón en la boca, hinchazón de labios o lengua, y en casos graves, dificultades respiratorias. Si se experimentan estos síntomas, es fundamental acudir a un profesional de la salud.